José María Sanjuán Urmeneta (Barcelona, 1937-Pamplona, 1968) fue un brillante periodista y escritor, cuya prometedora carrera literaria se vio truncada por una temprana muerte. En las próximas entradas me propongo un acercamiento a su producción cuentística, que está formada fundamentalmente —dejando aparte algunos relatos sueltos[1]— por dos libros: El ruido del sol (1968) y Un puñado de manzanas verdes (1969).
Para escribir el primero de esos dos libros Sanjuán contó con una beca March de Literatura. Se publicó en 1968, y conoció una segunda edición en 1971[2]. Se trata de una colección de quince relatos que tienen en común el mundo del toro y, sobre todo, del torero.
El «Prólogo» de José María Pemán (pp. 9-16) va encabezado por una cita de Eugenio Noel que da una pista sobre el significado del título: «El sol, un sol de estío, lleno de ruidos, alumbraba todo eso». Pemán rememora una entrevista que Sanjuán le hizo, en la que aprendió «cosas de una juventud de nueva conciencia, de una seriedad y una autenticidad pasmosa» (p. 10). Habla de su originalidad y modernidad y recuerda que ganó el premio «Hucha de oro» con un cuento «impresionante», «novísimo»: el autor «parecía resuelto a hacerse una vida literaria ahorrando clasicismo en hucha de oro, y despilfarrando sus rentas en originalidad y modernidad» (p. 12). Nos informa asimismo de que, ya enfermo, Sanjuán organizó desde la cama este libro de relatos, El ruido del sol: «Buen título. El sol, sobre todo en los toros, es vociferante y ruidoso: como la luna, sobre todo para los enamorados, es confidente y romántica» (p. 14).
Sigue comentando Pemán que estos «relatos de cosas de toros y toreros» nacieron un verano en el que el autor fue de plaza en plaza tras Antonio Ordóñez. Algunos de ellos recuerdan a Hemingway, aunque en su opinión son otra cosa: «En Sanjuán ha vuelto a funcionar el modo de hacer del cuento una “supernovela” que se escapa hacia el poema lírico» (p. 15). Con el «estímulo melancólico del más vivo y colorista de los temas», el de toros y toreros, Sanjuán produce una «renovación literaria y poética», que explica así:
Sus relatos —poemas— remachan su originalidad, además de por la manera de hacer, por su escorzo de contemplación. En el libro de Sanjuán está todo lo más humano y recóndito del tema profundísimo. Son las narraciones taurinas de antes y después de la corrida (pp. 15-16).
Y concluye Pemán que el autor es «el narrador-poeta de la más densa colección de escenas taurinas, generalmente sin toro».
Los títulos de los quince cuentos (cuyo comentario iré abordando en las próximas entradas) son: «La espera», «Lo que tú siempre quisiste ser», «Un olor a leña húmeda y quemada», «La gran tarde», «El triunfador», «Una lluvia suave y pegajosa», «El silencio está lleno de ruidos», «Un día es un día», «El aire sabe a caliente», «El extraño», «La camisa amarilla», «Las cenizas de todos nosotros», «No es bueno volver a empezar», «Mañana será un hermoso día» y «El último tercio».
[1] Por ejemplo, «El cerco», publicado en Cuadernos Hispanoamericanos, núm. 150, junio de 1962, pp. 354-358 (impreso también en edición exenta: El cerco, Madrid, Imprenta del BOE, 1962, 5 pp., en tirada aparte de la revista); o «Una nueva luz», recogido en Los mejores cuentos. Antología de premios «Hucha de Oro», Madrid, Novelas y cuentos (EMESA), 1969, vol. I, pp. 19-23 (puede leerse también en Una nueva luz y vientinueve premios más. El cuento en la literatura española actual, Madrid, Confederación Española de Cajas de Ahorros Benéficas, 1966, pp. 3-8; se publicó también en prensa con el título «Las luces de Bartimeo»).
[2] José María Sanjuán, El ruido del sol, Barcelona-Tarragona-Madrid, Ediciones Terra, 1968, con dibujos interiores de Juan José Plans y prólogo de José María Pemán; José María Sanjuán, El ruido del sol, 2.ª ed., Barcelona, Destino, 1971 (colección Áncora y Delfín, núm. 372), también con prólogo de Pemán, edición por la que citaré.