El soneto «La Samaritana», de José Tomás de Cuéllar

Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: «Dame de beber». 
(
Juan, 4, 7)

Vaya para hoy este soneto del escritor, periodista, político y diplomático mexicano José Tomás de Cuéllar, conocido por el seudónimo Facundo (Ciudad de México, 1830-Ciudad de México, 1894). Pertenece a su poemario Mis primeros versos (1848), que forma la segunda parte del tomo VIII de La linterna mágica​ (pp. 157-158), una Colección de novelas de costumbres mexicanas, artículos y poesías formada por 24 tomos que Cuéllar fue publicando entre 1889 y 1892.

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II Guercino (Giovanni Francesco Barbieri), «Jesús y la samaritana en el pozo» (c. 1640-1641). Museo Nacional Thyssen-Bornemisza (Madrid).
II Guercino (Giovanni Francesco Barbieri), «Jesús y la samaritana en el pozo» (c. 1640-1641). Museo Nacional Thyssen-Bornemisza (Madrid).

«Dadme a beber del agua de la vida»
dijo Sarai[1] a Cristo allá en Samaria,
incrédula tal vez y temeraria.
Jesús al ver a la mujer perdida[2]

delante de él con la cabeza erguida
cabe el brocal del pozo solitaria,
levantó, como losa funeraria,
el velo de su historia envilecida.

Tiembla Sarai, espántale la oscura
vergonzosa memoria del pasado:
«Dadme a beber» —repite, ansiando calma.

Del Redentor escucha la voz pura,
y en medio de su lloro acrisolado
en aguas de la fe bañó su alma[3].


[1] Sarai: en el cristianismo oriental se denomina a la mujer samaritana Photine, Photini o Photina (Φωτεινή, de φως, ʻla luminosaʼ), transcrito también como Fotina. En cuanto al nombre de Sarai, se encuentra en el Antiguo Testamento, como mujer de Abraham y madre de Isaac. Ignoro de dónde viene el aplicar a la Samaritana el nombre de Sarai, pero tiene cierta tradición en Hispanoamérica: cfr. «Así hablaba Sarai, la bella Samaritana, conocida hasta entonces en Sichar por sus infortunios y por el atractivo de sus gracias, a las que pocos hombres sabían permanecer insensibles» («La Samaritana», en Las mujeres de la Biblia, en El Espectador de México, p. X). La composición «Versos por la Samaritana» del poeta popular chileno Juan Bautista Peralta comienza: «Jesús con mucha dulzura / agua a Sarai le pidió. / Esta todo le negó / según dice la Escritura».

[2] mujer perdida: tradicionalmente, la samaritana está representada como una joven mujer pecadora, que había tenido cinco maridos y que, cuando se encuentra con Jesús en el pozo de Jacob, en Siquem, vivía con un amante (ver Juan, 4, 16-18). De ahí también la indicación del v. 8 «su historia envilecida».

[3] Tomo el texto de Wikisource. Antecede al poema la dedicatoria «A mi querido maestro y amigo don Lorenzo Aduna».

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