Voy a resumir con cierto detalle la acción de esta pieza dramática de José Robreño, Don Quijote y Sancho Panza en el castillo del Duque[1], dado que no es una obra demasiado conocida y (al menos hasta donde se me alcanza) no cuenta con bibliografía específica. Externamente, se divide en cuatro actos que, como ya apunté en una entrada anterior, sintetizan las principales aventuras del palacio ducal, calificadas al interior del texto como «este enjambre de embelecos» (v. 668). Y todo ello para lograr la risa desenfadada de los Duques, como ponen de manifiesto estas réplicas cambiadas entre ambos en el momento en que los criados soplan con unos fuelles a don Quijote y Sancho (en la aventura del vuelo mágico de Clavileño):
DUQUE.- Duquesa, yo de la risa
estoy casi que reviento.DUQUESA.- No es extraño, pues a mí
me a va suceder lo mesmo (vv. 1112-1115).
Véase además el tenor de las palabras del Duque a Sansón Carrasco, con las que se lamenta de que se le acabe la diversión, una vez que ha derrotado a don Quijote:
Vaya usted con Dios. Me pesa
que haya atajado tan pronto
de mi huésped las proezas,
pues con sus locuras daba
margen a la Europa entera
para admirarse y reírse (vv. 2116-2121).
Como en el modelo cervantino, como en tantas otras recreaciones literarias, don Quijote causa admiración y risa a quienes lo conocen y contemplan.
La acción de la obra comienza in medias res, cuando el Mayordomo anuncia a Altisidora y al grupo de criados y criadas la intención del Duque de burlarse de don Quijote, pero sin propasarse:
… porque es loco, aunque en efecto
tiene ciertos intervalos
que pudiera competir
con el más profundo sabio;
sólo los malditos libros
a que ha sido aficionado
de caballería andante
los sesos le trastornaron (vv. 3-10).
Altisidora ha frecuentado también esos mismos libros de caballerías y entiende de «asuntos caballerescos»; además sabe los sucesos de don Quijote porque leyó la Primera Parte de su historia, así que ella guiará a las demás doncellas en la farsa. El Mayordomo insiste en el tono de moderación en que deben mantenerse las bromas: «Te encargo / no le hagas alguna burla / que se incomoden los amos» (vv. 50-52).
Luego, el Duque y la Duquesa, con todos sus criados, dan la bienvenida a don Quijote y le ponen un manto escarlata. Saludan «al valiente, al fuerte, al bravo / caballero sin igual / y nunca bien ponderado / don Quijote de la Mancha» (vv. 66-69). Sancho Panza, sorprendido de que agasajen a su amo, pide a doña Rodríguez que acomode y atienda al rucio. Saltan ya las primeras chispas de la fricción entre Sancho Panza y la vieja dueña, y don Quijote reprende a su escudero por usar un estilo bajo en el palacio.
Sigue una escena en la que Altisidora requiebra y solicita de amores a don Quijote, quien a su vez recuerda la fidelidad de su amor a Dulcinea. La muchacha lo maldice por su desdén y se desmaya. Es esta una escena resaltada por la métrica —caso único en toda la obra—, pues se desarrolla en un vivaz romancillo de rima aguda en -á. Después, el criado Ramírez, al verlos en una actitud equívoca, cree que don Quijote está seduciendo a Altisidora y ofendiendo así a los Duques. Pero don Quijote no está dispuesto a reñir con un criado e indica que lo hará en su nombre Sancho Panza; este se niega (se producen aquí algunos momentos de humor, a propósito de su cobardía) alegando que él solo sabe mandar (incluye en su justificación un largo relato intercalado). El Duque media en la pelea entre don Quijote y el criado de palacio y le ofrece a Sancho Panza el gobierno de una ínsula. Sancho cuenta entonces otro cuento, tras lo cual el Duque reitera el ofrecimiento de una ínsula que tiene «de nones».
En la parte final del Acto Primero, el Duque invita a comer a don Quijote. Por su parte, la dueña Rodríguez cambia de opinión respecto a Sancho Panza al ver que va a ser gobernador y ahora se muestra interesada por él, pero este la rechaza por vieja (con esta escena humorística se remata el acto).
En el Acto Segundo, la conversación inicial entre el Mayordomo y Altisidora evoca la aventura —no mostrada en escena— del lavatorio de barbas. El Mayordomo felicita a Altisidora porque su «traza e ingenio» han logrado «alucinar» al «andante caballero». Entran después unos enlutados, encabezados por el Criado 2.º, que hace de Trifaldín de la Blanca Barba y anuncia la llegada de la Condesa Trifaldi, «llamada del Desconsuelo / o la Dueña Dolorida». Sigue, mientras tanto, la humorística rivalidad de Sancho Panza con doña Rodríguez, que andan una vez más a la greña.
Llega entonces Joaquina, que representa el papel de Dueña Dolorida, y relata su historia y la de sus damas barbadas (castigo del gigante Malambruno). Después traen a Clavileño, suben a su lomo don Quijote y Sancho y se escenifica el falso vuelo y la caída final en medio de ruidos y estallido de cohetes, todo de forma similar a como se narra en la novela cervantina. El acto se cierra con el anuncio del gobierno de la ínsula Barataria por parte de Sancho[2].
[1] He manejado la edición original (Don Quijote y Sancho Panza en el castillo del Duque. Comedia en cuatro actos y en verso original de don José Robreño, Barcelona, en la imprenta de J. Torner, 1835), pero las citas del texto serán por número de versos, que corresponden a la edición moderna que estoy preparando en la actualidad.
[2] Remito para más detalles a Carlos Mata Induráin, «Una recreación dramática del Quijote en pleno triunfo romántico: Don Quijote y Sancho Panza en el castillo del Duque (1834-1835), de José Robreño», en Alexia Dotras Bravo, José Manuel Lucía Megías, Elisabet Magro García y José Montero Reguera (eds.), Tus obras los rincones de la tierra descubren. Actas del VI Congreso Internacional de la Asociación de Cervantistas (Alcalá de Henares, 13 al 16 de diciembre de 2006), Alcalá de Henares, Asociación de Cervantistas / Centro de Estudios Cervantinos, 2008, pp. 535-554.
¿Dónde se supone que transcurre la aventura del duque, la duquesa, Clavileño… ? He oído que en Cogolludo, por eso quizá llega hasta por ahí La Ruta de Don Quijote pq desde luego La Mancha regional no abarca La Campiña de Guadalajara. Pero con ese reclamo, se denomina la ruta hasta La Sierra quizá para atraer turismo.
Muchas gracias, María del Carmen, por su comentario. Algunos estudiosos identifican a los innominados Duques del Quijote con los duques de Villahermosa, y el palacio sería entonces el de Pedrola (en Zaragoza). Pero no debemos olvidar que estamos ante una obra de ficción y que no es posible identificar a ciencia cierta los espacios de la novela que Cervantes no menciona explícitamente (comenzando por el famoso «lugar de la Mancha»). Puede ver, por ejemplo, este trabajo de Alfredo Baras Escolá:
http://www.cervantesvirtual.com/descargaPdf/los-duques-de-don-quijote-y-la-casa-de-gurrea-y-aragon/
Saludos cordiales,
Carlos Mata Induráin