Literatura de Pasión: el soneto de Quevedo «A la muerte de Cristo, contra la dureza del corazón del hombre»

En fin, Francisco de Quevedo, aunque hoy quizá resulte más conocido para el público general por su faceta de escritor satírico y burlesco, cultivó igualmente diversos temas de la poesía grave (poemas encomiásticos, metafísicos, morales, amorosos…). En ese terreno de su poesía seria podemos encontrar algunos poemas religiosos tan emotivos como este, titulado «A la muerte de Cristo, contra la dureza del corazón del hombre», en el que se recuerdan además (en los cuartetos) las señales ocurridas en aquel momento (eclipse, terremoto, etc.):

Muerte de Cristo

Pues hoy derrama noche el sentimiento
por todo el cerco de la lumbre pura,
y amortecido el sol en sombra obscura
da lágrimas al fuego y voz al viento;

pues de la muerte el negro encerramiento
descubre con temblor la sepultura,
y el monte, que embaraza la llanura,
del más cercano se divide atento;

de piedra es, hombre duro, de diamante
tu corazón, pues muerte tan severa
no anega con tus ojos tu semblante.

Mas no es de piedra, no, que si lo fuera,
de lástima de ver a Dios amante,
entre las otras piedras se rompiera.

Hasta aquí este recorrido panorámico por la literatura del ciclo de la Pasión en los autores españoles de los Siglos de Oro. Por supuesto, este tema se prolonga a lo largo de los siglos XVIII y XIX, y sigue con pujanza en el siglo XX y hasta llegar a nuestros tiempos, con muchos autores que ahora no me detengo a mencionar siquiera. Queda pendiente para otra Semana Santa.

3 comentarios en “Literatura de Pasión: el soneto de Quevedo «A la muerte de Cristo, contra la dureza del corazón del hombre»

  1. Fabuloso, Carlos, este recorrido literario que has aportado relativo a los temas de Pasión. Sublime e impecable, sobre todo, en esa tríada, como bien los nombras, de «primeros espadas». Porque es complicadísimo abordar un tema de tan profunda religiosidad y erudito conocimiento con rigor, solidez, recogimiento y sin caer en tópicos fáciles. Solo ellos podían hacerlo. Lección magistral, de verdad. Gracias.

  2. Pingback: El soneto de Quevedo «Vinagre y hiel para sus labios pide» | Ínsula Barañaria

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.