Para celebrar la festividad de la Epifanía del Señor, en esta mañana de ilusión e ilusiones, y dedicado a todos los niños, y también a aquellos mayores a los que todavía les asoma un niño soñador en la ventana de sus ojos, copiaré aquí el bello poema de Carlos Murciano titulado «Soneto para la madrugada de un seis de enero»:
Abro el balcón de pronto. Está vacío.
Un pájaro se escapa cielo arriba
y en la baranda, entre la nieve viva,
va desangrándose un clavel tardío.Buenos días, Invierno. Nada. Frío
y nada. Y soledad. La luz, esquiva,
juega a poner de acíbar mi saliva,
sombría el alma, el corazón sombrío.De niebla, silenciosos, cruzan ellos
y silenciosos cruzan sus camellos
para no despertar a la alegría.Pero como les vi pasar, mañana
habrá un niño asomado a la ventana
de mis ojos, soñando todavía[1].
[1] Cito por la antología Porque esta noche el Amor. Poesía navideña del siglo XX, introducción y selección de poemas por Miguel de Santiago y Juan Polo Laso, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1997, p. 204.
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