Tres jueves hay en el año
que relucen más que el sol:
Jueves Santo, Corpus Christi
y el día de la Ascensión.
(popular)
Ya en años anteriores hemos dado entrada en este blog a poemas de Lope de Vega dedicados a la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Así, por ejemplo, entre otros, los titulados «A Cristo en la Cruz» (romance), «A la despedida de Cristo nuestro bien de su Madre Santísima», «A la muerte de Cristo Nuestro Señor» o «Al entierro de Cristo», además del soneto que comienza «Muere la vida y vivo yo sin vida…» o el célebre «Pastor que con tus silbos amorosos…». Vaya para este día de Jueves Santo una nueva composición del Fénix, el Soneto LXXXV de sus Rimas sacras, que comienza «Dulce Señor, mis vanos pensamientos…». En él la voz lírica muestra la confianza que tiene para lograr mantener los fundamentos divinos frente a sus «vanos pensamientos» (v. 1), pero no en virtud de sus propias fuerzas (habla de «mi flaqueza […] ligera más que los mudables vientos), sino por la «defensa y piedad» de Dios (v. 10) y «la sombra de tu cruz divina» (v. 12). En efecto, como anota Carreño a propósito de los vv. 13-14, «Los cuatro elementos símbolos de la desarmonía y del aciago cósmico no podrán doblegar a quien se refugia en la sombra de la cruz».
El texto del soneto es como sigue:
Dulce Señor, mis vanos pensamientos
fundados en el viento me acometen,
pero por más que mi quietud inquieten
no podrán derribar tus fundamentos.No porque de mi parte mis intentos
seguridad alguna me prometen
para que mi flaqueza no sujeten,
ligera más que los mudables vientos.Mas porque si a mi voz, Señor, se inclina
tu defensa y piedad, ¿qué humana guerra
contra lo que Tú amparas será fuerte?Ponme a la sombra de tu cruz divina,
y vengan contra mí fuego, aire, tierra,
mar, yerro, engaño, envidia, infierno y muerte[1].
[1] Cito por Lope de Vega, Rimas humanas y otros versos, ed. y estudio preliminar de Antonio Carreño, Barcelona, Crítica, 1998, p. 637.