«Blanca niña, muerta, habla con su padre», de María Victoria Atencia

María Victoria Atencia (Málaga, 1931- ) acaba de ser galardonada con el Premio Nacional de las Letras Españolas 2025, en reconocimiento al conjunto de su labor literaria. Perteneciente a la Generación del 50 o del medio siglo, desde muy joven estuvo ligada al grupo poético de Caracola. Entre sus obras destacan títulos como Arte y parte (1961), Cañada de los Ingleses (1961), Marta & María (1976), Los sueños (1976), El mundo de M. V. (1978), El coleccionista (1979), Compás binario (1984), Paulina o el libro de las aguas (1984), Trances de Nuestra Señora (1986), De la llama en que arde (1988), La pared contigua (1989), La intrusa (1992), El puente (1992), Las contemplaciones (1997, Premio Andalucía de la Crítica y Premio Nacional de la Crítica 1998), Las niñas (2000), El hueco (2003), De pérdidas y adioses (2005) y El umbral (2011, Premio Real Academia Española 2012). Existen además varias antologías de su poesía: así, Ex libris, de 1984, con prólogo de Guillermo Carnero, recopila en Visor sus libros poéticos hasta El coleccionista; en 1991 el Ayuntamiento de Málaga dio a las prensas La señal. Poesía 1961-1989, edición de Rafael León, con prólogo de Clara Janés; en 2011 Renacimiento acogió Como las cosas claman (Antología poética, 1955-2010), con prólogo de Guillermo Carnero; y en 2014 Fundación Málaga patrocinó la publicación digital Voz en vuelo (Antología poética 1961-2014), edición e introducción de María José Jiménez Tomé. Más recientemente, en 2021, Cátedra publicó Una luz imprevista. Poesía completa, en edición de Rocío Badía Fumaz.

Copiaré hoy uno de los poemas de Marta & María, concretamente el titulado «Blanca niña, muerta, habla con su padre», escrito en rítmicos alejandrinos:

Aparta el ave umbría que se posó en tus ojos
para quebrar por siempre su vuelo en tu mirada.
¿Era razón de vida que yo me anticipase?
Tanto amor tengo tuyo que no te estoy ausente
pues mi sangre retorna nuevamente a la tuya
y aguardo desde el polvo, floralmente, tu mano.

Me fue puesta esta casa más allá del estiércol:
no podrá contra ella el terral que propaga
a la dama de noche, ni al viento de poniente.
Mi jardinero y padre, siempre aquí es primavera:
tu majestad prosigue sobre las rosas rojas;
sonríe, pues que vives sólo para lo bello[1].

[1] Cito por María Victoria Atencia, La señal. Poesía 1961-1989, prólogo de Clara Janés, edición de Rafael León, Málaga, Ayuntamiento de Málaga, 1991, p. 22.

3 comentarios en “«Blanca niña, muerta, habla con su padre», de María Victoria Atencia

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