No es Jorge Guillén poeta que haya cultivado con especial asiduidad los temas amorosos (no me refiero aquí, claro está, al amor a la vida o a la naturaleza, presente en toda su obra). La suya, lo sabemos, es poesía gozosa, poesía jubilosa, y en este sentido el sentimiento del amor es otra faceta dentro de ese tono de exaltación vital del poeta: amar es la manera de «Ser más»; son varios los poemas de Cántico en que esto se puede observar; lo que no encontraremos será poemas de temática sentimental: ni descripción de la amada, ni análisis psicológicos del sentimiento (celos, nostalgia, etc.). En definitiva, el hecho de que la poesía guilleniana no sea eminentemente sentimental no impide que algunos de sus poemas respondan a un contenido amoroso. Es más, Guillén puede en ocasiones llegar a ser poeta sensual, como ha señalado Aranguren[1]. Veamos qué sucede en esta parte de Final.
En la primera sección hallamos tres poemas que responden claramente a un tema amoroso; son los titulados «La fuerza del pensamiento», «Con Hafiz» y «Francisca Sánchez». Aun así, en ninguno de ellos percibimos la presencia de un yo lírico que se dirija a un tú y que cante su amor. El primero viene a ser una breve exposición «teórica», una definición o caracterización del amor platónico, reinterpretado por Petrarca (tanto la cita del Trionfo d’Amore como el propio título del poema y su primer verso, «Se querían a distancia», nos ponen ya en la pista del contenido). La esencia de este tipo de amor neoplatónico —de secular tradición literaria— queda recogido en estos cuatro versos: «Una mujer entrevista / Con tanta hermosura ignota / Se convierte en ideal / De un amor que no se agota».
«Con Hafiz», colocado inmediatamente después, nos introduce en el terreno de la lírica amorosa árabe que, aunque tiene puntos de contacto con el amor cortés y trovadoresco, es una poesía mucho más sensual; en el poema eso se refleja en la selección del vocabulario: vergel, florido, rosas, alba, antorcha, seducía… Al mismo tiempo, se introduce el tópico poético de la fugacidad de la rosa, símbolo por excelencia de la belleza juvenil y del amor apasionado: «“Nos es infiel la rosa en su sonrisa.”».
En «Francisca Sánchez» (evocación de la amada española de Rubén Darío) se pinta a la mujer salvadora, no al modo romántico, sino de una forma más sencilla: «… En un profundo sentimiento humilde / Fraterno con acento a lo cristiano»; se trata de la mujer como compañera en el desconsuelo —desvalimiento, naufragio, desconcierto— de la persona amada: «Este muy fiel amor será su amparo».
En la segunda sección, «Otras variaciones», podemos considerar tres poemas que presentan claramente el amor como tema central: «Pervigilium Veneris», «Poliziano» y «Ronsard. Les amours». El primero es una exhortación —teñida con tintes clásicos; consúltese el artículo de Alvar[2]— a gozar del amor que se resume en los dos versos repetidos como estribillo: «Ame mañana quien no ha amado nunca, / Y quien ya ha amado ame aún mañana». Por un lado, enlaza con el último poema de la anterior sección, «Primavera sin rito»; por otro, se relaciona con el poema cuarto, que es una variación del más famoso de los Sonetos para Helena de Pierre de Ronsard («Quand vous serez bien vieille, au soir, à la chandelle…»), otra invitación a gozar del amor en la juventud antes de que el paso del tiempo marchite la belleza juvenil y ya sea demasiado tarde: «Vivid, hacedme caso, no esperéis a mañana, / Y desde hoy coged las rosas de la vida» (tópico literario del «Collige, uirgo, rosas» repetido innumerables veces desde Ausonio).
En «Poliziano» sí que encontramos una descriptio puellae, y es así porque lo que hace aquí Guillén es citar el texto original italiano, ofrecer una traducción más o menos ceñida a ese original y, en fin, darnos su particular variación del texto.
Ya en la tercera sección, solamente he podido encontrar un poema en el que está presente, de algún modo, la temática amorosa: es el dedicado a la poetisa «María Victoria Atencia», que se puede relacionar con «Francisca Sánchez» por ofrecer la misma imagen de la mujer como salvación:
Suena la voz de la mujer que ayuda,
Nos ayuda y anima,
generosa
Con la serenidad que es una gracia
Tan próxima y ausente, recatándose
Desde un centro radioso de hermosura.Rendición al encanto femenino.
Como conclusión de todas estas entradas dedicadas a Jorge Guillén, puede señalarse que, de la misma forma que Final constituye una buena síntesis de Aire Nuestro, «En tiempo fechado» es, desde el punto de vista temático, un buen compendio de Final, ya que recoge los principales temas guillenianos, estén tratados con mayor o menor profundidad. Y es que, como acertadamente nos recuerda Gómez Yebra, «Guillén fue Guillén hasta el último de sus poemas»[3].
[1] Ver sus palabras en José Luis Aranguren, «La poesía de Jorge Guillén ante la actual crisis de los valores», en Biruté Ciplijauskaité (ed.), Jorge Guillén, Madrid, Taurus, 1975, p. 259.
[2] Manuel Alvar, «Pervigilium Veneris», Boletín de la Real Academia Española, LXIV, 1984, 59-69.
[3] Antonio Gómez Yebra, «El último Guillén. Hacia una segunda edición de Final», Anales de Literatura Española de la Universidad de Alicante, 5, 1986-1987, p. 172. Ver para más detalles Carlos Mata Induráin, «La cuarta parte de «Final», de Jorge Guillén: «En tiempo fechado». Ordenación temática», Rilce. Revista de Filología Hispánica, 13.1, 1997, pp. 74-101.
Aunque eludes decirlo, no te añado nada pues imagino que obviamente lo sabes : Francisca Sanchez es la compañera de Rubén Darío : «Francisca Sanchez, acompáñame» tabla de salvación del poeta nicaragüense .(y abuela, por cierto . o bisabuela- de la periodista Rosa Villacastín). El amor conceptual de Guillén ciertamente, dentro de una calidad notable, no es su fuerte, quizá resulta poco contagioso, cosa que sí es su «Cántico». Es también conceptual Salinas, y es sin embargo un poeta del amor.
Veo, Charo, que no había respondido nada a este comentario tuyo, del pasado mes de agosto: ufff, entonces andaba de vacaciones por Chile, con toda la familia, y se me pasó responder algo… Sí, tienes razón, el poeta se refiere a Francisca Gervasia Sánchez del Pozo, «la mujer española de Rubén Darío». Muchas gracias por tu atinado comentario, que completa mi escueto comentario sobre el poema, que no va contextualizado y le faltaba, en efecto, esa información. Para quienes estén interesados en conocer más de Francisca Sánchez, aquí van algunos enlaces:
http://madridafondo.blogspot.com.es/2013/04/francisca-sanchez-la-jardinera-que.html
http://lapiedraalta.wordpress.com/2012/03/05/francisca-sanchez-a-la-sombra-y-la-luz-de-ruben-dario/
http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-mujer-de-ruben-dario–0/html/ffe92ef0-82b1-11df-acc7-002185ce6064_1.html