Veamos, en fin, otras cuatro citas más breves, correspondientes a distintos críticos. La primera es de Emilio Orozco Díaz:
Porque el verdadero protagonista del drama del Barroco es el tiempo[1] .
Por su parte, José Manuel Blecua considera:
De aquí, de lo fugitivo de la existencia, derivará la melancolía del Barroco, tan bien conocida, lo mismo que el pesimismo y el desengaño, que lleva a las ideas de que la vida es sueño o simplemente nada, como dirá Quevedo[2] .
Jaime Siles nos ofrece las siguientes reflexiones:
El siglo XVII describe un movimiento de negatividad, de falta de fe en los ideales del Imperio, de crisis ideológica, de frustración y de desequilibrio. Todo lo cual —como suele suceder en el barroco— no se manifestará de un modo claro, sino mediante una traslación al nivel de lo simbólico, al de la caracterización indirecta o al de la alusión metonímica.
[…]
La desconfianza en el principio rector de la política imperial tomará cuerpo en múltiples manifestaciones. Una de ellas, la más patente, por ser, aun tiempo, disfraz de una desconfianza y resultado de un agotamiento espiritual, es el desengaño. Bajo él se oculta una falta de fe en el presente que, a menudo, se asimila al tema de la soledad. Desengaño y soledad integran un binomio que […] se repite, bien por separado o bien junto[3] .
En fin, Ignacio Arellano escribe:
La perspectiva de desengaño se fundamenta en el tiempo y la muerte. Se siente la angustia del existir como camino hacia la muerte: «sepultura portátil» llamará Quevedo al cuerpo. La vida es un sueño; la apariencia de riqueza y poder, una vanidad[4] .
[1] Emilio Orozco Díaz, Manierismo y Barroco, Madrid, Cátedra, 1975, p. 57.
[2] José Manuel Blecua, «Introducción» a Poesía de la Edad de Oro, II, Barroco, Madrid, Castalia, 2003, pp. 10-11.
[3] Jaime Siles, El barroco en la poesía española. Conscienciación lingüística y tensión histórica, Pamplona, Eunsa, 2006, pp. 111-113.
[4] Ignacio Arellano, «Introducción» a Poesía del Siglo de Oro (Antología), Madrid, Editex, 2009, p. 11.
Excelentes observaciones, me son muy útil para el aprendizaje de este período. Muchas gracias.
Cuando J.C. Cela, celebrado autor de La Colmena y La familia de Pascual Duarte, en los años setenta escribe su Oficio de Tinieblas, una novela típica del barroco del s. 20, cree usted que esta mencionada novela, como las obras de los escritores del barroco del siglo XVII, es también una especie de disidencia al franquismo y a su época?
Hermoso cuadro de la «vida quieta»
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