No es mucho lo que sabemos acerca del autor de El amor hace milagros, Pedro Benito Gómez Labrador, más allá de lo que él mismo declara al frente de su comedia, en cuya portada leemos: «Por el bachiller don Pedro Benito Gómez Labrador, profesor de Derecho Real en esta Universidad de Salamanca y Presidente de su Real Academia de Leyes»[1]. Algunos pocos datos adicionales los proporciona Herrera Navarro en la ficha que le dedica en su catálogo:
Marqués de Labrador.
Nació en 1765 en Valencia de Alcántara. Estudió en la Universidad de Salamanca, Latinidad, Artes, Filosofía Moral y Leyes, obteniendo el grado de Bachiller en esta disciplina el 22 de junio de 1782. En 1784, era Profesor de Derecho Real en dicha Universidad y Presidente de su Real Academia de Leyes. Dos años después obtuvo el grado de Licenciado en Leyes en la misma Universidad, en la que tuvo amistad con Meléndez Valdés. Fue diplomático. Representó a España en el Congreso de Viena de 1815, y parece que vivió el resto de su vida en el extranjero. En 1849, octogenario, publicó en París su obra Mèlanges sur la vie privée et publique du Marquis de Labrador[2].
No se trata, por tanto, de un escritor con cierto volumen de producción literaria, sino de un jurista que, en un determinado momento, escribe una reescritura cervantina y la publica en 1784 (no tenemos constancia de su posible representación). El título completo de la obra es El amor hace milagros. Comedia nueva, tomada del capítulo veinte del Libro II de la historia de don Quijote de la Mancha. Y el pie de imprenta reza así: «Con licencia, en Salamanca, en la imprenta de la viuda de Nicolás Villargordo. Año de 1784»[3].
Unas palabras a modo de lema preceden al texto: «Con usado en el arte atrevimiento / al que pastor Cervantes nos describe / mudado en estudiante vos presento». Y, en efecto, en el transcurso de la pieza se nos presentará a Basilio como estudiante, si bien tal caracterización no parece tener una funcionalidad especial, salvo quizá la de subrayar su ingenio y agudeza.
El texto consta de 1950 versos[4]. Apreciamos en ella el uso de la polimetría, aunque las formas métricas utilizadas no son demasiado variadas y predominan los largos pasajes en romance. La sinopsis métrica es la siguiente:
Acto primero
vv. 1-64 octavas reales
vv. 65-514 romance á a
vv. 515-638 romance é a
Acto segundo
vv. 639-762 romance í o
vv. 763-818 octavas reales
vv. 819-918 romance á a
vv. 919-1177 romance é o[5]
vv. 1178-1295 romance á a
Acto tercero
vv. 1296-1331 silva de pareados
vv. 1332-1644 romance é a
vv. 1645-1950 romance á a
Las cifras totales de versos y los porcentajes dejan claro ese predominio absoluto del romance, que suma 1794 versos (92%), frente a 120 versos de octavas reales (6,15%) y 36 versos correspondientes a un pasaje en silva de pareados (1,85%).
Respecto a las (escasas) opiniones críticas que la obra ha merecido, recordaré primero la de Montero Reguera, quien escribe:
La [pieza] del jurista salmantino Gómez Labrador también recrea el mismo pasaje cervantino [que la de Meléndez Valdés]. Así lo indica el autor en el título completo de la obra: El amor hace milagros. Comedia nueva. Tomada del capítulo veinte del libro II de la historia de Don Quijote de la Mancha. En ella aparece la figura de un criado de Basilio, Ginesillo, que es quien le ayuda a conseguir el casamiento con Quiteria. Es una especie de gracioso, «un parlanchín sin substancia», en palabras de Basilio, que nos hace reír con sus recelos y acciones. La obra presenta además largos recitados de Basilio, en los que canta a la naturaleza, al amor, etc., y que van a una sola columna, en tipografía diferente a la del resto del texto. Igualmente al final Camacho se une a la hermana de Quiteria, Isabel en este caso, lo cual indigna a Ginesillo […]. La obra fue publicada en Salamanca, y no tengo noticias de que fuera representada[6].
Y citaré, en fin, una segunda valoración de Caro[7], quien señala lo siguiente:
En El amor hace milagros Gómez Labrador presenta a Don Quijote y Sancho como personajes marginales, al escudero para hacer el típico papel de gracioso de la comedia áurea, aunque aquí Sancho encuentra un compañero inesperado: el mismísimo Ginesillo de Pasamonte es, por gracia de Gómez Labrador, criado de Basilio. De este solo apunte se puede intuir que la intención principal de esta comedia es la parodia, con referencias jocosas a las convenciones teatrales y menciones de los personajes a la realidad extraliteraria, pero su deuda con Meléndez Valdés salta a la vista. Gómez Labrador no recalca la locura del caballero andante y da inicio a su acción cuando Ginesillo el gracioso oye las quejas de su amo y se pregunta cómicamente si no se estaría preparando para subir al púlpito a dar un sermón. Este rasgo se debe entender por lo que vale en la economía de la comedia, esto es rebajar inmediatamente el nivel de dramatismo de los amores pastoriles[8].
[1] Pedro Benito Gómez Labrador, El amor hace milagros. Comedia nueva, tomada del capítulo veinte del Libro II de la historia de don Quijote de la Mancha, Salamanca, en la imprenta de la viuda de Nicolás Villargordo, 1784.
[2] José Herrera Navarro, Catálogo de autores teatrales del siglo XVIII, Madrid, FUE, 1993, p. 217, quien añade algunas otras referencias. Ver, por ejemplo, Cayetano Alberto de la Barrera, Catálogo bibliográfico y biográfico del teatro antiguo español, desde sus orígenes hasta mediados del siglo XVIII, Madrid, Imprenta y Estereotipia de M. Rivadeneyra, 1860, p. 527; Amalio Huarte, «Detalles de la vida universitaria de Gómez Labrador», La Basílica Teresiana, 62, 1919, pp. 249-250; y Francisco Aguilar Piñal, Bibliografía de autores españoles del siglo XVII, tomo IV, G-H-I-J-K, Madrid, CSIC, 1986, p. 236a. José Luis Peset Reig y Mariano Peset Reig, Carlos IV y la Universidad de Salamanca, Madrid, CSIC, 1983, p. 369 escriben: «Pedro Benito Gómez Labrador, que fue profesor de derecho real y presidente de la Academia de Leyes, escribió una comedia, con el título El Amor hace milagros, en 1784, antes de formarse en la escuela de literatos salmantinos que tanta importancia cobraría: Quintana, Álvarez de Cienfuegos, Meléndez Valdés, Juan Nicasio Gallego…». En el Memorial literario, instructivo y curioso de la Corte de Madrid. Enero de 1785, tomo IV, p. 271, Gómez Labrador figura en la «Lista de suscriptores» de esta publicación en Salamanca.
[3] El título se cita a veces como El amor hace milagros o Don Quijote de la Mancha.
[4] Según la edición que estoy preparando, en el marco de nuestro proyecto «Recreaciones quijotescas y cervantinas (RQC)», y que próximamente verá la luz en la serie de «Publicaciones digitales del GRISO». Todas las citas corresponden, por tanto, a esta edición mía.
[5] Falta el verso final de esta tirada de romance.
[6] José Montero Reguera, «Imitaciones cervantinas en el teatro español del siglo XVIII», en Actas del Tercer Coloquio Internacional de la Asociación de Cervantistas, Barcelona, Anthropos, 1993, pp. 123-124. La indicación de que Camacho se casa al final con Isabel, la hermana de Quiteria, y que esto causa la indignación de Ginesillo, no es exacta: el criado se enfada porque falta una doncella para que pueda casarse él, pero no aprecio en el texto ninguna alusión a la boda de Camacho con Isabel.
[7] Ceferino Caro, «Amor contra interés, hijos contra padres: Las bodas de Camacho en el siglo XVIII», Anales cervantinos, XXXVIII, 2006, p. 171. Más adelante (p. 182) insiste en su idea de que «El amor hace milagros y la Comedia Pastoral son inspiración directa del texto de Valdés».
[8] Remito para más detalles a Carlos Mata Induráin, «“¿Por qué me has tirado, Amor, / todo el metal de tu aljaba?”: el episodio de las bodas de Camacho en El amor hace milagros (1784), de José Benito Gómez Labrador», eHumanista/Cervantes, 1, 2012, pp. 103-119.