María del Pilar Contreras y Alba (Alcalá la Real, Jaén, 1861-Madrid, 1930) fue una fecunda escritora en poesía, teatro y prensa, además de compositora. Entre sus obras se cuentan sus seis volúmenes de Teatro para niños (1910), el sainete Ensayo general (1911), Niños y flores (1913), zarzuela en un acto y en verso para párvulos, Los caprichos de doña Casimira, o las tres apariciones (1917), comedia lírica en tres actos, Muñecos y muñecas, o las niñas en el bazar (1917), zarzuela en un acto y en verso, o Qué cosas tienes, Benita (1917), juguete cómico lírico. Tras su matrimonio con Agustín Rodríguez Martín, vicecónsul del Perú, pasó a firmar sus obras como María del Pilar Contreras de Rodríguez.
En su producción poética se cuenta un himno «A Cervantes» y un tríptico de sonetos dedicado a «Mujeres del Quijote», dedicados a Dulcinea, Marcela y Maritornes. Reproduzco hoy el primero de ellos, «Dulcinea»:
Mujer soñada que la mente crea
para que amor le rinda pleitesía,
la vista en su belleza se extasía
y el alma en sus virtudes se recrea.Al surgir en el mundo de la idea
toda pureza y luz, toda poesía,
le da el genio inmortal de la hidalguía
el nombre original de Dulcinea.Para solaz de espíritus perdura,
encarnado en su ser, el simbolismo
sublime del amor, y su figurapor la llama del arte engrandecida
es suprema expresión del idealismo
y es la ilusión, encanto de la vida[1].
[1] Tomo el texto de Enrique Vázquez de Aldana, Cancionero cervantino. En el cuarto centenario de don Miguel de Cervantes Saavedra, Madrid, Ediciones Stvdivm de Cultura, 1947, p. 40, pero introduzco algún leve retoque en la puntuación. Además, en el verso sexto enmiendo la lectura «todo poesía»: prefiero «toda poesía», como «toda pureza y luz», ya que se sigue refiriendo a Dulcinea.