Excesos, desmesuras y extravagancias en «El Príncipe de los Ingenios Miguel de Cervantes Saavedra», de Manuel Fernández y González (libro segundo)

En el libro segundo, «De Roma a Lepanto», la acción de la novela[1] de Fernández y González se traslada a la ciudad del Tíber. Es agosto de 1571 y Cervantes sigue al servicio del cardenal Aquaviva. En lo que a amores se refiere, nuestro héroe se debate ahora entre doña Magdalena y donna Beatriz. El relato incidirá en este tramo novelesco en el carácter luciferino de la hermosa Abigal, equiparada habitualmente a Satanás. Dos son, en esta segunda parte de la narración, los principales elementos de intriga para mantener en suspenso al lector: por un lado, la existencia en Roma de dos sociedades secretas, ambas al servicio de la Reforma protestante, llamadas Los Implacables (son las cabezas pensantes del movimiento) y Los Apuñaladores (el brazo armado ejecutor de sus acciones). Ambas sociedades están encabezadas, respectivamente, por el cardenal Julio Aquaviva (¡!) y por el capitán Rugiero Staglioni, también conocido como el conde Spungatti (la aparición de un mismo personaje con varios nombres e identidades es recurso habitual del subgénero). El nexo principal entre ambas sociedades es precisamente Abigail, mujer de la que están enamorados tanto Aquaviva como Staglioni, y por la cual este terminará traicionando a aquel. En este núcleo narrativo, que se extiende a lo largo de varias decenas de páginas, Cervantes desaparece casi por completo de la escena.

El segundo foco de interés es el amor de Cervantes por Paulina, hija del panadero Bartolini y nieta de la famosa Fornarina (la amante de Rafael y su modelo para el célebre Ritratto di giovane donna).

Rafael Sanzio, Ritratto di giovane donna (La Fornarina) (1518-1519)
Rafael Sanzio, Ritratto di giovane donna (La Fornarina) (1518-1519). Galería Nacional de Arte Antiguo (Roma, Italia).

Cervantes ejerce como secretario —y amante, a juicio de toda la ciudad— de donna Beatriz, la hermana de Aquaviva; pero la antigua pasión que sentía por ella se va enfriando, y eso hace que pueda quedar prendado de Paulina, una bella ragazza de catorce o quince años, doncella angelical de alma pura pese a vivir rodeada de ladrones y malhechores (su padre, Bartolini, es un destacado miembro de Los Apuñaladores). Repitiendo el esquema de movimientos pendulares de la primera parte, Cervantes va a verse indeciso entre el amor menguante que siente por donna Beatriz y el naciente por la joven Paulina.

Narrativamente, la técnica de construcción es similar a la del primer libro, con aparición continua de nuevos personajes, cada uno de los cuales trae aparejado el relato de sus antecedentes (véase, por ejemplo, todo lo relativo a don César Esteban de Chouzán, regidor sevillano apodado El Lobo Español, cuya trágica historia se extiende a lo largo de cincuenta páginas, de la 354 a la 404, ocupando los capítulos V, VI y VII completos). Se sigue haciendo uso de elementos de sorpresa e intriga para mantener atrapada la atención del lector: riñas y asesinatos, máscaras y disfraces, subterráneos llenos de pasadizos secretos, uso de narcóticos, muerte fingida de Abigail, etc., etc. Continúan también las digresiones narrativas de todo tipo, así como las afirmaciones “moralizantes” de valor universal que el narrador extrae al hilo de los sucesos particulares de sus personajes.

En lo que respecta a los hechos históricos que constituyen el telón de fondo de la acción, solo de forma muy tangencial, junto con algunas ligeras pinceladas dejadas caer aquí y allá sobre el Renacimiento o la Reforma protestante, se menciona la Santa Liga de las naciones católicas para combatir al turco, alianza cuya formación tratan de torpedear Los Implacables y Los Apuñaladores, ramas protestantes —de pensamiento y de acción respectivamente, como ya indiqué— que se han infiltrado en todas las esferas de la vida romana[2].


[1] La ficha de la novela es: Manuel Fernández y González, El Príncipe de los Ingenios Miguel de Cervantes Saavedra. Novela histórica por don… Ilustrada con magníficas láminas del renombrado artista don Eusebio Planas, Barcelona, Establecimiento Tipográfico-Editorial de Espasa Hermanos, s. a. [c. 1876-1878], 2 vols.

[2] Para más detalles remito a mi trabajo: Carlos Mata Induráin, «Excesos, desmesuras y extravagancias en una novelesca recreación cervantina: El Príncipe de los Ingenios Miguel de Cervantes Saavedra (c. 1876-1878) de Manuel Fernández y González», Cervantes. Bulletin of the Cervantes Society of America, volume 42, number 1, Spring 2022, pp. 151-173.

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