Las avecillas aparecen en diversas ocasiones en Teresa[1] de Unamuno, pero no se trata de un motivo importante. Ya vimos cómo los ojos de Teresa eran «palomas» o bien, en otra ocasión, «alondras». En la rima 7 leemos «pajarillos», en la 22 «pájaro herido». Predominan las alusiones a las golondrinas, a veces como un recuerdo de los famosos versos de Bécquer (rimas 8, 27, 51 y 95).
En cambio el sueño es un símbolo importante en este poemario, sobre todo por su relación con la muerte, porque dormirse, entregarse al sueño, es «sumirse / en no vivir» (rima 80). En la rima 52 se dice: «Acaso fue nuestra vida / nada más que un aletazo / del Señor, que en el regazo / del sueño nos enterró». A propósito del verso de Bécquer «tu corazón de su profundo sueño…», Teresa señala: «Morir… dormir… soñar acaso, / ¿no me dijiste así? / Soñar entre tus brazos, ¡dulce sueño!». Pertenecen estos versos a la rima 51. En la 77, en fin, Rafael sueña a su amada[2].
[1] Utilizo la edición de Teresa de Manuel García Blanco, en el tomo XIV de las Obras completas de Unamuno, Poesía, II, Madrid, Afrodisio Aguado, 1958, pp. 253-466. Las citas de las partes en prosa se hacen por el número de página; las de los versos, por el de la rima correspondiente. Hay una edición reciente de María Consuelo Belda Vázquez, Madrid, Cátedra, 2018.
[2] Para más detalles remito a mis dos trabajos anteriores: Carlos Mata Induráin, «Amor, vida y muerte en las rimas de Teresa,de Miguel de Unamuno», en Unum et diversum. Estudios en honor de Ángel-Raimundo Fernández González, Pamplona, Eunsa, 1997, pp. 395-412 (análisis centrado en los temas del libro); y «Las rimas de Teresa, un cancionero moderno de amor y de muerte», en Cirilo Flórez Miguel (coord.), Tu mano es mi destino. Congreso Internacional Miguel de Unamuno, Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, 2000, pp. 339-351 (donde atiendo con preferencia a sus motivos y símbolos).