La poesía de Rafael López de Ceráin: «Versos al aire» (2005)

Son nueve las composiciones de este poemario antologadas Cuaderno de versos, y en ellos volveremos a encontrar los temas del amor (o del desamor, más bien), las evocaciones de amistad y los homenajes literarios. Así, en el poema «Divagación», el yo lírico afirma que «no hay amor en la espera, / sino sufrimiento, tristeza»; y manifiesta su deseo de algo que ya no puede ser: «Quién pudiera alzarse y recobrar la vida aquella, entera…». «Deseo» es un apóstrofe y una invitación al tú de la mujer amada para volver a estar juntos y recuperar el tiempo perdido, de forma que el yo lírico pueda «Olvidar esas penas que me donó la vida». Parecidos por su tono e intención son «En estas fechas» y «Aquí y ahora», nuevas constataciones de la pérdida amorosa y de las heridas y dolores que deja la existencia; en el primero, de nuevo construido como apóstrofe a la amada, se insiste en la idea que dio título a un poemario anterior: «Vuelve… pasa el tiempo», con el recuerdo presente y valioso del amor, pero se certifica también que nada queda de ese amor pasado; y en el segundo, además de evocar la mirada ausente de la mujer, se afirma: «pero vive el dolor en mí / si tú no estás».

Cubierta del libro Versos al aire, de Rafael López de Ceráin

«Tus ojos, la distancia» recrea un poema anterior, «El nombre vulnerado» de Trabajos de amor dispersos, del que retoma con retoques algunos versos. De nuevo la amada se representa lejana y fría y el yo lírico se lamenta de la «inútil pretensión de poseerte», afirmando en la parte final:

¿Quién eres? Me preguntas,
fui nadie a la deriva,
mi soledad, este silencio aciago que me habita
pronuncia tu nombre, mientras anuda tu mano,
besa tus labios, amor,
que así se escribe el nombre herido tantas veces,
la dicha que redime de un pasado
en pura luz de gozo y un ahora,
tus ojos delicados pasados por mi rostro.

Los demás poemas del libro son tributos de amistad («Recuerdo», a la memoria de Rafael Gambra, y «En recuerdo de don Álvaro d’Ors») o bien homenajes literarios, a «Jorge Oteiza (En el primer aniversario de su muerte)» (lo evoca en su doble faceta de escultor y poeta) y a «Rulfo» (al que califica de «Rimbaud a lo jalisciense»)[1].


[1] Para más detalles remito a mi trabajo: Carlos Mata Induráin, «“Pero no olvides qué Ítaca eres tú”: los veinticinco años de creación poética de Rafael López de Ceráin (1985-2010)», en Rafael López de Ceráin, Cuaderno de versos. Antología 1985-2010, Madrid, Incipit Editores, 2010, pp. 13-39.

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