La obra poética de Jorge Guillén se fue construyendo a lo largo de los años con una firme voluntad arquitectónica: Cántico, Clamor, Homenaje, Y otros poemas y, por último, Final son los cinco libros que componen un conjunto unitario, Aire Nuestro. La voluntad ordenadora se extiende a cada una de estas obras, cuyos poemas se agrupan en partes, secciones y subsecciones que se responden o contraponen entre sí; con ello consigue Guillén un equilibrio, una sensación de armonía para la totalidad de su producción. Veremos qué es lo que ocurre en Final; para ello, no estará de más recordar esquemáticamente las partes y secciones de que se compone:
1) Dentro del mundo
2) En la vida
I. [Sin título]
II. La expresión
III. [Sin título]
3) Dramatis personae
I. Esa confusión
II. Fuerza bruta
III. Epigramas
IV. Tiempo de espera
V. Galería
4) En tiempo fechado
I. [Sin título]
II. Otras variaciones
III. [Sin título]
5) Fuera del mundo
Como vemos por los títulos, el equilibrio entre las partes es perfecto: «Dentro del mundo» (1.ª) guarda relación con «Fuera del mundo» (5.ª); «En la vida» (2.ª) se corresponde con «En tiempo fechado» (4.ª); en medio queda «Dramatis personae» (3.ª), a modo de eje que articula el conjunto del libro[1]. En cuanto a la forma métrica, de la que no me voy a ocupar, bastará con recordar que en este libro «ni siquiera faltan las clásicas décimas para que Final sea del más puro Guillén»[2].
[1] Para esta estructura interna, ver Antonio Gómez Yebra, «Final de Jorge Guillén. Estructura interna», Hora de Poesía, 38, 1985, pp. 27-31; y Francisco J. Díaz de Castro, «Estructura y sentido de Final de Jorge Guillén», Cahiers d’Études Romanes (Université de Provence), 10, 1985, pp. 139-177. Ver también José Manuel Blecua, «Sobre Final», Boletín de la Real Academia Española, XLIV, 1984, pp. 35-43.
[2] Antonio Romero Márquez, «El Final de Cántico (Un cántico sin final)», Cuenta y Razón, 9, enero-febrero 1983, p. 83; para un estudio completo al respecto, ver también Antonio Gómez Yebra, Estudio métrico de «Final» de Jorge Guillén, Málaga, El autor, 1988. Ver para más detalles Carlos Mata Induráin, «La cuarta parte de «Final», de Jorge Guillén: «En tiempo fechado». Ordenación temática», Rilce. Revista de Filología Hispánica, 13.1, 1997, pp. 74-101.
bajo la influencia de la «poesía pura», la fórmula en vogue en esa década, del vitalismo orteguiano y su literatura «deshumanizada», haciéndose pedazo a pedazo esa España moderna que tanto ansiaba la generación de Guillén, con razón su poesía tiene «una firme voluntad arquitectónica».
De acuerdo contigo, María Eugenia. Aprovecho para decirte que no siempre me da tiempo a responder a todos tus comentarios, aquí en el blog, en LikedIn, etc. Aunque sea verano, no estoy todavía de vacaciones, ando liado con mil cosas a la vez, tenemos ahora, la semana que viene, nuestras actividades de verano (Jornadas de Teatro en Olite y JISO 2013, congreso de Jóvenes Investigadores Siglo de Oro…, así que no siempre me da tiempo a poner una apostilla a tus muchos y valiosos comentarios, que agradezco muchísimo… Un fuerte abrazo.
gracias Carlos, pero fíjate que a veces se me va un gazapo y no me doy cuenta sino hasta una hora después porque ando en varios proyectos; p.e. no me suena bien lo que dije arriba de «deshumanizada» (¿desrealizada? en vez), pero no tengo tiempo de irme al internet a buscar cosas sobre Ortega; así que, si fue mugido, mese perdone porque no es mi campo. Ando embrollada en el tema de: el cine y las novelas hispanas de los 1920s (mención del cine, de películas y de personajes, aplicación de sus técnicas) y me salen Baroja, Blasco Ibáñez, Rubén Darío y una novelista venezolana precocísima, parisina, «moderna» suo modo y actriz. Ya le envié el trabajo (en inglés) a uno sapientísimo en el tema y él me lo va a poder corregir y criticar. Y ya sé a qué critic español se lo voy a mandar, a uno que no se le pasa una mosca entre una manada de elefantes, ¡menudo!. Felicidades con los del JISO y que salgan de ahí buenos siglodoristas. Una buena formación en «Siglo de Oro» es la base de la que debe despegar cualquier OVNI hispanista, de cualquier -ismo imaginable. A mí no me vengan con semiotistas semiotizantes parisinos, que ahi tengo a Góngora que me hincha las medidas. Y, como dijo Carpentier, «en Cervantes está todo».
El de la foto no es Vicente Aleixandre?
Muchas gracias, Álex, por el aviso. Sí, me despisté. Ya está cambiada la foto…
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