Fuera del ámbito idealizado de los versos, en el terreno más prosaico de la pura y dura realidad, Lope aconseja a su amada que inicie los trámites de separación de su marido, y así se comienzan en 1619, logrando Marta que se declarara nulo su matrimonio[1]. Desde entonces las relaciones de los amantes se hacen menos recatadas. Por ejemplo, el Fénix le pedirá el coche al duque de Sessa para ir con Marta-Amarilis a San Isidro.
De esta sacrílega relación resultará una sola hija, Antonia Clara, nacida el 12 de agosto de 1617. Fue su padrino don Antonio de Córdoba y Rojas, conde de Cabra, hijo primogénito del duque de Sessa, si bien Lope había mostrado su deseo de que lo fuera el propio duque, tal como refiere esta carta de junio de 1617:
De los sucesos de Amarilis no hay más de cielo y agua y esperar el puerto con el curso de los días, que en fin no paran; yo lo deseo por mil cosas, y no es la menor volver a emparentar con el Almirante de Nápoles, no porque le quiero poner en las pasadas liberalidades de Feliciana, sino para honrar mi sangre, que sin duda está allí, y porque hasta el cielo que deseo para mis hijos sea de mano de Vuestra Excelencia.
[1] El texto de esta entrada está extractado del libro de Ignacio Arellano y Carlos Mata Induráin Vida y obra de Lope de Vega, Madrid, Homolegens, 2011. Se reproduce aquí con ligeros retoques.