Otros chistes del gracioso, en La celosa de sí misma, presentan mayor complejidad y requieren una explicación algo más detallada[1]. Examinemos este diálogo:
MELCHOR.- Si a ver aquel ángel vuelvo,
no sé cómo he de poder
casarme.VENTURA.- ¿Ángel, y de negro,
con uñas? Llámole diablo.MELCHOR.- Es sol de nubes cubierto.
VENTURA.- Bien dices que es sol… con uñas (p. 1083).
Hay que tener en cuenta que sol con uñas, según recoge el DRAE, es frase figurativa y familiar que sirve para designar a «Este astro cuando se interponen algunas nubes ligeras que no le dejan despedir su luz con toda claridad y fuerza». Así pues, la expresión empleada por el gracioso puede entenderse en dos planos: 1) en primer lugar, la dama es sol con uñas en tanto en cuanto su mano, que se ha comparado metafóricamente con el sol, está cubierta con un guante; 2) pero la dama es también sol con uñas porque, pese a ser sol (metáfora trillada para designar la belleza o la bondad de una persona), oculta tras su apariencia exterior sus verdaderas cualidades e intenciones: es sol ‘mujer hermosa’, pero con uñas, y uñas connota aquí su ‘rapacidad’.
Otro chiste hay en la indicación de Ventura de que la dama misteriosa puede ser una «doncella despalmada / como nave que inverniza» (p. 1102). Despalmar es, en sentido recto, «Limpiar y dar sebo a los fondos de las embarcaciones que no están forradas de cobre» (DRAE), pero cabe entender el participio separando el prefijo des- e interpretando literalmente los elementos componentes, des-palmada. Una doncella despalmada será, pues, una doncella que ha perdido su palma (la palma es el atributo de la virginidad), es decir, una doncella que no es tal.
Un tercer chiste lo encontramos en la afirmación de Ventura de que se ha convertido en lacayo de anillo; dice el gracioso a doña Magdalena: «pues sin haber sido papa / me hacéis de anillo lacayo», en alusión a la sortija que le ha dado la dama. La expresión está calcada sobre obispo de anillo, también llamado obispo in partibus infidelium, que es «El que toma título de país o territorio ocupado por los infieles y en el cual no reside» (DRAE). Luego se juega también con conde de anillo (p. 1149): don Melchor es conde de anillo, en el sentido de ‘falso, que no responde a una realidad verdadera’, pues la condesa con quien se va a casar es igualmente fingida[2].
[1] Todas las citas de La celosa de sí misma corresponden a: Tirso de Molina, Obras completas, III, Doce comedias nuevas, ed. de María del Pilar Palomo e Isabel Prieto, Madrid, Fundación Castro, 1997, pp. 1055-1164. Otra edición moderna es: Tirso de Molina, La celosa de sí misma, ed. de Gregorio Torres Nebrera, Madrid, Cátedra, 2005. Esta entrada forma parte de los resultados de investigación del Proyecto «Identidades y alteridades. La burla como diversión y arma social en la literatura y cultura del Siglo de Oro» (FFI2017-82532-P) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades del Gobierno de España (Dirección General de Investigación Científica y Técnica, Programa Estatal de Fomento de la Investigación Científica y Técnica de Excelencia).
[2] Para más detalles sobre la comedia remito a Carlos Mata Induráin, «Comicidad “en obras” y “en palabras” en La celosa de sí misma», en Ignacio Arellano, Blanca Oteiza y Miguel Zugasti (eds.), El ingenio cómico de Tirso de Molina. Actas del II Congreso Internacional, Pamplona, Universidad de Navarra, 27-29 de abril de 1998, Madrid / Pamplona, Instituto de Estudios Tirsianos, 1998, pp. 167-183.