Traigo hoy al blog una breve evocación quijotesca, «Caballero andante», del poeta colombiano Antonio Silvera Arenas:
Nació en Barranquilla en el año 1965. Estudió la carrera de Estudios Literarios en la Universidad Nacional de Colombia, orientando sus reflexiones en estudios medievales y del renacimiento. Cursó la especialización en Literatura del Caribe, en la Universidad del Atlántico. Es profesor de literatura en universidades de Barranquilla, en donde vive actualmente. […] Es autor de Mi sombra no es para mí (1990), Selección de poemas (1992), Edad de hierro / Mi sombra no es para mí (1998) y de poemas publicados en revistas colombianas. Aparece en dos antologías: Antología de poesía colombiana, de Rogelio Echavarría, e Inventario a contraluz. Por el valor estético de su primer libro, en el año 1993 fue seleccionado como becario en el encuentro de escritores menores de 30 años, denominado Foro Joven, realizado en Mollina, Málaga, España[1].
El texto del poema, que por su sencillez no requiere mayor comentario, reza así:
Es bueno a veces
ensillar el decrépito caballo
y vestir nuestra triste figura
con la vieja armadura del abuelo.Es bueno a veces…
Aunque nadie comprenda
nuestra empresa
y hasta la noble Dulcinea
se burle sin piedad de nuestros sueños[2].
[1] Datos bio-bibliográficos del autor incluidos en Poesía colombiana. Antología 1931-2011, selección, prólogo y notas de Fabio Jurado Valencia, Bogotá, Común Presencia Editores, 2011, p. 387.
[2] Texto del poema recogido en Poesía colombiana. Antología 1931-2011, p. 390.