Solo queda una coda final, que es el bautismo y muerte de Caupolicán[1]. Aquí el episodio tiene una importancia secundaria frente a lo que sucede, por ejemplo, en Arauco domado de Lope y además presenta variantes significativas[2]: en efecto, la orden de matar al toqui no la da aquí don García sino Reinoso, sobrino de Valdivia, que ha mandado empalarlo (se muestra una apariencia: «Corra una cortina y muéstrelo empalado», acot. tras el v. 2710)[3]. Don García se enfada ante esta cruel ejecución: «¡Por vida del rey, tirano, / que estoy por darte la muerte / por hecho tan inhumano!» (vv. 2711-2713), apostrofa a Reinoso. Este se disculpa diciendo que el caudillo araucano murió arrepentido y cristiano. La intercesión de Guacolda en favor de Reinoso permitirá que de nuevo don García se ejercite en el perdón, pero no sin antes lanzarle esta dura advertencia:
pero no por eso abono
su rigor inadvertido;
que aunque las venganzas son
disculpas del corazón,
la nobleza del poder
consistió en poderla hacer,
pero no en la ejecución.
Porque ¿qué más soberanos
hechos, más nobles y humanos
que tener siempre una vida
inferior y agradecida
a la piedad de tus manos? (vv. 2724-2735).
Cabe recordar, en fin, las palabras últimas de la comedia, que resumen —en labios de Bocafría— los rasgos principales del retrato de don García Hurtado de Mendoza:
Y porque otra parte cuente
el fin espléndidamente,
en esta fin da el autor
al piadoso vencedor
y al gobernador prudente (vv. 2751-2755).
En suma, a lo largo de la comedia encontramos toda una serie de comentarios, en boca de los españoles, pero también de los propios araucanos, que subrayan esa piedad y esa prudencia (aplicadas ahora al ámbito de lo militar, como vimos antes en lo que atañía a la gobernación) de don García, que une en su persona rasgos de valor personal, saber, buen juicio, sagacidad, astucia…
[1] Esta entrada forma parte del Proyecto «Autoridad y poder en el teatro del Siglo de Oro. Estrategias, géneros, imágenes en la primera globalización» del Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España (FFI2014-52007-P).
[2] También el episodio de Galvarino (el indio al que los españoles cortan las dos manos para escarmentar a los rebeldes araucanos) aparece tratado aquí de forma más breve y menos trágica que en la pieza de Lope.
[3] Cito por Gaspar de Ávila, El gobernador prudente / The Prudent Governor, ed. de Patricio Lerzundi, Lewiston / Queenston / Lampeter, The Edwin Mellen Press, 2009, con ligeros retoques en la puntuación. Para más detalles sobre la comedia, ver Carlos Mata Induráin, «Del panegírico a la hagiografía: don García Hurtado de Mendoza en El gobernador prudente de Gaspar de Ávila», Hispanófila, 171, junio de 2014, pp. 113-137.