Estructura de la comedia de magia «Don Quijote de la Mancha, resucitado en Italia»

Iré comentando en sucesivas entradas lo relativo a la estructura, los personajes, los recursos escenográficos, el lenguaje, el estilo y la métrica de la comedia de magia Don Quijote de la Mancha, resucitado en Italia[1].

Por lo que toca a la estructura, toda la obra se articula como una sucesión de burlas a don Quijote, enmarcadas por los actos mágicos de su resurrección y de su vuelta al sepulcro. Son episodios yuxtapuestos, sin mayor conexión o articulación entre sí. Esta estructura recuerda vagamente la de la Segunda parte del Quijote, en concreto los capítulos que se desarrollan en el palacio de los Duques[2], en los que una serie de personajes organizan tramas —de mayor o menor complejidad y crueldad— para hacer ver al hidalgo manchego lo que ni sus ojos ni su fantasía ven. Pero no hay pasajes que se puedan considerar con propiedad paralelos de otros de la novela, aunque sí existen, como es lógico, referencias o alusiones que entroncan de forma general con el modelo: los encantadores que ayudan o engañan a don Quijote o la importancia de la dama amada (aunque Dulcinea no está presente en escena, su valor estructural es grande, con varias referencias a su encantamiento). La resurrección del personaje sí remite al capítulo final de la Segunda parte y la mención de la supuesta princesa encantada Clarisea evoca indirectamente las aventuras de la princesa Micomicona y otras similares con damas sojuzgadas por magos y gigantones; don Quijote en el cepo recuerda a don Quijote en la jaula en el momento de su vuelta a casa al final de la primera parte, etc.

DonQuijoteEnjaulado

Pero se trata más bien de reminiscencias vagas, no tomadas sobre pasajes concretos sino sobre estructuras generales de la construcción novelesca cervantina; más bien se han inventado nuevos episodios y burlas, funcionalmente parecidos, pero novedosos en su contenido (aquí, los engaños a don Quijote resultan fáciles, por tratarse precisamente de una comedia de magia). Otros episodios célebres (el yelmo de Mambrino, la dueña Dolorida, la princesa Micomicona…) son meramente aludidos[3], sin mayor aprovechamiento textual ni dramático[4].


[1] El texto se conserva en el manuscrito 16.515 de la Biblioteca Nacional de España (Madrid).

[2] Para esos episodios, véase Augustin Redondo, «Fiestas burlescas en el palacio ducal: el episodio de Altisidora», en Antonio Bernat Vistarini (ed.), Actas del Tercer Congreso Internacional de la Asociación de Cervantistas, Palma, Universitat de les Illes Balears, 1998, pp. 49-62.

[3] En fin, la mención del sepulcro de Dulcinea podría ponerse en relación con su epitafio burlesco, que se lee al final de la primera parte del Quijote: «Del Tiquitoc, académico de la Argamasilla, en la sepultura de Dulcinea del Toboso».

[4] Remito para más detalles a Carlos Mata Induráin, «Don Quijote de la Mancha, resucitado en Italia, comedia de magia burlesca», Anales cervantinos, XXXV, 1999, pp. 309-323. Esta entrada forma parte de los resultados de investigación del Proyecto «Identidades y alteridades. La burla como diversión y arma social en la literatura y cultura del Siglo de Oro» (FFI2017-82532-P) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades del Gobierno de España (Dirección General de Investigación Científica y Técnica, Programa Estatal de Fomento de la Investigación Científica y Técnica de Excelencia).

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