Don Diego Gelmírez es un personaje histórico: se trata del que llegaría a ser primer arzobispo de Santiago de Compostela[1].
El capítulo II del Libro I de la novela de Francisco Navarro Villoslada nos ofrece una presentación completa del personaje, con una descripción que, como es habitual en estas obras, aúna el retrato físico y el moral:
Aparecióse en el umbral el venerable obispo apoyado en humilde báculo y revestido de larga túnica y estola, que desde el año anterior llevaba siempre por especial privilegio del Papa. Frisaba en los sesenta años de edad, y en sus ya decaídas facciones, ruinas de un hermoso monumento, brillaba cierta nobleza y bondad, que las hacían halagüeñas al mismo tiempo que majestuosas. Era alto, enjuto de carnes, pero fornido; su dulce mirada tornábase fácilmente severa, y en uno y otro caso los nevados cabellos, que debajo del ancho sombrero le caían, realzaban aquella severidad y dulzura.
El novelista[2] nos presenta al ilustre prelado como persona grave y seria, pero bondadosa. Dejando de lado que fue uno de los principales señores de su época, en la novela aparece como tímido y asustadizo, temeroso de las asechanzas de la reina. Es uno de los personajes que funciona como quicio entre la historia y la ficción: a la parte histórica corresponde su faceta de valedor, junto con el Conde de Trava, del príncipe don Alfonso, su ahijado; en el plano novelesco, el obispo es el protector del joven Ramiro, su pajecillo, al que cuida con profundo cariño[3].
[1] Ver Enrique Flórez, España Sagrada, tomo XIX, Contiene el estado antiguo de la Iglesia Iriense y Compostelana, hasta su primer Arzobispo, Madrid, Antonio Marín, 1765; y España Sagrada, tomo XX, Historia Compostelana, Madrid, Imprenta de la viuda de Eliseo Sánchez, 1765. Remito también a Antonio López Ferreiro, Historia de la Santa A. M. Iglesia de Santiago, vol. III, Santiago, Imprenta y Enc. del Seminario Conciliar Central, 1900; y Manuel Murguía, Don Diego Gelmírez, La Coruña, Imprenta y Librería de Carré, 1898.
[2] Para el autor, remito a mi libro Francisco Navarro Villoslada (1818-1895) y sus novelas históricas, Pamplona, Gobierno de Navarra, 1995, donde recojo una extensa bibliografía. Y para su contexto literario ver Carlos Mata Induráin, «Estructuras y técnicas narrativas de la novela histórica romántica española (1830-1870)», en Kurt Spang, Ignacio Arellano y Carlos Mata (eds.), La novela histórica. Teoría y comentarios, Pamplona, Eunsa, 1995, pp. 145-198; 2.ª ed., Pamplona, Eunsa, 1998, pp. 113-151.
[3] Ver para más detalles Carlos Mata Induráin, «Navarro Villoslada, Doña Urraca de Castilla y la novela histórica romántica», estudio preliminar a Doña Urraca de Castilla: memorias de tres canónigos, ed. facsímil de la de Madrid, Librería de Gaspar y Roig Editores, 1849, ed. de Carlos Mata Induráin, Pamplona, Ediciones Artesanales Luis Artica Asurmendi, 2001, pp. I-XXV.