Con respecto al lugar que ocupa este libro en el conjunto de la producción poética de Martínez Baigorri, las palabras que le dedica Pilar Aizpún en el apartado «La poesía a partir de 1946» de su introducción a Poesías completas I nos ayudan a contextualizarlo perfectamente. Así, explica:
Es bastante difícil describir brevemente la obra de Ángel desde 1946 hasta su muerte. La unidad temática que había tenido su obra —también su vida— en los diez años pasados en Nicaragua se rompe con su marcha a Nueva Orleans. El paisaje de Nicaragua acompañó y alimentó su poesía durante diez años, fue el marco y la expresión de su interior. Al partir hacia Estados Unidos, dejó atrás ese paisaje y esta es una de las características principales de su nueva poesía. A partir de este momento, su vida es un continuo peregrinar y la naturaleza ya no tiene el protagonismo de sus libros anteriores. La enfermedad, el sufrimiento, la madurez espiritual le hicieron ganar en serenidad, pero nunca pudo deshacerse de la aridez interior que le daba cierta rigidez[1].
Y un poco más adelante añade lo siguiente:
Por otra parte, la estancia en Estados Unidos fue un paréntesis que le permitió entrar en contacto con un mundo y una civilización distintos, mecanizados y frenéticos, que dan lugar al gran poema Ángel en el país del Águila. Su poesía da un giro y se enriquece de un mundo tan desconocido para él como lo había sido antes Nicaragua. Ángel en el país del Águila se divide en una primera parte, «Ángel en el país del Águila», y tres descansos que se sitúan cada uno en un lugar distinto: «La ciudad», «Isleta College» y «El Ranchito»[2]. El tema es la lucha del Ángel, del mundo espiritual por penetrar en el Águila, mundo de la mecánica y el progreso que ha olvidado al Ángel. Finalmente éste entrará en el Águila en la misma ciudad de Nueva York, símbolo y resumen de toda civilización urbana. Rosa M. Paasche no lo incluye en su época de plenitud, que según ella se extendería desde 1948 hasta su muerte y une este libro a su época nicaragüense. Pero ésta es ya una época distinta. Hay temas básicos en su poesía que no cambian, pero el mundo que le rodea sí ha cambiado:
Todo es igual a como lo veía
Y todo es ya distinto
De cómo lo pensé en mi larga ausencia.
El Ángel en la poesía de Ángel Martínez Baigorri es imagen de lo invisible, de lo espiritual. Para él, es nombre de un movimiento anunciador, de un mensaje inefable. Este libro es en su trayectoria poética un movimiento anunciador de una estilización, y también de una separación. Naturaleza y poesía ya no son una misma cosa[3].
No cabe duda de que estamos ante un poemario escrito ya en la plena madurez poética de Martínez Baigorri: «una poesía tan de madurez como esta: madurez más aún en el orden humano que en el estético», escribe Ignacio Ellacuría[4], si bien páginas atrás había matizado que este libro «a mi juicio no representa su altura mayor»[5].
[1] Pilar Aizpún, «Introducción», en Ángel Martínez Baigorri, Poesías completas I, ed. de Emilio del Río, Pamplona, Gobierno de Navarra, pp. 35-36.
[2] En realidad, para ser más exactos habría que matizar que Isleta College y el Ranchito no son propiamente dos lugares distintos, sino que están relacionados: el Ranchito forma parte de Isleta College (Ysleta College), el seminario de los jesuitas situado en esa localidad situada a unos 12 km de El Paso (Texas).
[3] Aizpún, «Introducción», p. 36.
[4] Ignacio Ellacuría, «Ángel Martínez, poeta esencial», en Escritos filosóficos I, San Salvador, UCA Editores, 1996, p. 182.
[5] Ellacuría, «Ángel Martínez, poeta esencial», p. 128. Para más detalles remito a mi trabajo: Carlos Mata Induráin, «Una aproximación al poemario Ángel en el País del Águila (1954) de Ángel Martínez Baigorri: génesis, estructura y temas», Príncipe de Viana, año 83, núm. 282, enero-abril de 2022, pp. 107-145.
