Con sus dos libros de cuentos, El ruido del sol y Un puñado de manzanas verdes, José María Sanjuán viene a representar en las letras navarras la corriente de preocupación social que invadió la narrativa española de los años 50 y 60 del siglo XX. Pero en Sanjuán, al contrario de lo que ocurre en otros autores, el cultivo de una literatura «social» no disminuye ni un ápice su calidad literaria. Por el contrario, el espíritu de sus relatos, y lo mismo su valor artístico, está muy cercano al de un maestro del género, Ignacio Aldecoa, que también supo mirar con la misma nostalgia a los seres más desprotegidos de la sociedad.
Esta circunstancia es interesante en el panorama de la historia literaria de Navarra, porque apenas encontramos en otros escritores navarros de los mismos años una preocupación similar, inmersos como estaban —por lo general— en el cultivo de los temas costumbristas o históricos, o bien centrados en la construcción de mundos narrativos personales (caso de Rafael García Serrano o Carmela Saint-Martin).