El noble ridículo de la comedia burlesca: parodia de los valores caballerescos (1)

En las comedias burlescas del Siglo de Oro los valores caballerescos quedan completamente degradados: los nobles no son valientes, sino cobardes valentones; no son caballeros, sino rufianes apicarados, constantemente preocupados por la comida y la bebida (verdaderos borrachuzos) y por practicar una sexualidad harto primaria; no poseen riquezas sino que son unos pobretes (por ejemplo, los doce Pares de Francia), que responden en ocasiones al tópico del hidalgo que ha de hacer uso del «hipócrita palillo»[1]. Sobre ellos operan procesos degradatorios de animalización y cosificación que los reducen paródicamente hasta los extremos más grotescos.

El primer valor que se pone en duda es la propia nobleza de la sangre. Esta palabra, sangre, se empleará con sentido dilógico para dar lugar a varios chistes: ‘nobleza, linaje’ y ‘sangre de cerdo con que se hacen morcillas’. En La mayor hazaña de Carlos VI[2], el Grande 1 que se dirige al Rey mostrándole las doncellas para que elija una y se case, le dice: «No se inquiera lo noble o lo plebeo, / y quédese la sangre a las morcillas» (vv. 1297-1298).

Morcillas.jpg

Recuérdese que, en este caso, el autor, Manuel de Pina, es un judío, afectado por el estatuto de limpieza de sangre. La misma dilogía de sangre la encontramos en dos pasajes de El castigo en la arrogancia[3]:

REINALDOS.- ¡Válgate Judas la chinche!

EMPERADOR.- ¿En mi presencia te rascas?

REINALDOS.- ¿No ves que mi sangre se hinche?

EMPERADOR.- Echarásla haciendo bascas
en un juego de boliche (vv. 75-79).

Más tarde Alazán dice al Emperador: «No pretendas ni permitas / que se derrame más sangre / que cabe en cien longanizas» (vv. 265-267). Si se hacen chistes relativos a la propia pureza de la sangre, no extrañará que también se pongan en solfa los símbolos de esa nobleza, los blasones y escudos. Así, encontramos un escudo ridículo en El cerco de Tagarete[4], vv. 701-708. Dice el Rey a Faetón, que ha vencido en la batalla:

REY.- Y porque quede memoria
desta reñida batalla,
a vuestra familia heroica
doy por armas una lanza,
que un Sapo atraviesa, toda
tinta en sangre, porque sea
apellido desde ahora
vuestro.

Y lo mismo, un blasón ridículo, en El castigo en la arrogancia; nada menos que el del Emperador, que dice así a Alazán:

EMPERADOR.- Que vuestra arrogancia loca
sea castigada con que
nunca comáis alcachofas,
y así con este castigo
os entrego a vuestra novia
quedándome por blasón
que a mis pies tuve una tronga,
un Alazán y un Alí,
que llevaron en la cholla;
mas ellos se curarán
si se lamen con la boca (vv. 1317-1327).

Si bien aquí la palabra blasón no parece referirse específicamente al escudo de armas, sino a una ‘acción meritoria digna de ser recordada, una hazaña o timbre de gloria’[5].


[1] Esta entrada forma parte del Proyecto «Autoridad y poder en el teatro del Siglo de Oro. Estrategias, géneros, imágenes en la primera globalización» del Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España (FFI2014-52007-P).

[2] Cito por la edición en preparación de Carlos Mata Induráin.

[3] El castigo en la arrogancia, en Comedias burlescas del Siglo de Oro, tomo IV, ed. de Alberto Rodríguez, Madrid / Frankfurt am Main, Iberoamericana / Vervuert, 2003. En adelante, abrevio Castigo.

[4] El cerco de Tagarete, ed. de Juan Manuel Escudero y Celsa Carmen García Valdés, en Comedias burlescas del Siglo de Oro, tomo III, ed. del GRISO dirigida por Ignacio Arellano, Madrid / Frankfurt am Main, Iberoamericana / Vervuert, 2002.

[5] Ver para más detalles Carlos Mata Induráin, «El “noble al revés”: el anti-modelo del poderoso en la comedia burlesca del Siglo de Oro», Literatura. Teoría, Historia, Crítica (Bogotá, Colombia), 6, 2004, pp. 149-182; y «Reyes de la risa en la comedia burlesca del Siglo de Oro», en Luciano García Lorenzo (ed.), El teatro clásico español a través de sus monarcas, Madrid, Fundamentos, 2006, pp. 295-320. Entre la bibliografía más reciente destaco el trabajo de Ignacio Arellano, «La degradación de las figuras del poder en la comedia burlesca», Bulletin of the Comediantes, 65:2, 2013, pp. 1-19.

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