El «Poema heroico de las necedades y locuras de Orlando el enamorado» de Quevedo: el ruido carnavalesco

Llama la atención la acumulación de ruidos estridentes en distintos pasajes del Poema heroico[1] de Francisco de Quevedo: las huestes de Gradaso forman una matracalada ‘multitud ruidosa’ (v. 122, derivado de la voz matraca, instrumento típicamente carnavalesco); las gentes que acuden a las justas son inmensa boharrina (v. 133); suenan las guitarras de los portugueses (vv. 169-171); se indica que «Sorda París a pura trompa estaba, / y todas trompas de París serían» (vv. 201-202; trompa de París es un instrumento musical llamado también trompa gallega o birimbao, pero hay un retruécano con trompa ‘especie de trompeta, instrumento de viento con que anunciaban justas, fiestas…’); tambor en cueros, gaitas rígidas, pandero, pandorga de don Juan de Espina (vv. 203-208; pandorga es, según Autoridades, «junta de instrumentos de que resulta consonancia de mucho ruido que produce música rumorosa», y se aplicaba a cualquier estruendo disonante de instrumentos grotescos).

Cencerros

Abundan, pues, los ruidos estruendosos y disonantes, que refuerzan la atmósfera carnavalesca de que vengo hablando en entradas anteriores: además de lo ya apuntado, añádase que las cantimploras repican a zorra ‘a borrachera’ (vv. 235-236); escuchamos el ruido de la comida al ser sorbida y engullida (vv. 271-272); luego suenan cajas y clarines y rumores de guerra (vv. 374-375); hay zacapella (v. 583), grita y tabahola (v. 593). Sigue después un remanso sonoro, correspondiente a la descripción del locus amoenus (lágrimas sonoras de Filomena, vv. 729-732; rumor del río y cantos de los pajarillos, vv. 769 y ss.; requiebros de cristal de las fuentes, vv. 839-840), para volver a la estridencia poco después: Malgesí invoca a los demonios «con la misma tonada que los puercos / sofaldan cieno en muladares duros» (vv. 859-860), se escuchan los ronquidos de los gigantes (v. 924) y los ruidos del vuelo al desaparecer Malgesí llevado por los diablos (v. 969, dando crujidos).

Y en el Canto II, tras los gritos con que «Montesinos se está desgañitando» (II, v. 11), escuchamos el sonido de las aguas, «el ruido, / que confunde en rumor el horizonte, / con los cristales que despeña un monte» (II, vv. 126-128) y «del río sonoroso las corrientes» (II, v. 130); «Cuando de Ferragut oyó en el cuerno / todas las carrasperas del infierno» (II, vv. 183-184), entonces «Espeluznose el monte […] / al duro retumbar de la bocina» (II, vv. 185-187); Ferragut aparece «bufando en torbellinos desafíos» y diciendo unas palabras «con ladrido de mastín prolijo» (II, vv. 198-200); se califican sus palabras de alharacas (II, v. 206). Sigue el aullido de los gigantes (II, vv. 233-234), «que dejaron el campo ensordecido», «grita alborotada» que despierta a Astolfo (II, v. 309); otra larga descripción del ruido, en este caso el estruendo del choque entre Argalía y Ferragut, en II, vv. 353-364; más ronquidos y resuellos (II, v. 451; y luego un bramará, v. 452). Ferragut, cuando huye Angélica, «brama, gime, rechina, ladra, aúlla / y en estallidos su congoja arrulla» (II, vv. 543-544) y, corriendo por los cerros, bate los lados de su caballo «con son de pandorga de cencerros» (II, v. 565) y, en fin, Orlando da un «suspiro horrendo» (II, v. 670)[2].


[1] Manejo la edición de Malfatti: Francisco de Quevedo, Poema heroico de las necedades y locuras de Orlando el enamorado, introducción, texto crítico y notas por María E. Malfatti, Barcelona, Sociedad Alianza de Artes Gráficas, 1964, que cito con ligeros retoques. He consultado también, aprovechando sus espléndidas notas, el texto de Arellano y Schwartz, que reproducen solo el Canto I en Francisco de Quevedo, Un Heráclito cristiano, Canta sola a Lisi y otros poemas, Barcelona, Crítica, 1998, pp. 635-676. De entre la bibliografía reciente sobre esta obra, destacaré el trabajo de Marcial Rubio Árquez, «Modelos literarios y parodia quevedesca: algunas notas sobre el Poema heroico de las necedades y locuras de Orlando enamorado», La Perinola. Revista Anual de investigación quevediana, 20, 2016, pp. 203-220.

[2] Ver para más detalles Carlos Mata Induráin, «Aspectos satíricos y carnavalescos del Poema heroico de las necedades y locuras de Orlando el enamorado de Quevedo», Rivista di Filologia e Letterature Ispaniche, III, 2000, pp. 225-248. Esta entrada forma parte de los resultados de investigación del Proyecto «Identidades y alteridades. La burla como diversión y arma social en la literatura y cultura del Siglo de Oro» (FFI2017-82532-P) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades del Gobierno de España (Dirección General de Investigación Científica y Técnica, Programa Estatal de Fomento de la Investigación Científica y Técnica de Excelencia).

2 comentarios en “El «Poema heroico de las necedades y locuras de Orlando el enamorado» de Quevedo: el ruido carnavalesco

  1. A propósito de la foto de los cencerros que aparece en su artículo, en el valle de Toranzo, de donde era oriundo Quevedo se celebraba una festividad relacionada con la de la foto; se trata de la llamada “Vijanera”. Esta tradición se perdió a mediados del siglo pasado, actualmente se celebra en el vecino valle de Iguña (donde estaba el solar original de los Quevedo), en el pueblo de Silió (Molledo).
    Éste es el enlace de la asociación que puede verse toda la información de esta curiosa fiesta.
    http://www.vijanera.com/

    Si desean contactar con nosotros lo pueden hacer mediante nuestras redes sociales o correo electrónico:

    Correo electrónico: hontanaraureo@gmail.com
    Instagram: instagram.com/aureohontanar
    Twitter: @aureohontanar

    • Muchas gracias, Áureo Hontanar, por el comentario y por el enlace. Supongo que esa tradición de los cenceros asociada a usos carnavalescos estará extendida por muchos otros lugares. Aquí, en Navarra, son famosos los ioaldunak que salen con el Zanpantzar de Ituren y Zubieta, por Carnaval; también hay personajes parecidos en Las Hurdes y, como digo, supongo que en muchos más sitios. Aquí la foto era solo para ilustrar esa atmósfera de ruidos carnavalescos que aparece en el «Poema heroico…» de Quevedo. Gracias por vuestro interés. Saludos cordiales y un abrazo.

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