En la serie de entradas a la que doy comienzo hoy pretendo un acercamiento a dos episodios de la Segunda parte del Quijote —el del carro de las Cortes de la Muerte (II, 11) y el del retablo de maese Pedro (II, 25-26)— en los que burla, teatralidad y violencia se dan la mano. Obvio es decir que estos tres conceptos han dado mucho juego a la hora de analizar la novela cervantina y han generado una abundantísima bibliografía[1]. Sin embargo, ahora me interesa destacar la fuerte imbricación de esos tres conceptos en los dos episodios seleccionados. En ambas ocasiones don Quijote se va a ver enfrentado a sendas realidades del mundo teatral cotidianas en aquella época (una compañía de actores, un retablo de títeres), pero que en su caso van a ser interpretadas en clave caballeresca.

En este sentido, los dos episodios ponen en primer plano el conflicto clave entre realidad y apariencia. El desenlace, en ambos episodios, resulta diferente: si en el primero de ellos don Quijote sufre la violencia carnavalesca del bojiganga y termina derribado por los suelos, quedando conjurada su proyectada venganza por la fuerza de la palabra (merced a un sabio consejo de Sancho), en el segundo el resultado será una explosión de violencia física derivada de la cólera del hidalgo, cuyos objetos pacientes serán los títeres de maese Pedro. Interesa destacar además que ambos episodios no solo incluyen burlas, sino que se desarrollan en un contexto general de burlas: así, el primero sucede tras el encantamiento de Dulcinea (en el momento del encuentro con las labradoras del Toboso en II, 10); y el segundo está colocado entre el planteamiento (II, 25) y el desenlace (II, 27) de la burlesca aventura del rebuzno[2].
[1] Sobre la burla en el Siglo de Oro son imprescindibles las reflexiones de Monique Joly, La bourle et son interpretation, Lille, Université de Lille, 1982; y, más recientemente, las de Ignacio Arellano, «La burla en el Siglo de Oro. Algunas consideraciones previas», en Antología de la literatura burlesca del Siglo de Oro. Volumen 1. Poesía de Lope de Vega, Góngora y Quevedo, New York, IDEA, 2020, pp. 13-24; con relación a la teatralidad en el Quijote, ver por ejemplo Bruce R. Burningham, «Jongleuresque Dialogue, Radical Theatricality, and Maese Pedroʼs Puppet Show», Cervantes. Bulletin of the Cervantes Society of America, 23.1, 2003, pp. 165-200, y Jesús G. Maestro, «De la teatralidad en el Quijote. Sancho en Barataria o la subversión de la preceptiva sobre lo cómico», en Emilio Martínez Mata (coord.), Cervantes y el «Quijote». Actas del coloquio internacional, Oviedo, 27-30 de octubre de 2004, Madrid, Universidad de Oviedo (Catedra Emilio Alarcos Llorach) / Arco Libros / Asociación de Cervantistas, 2007, pp. 97-112; para la violencia, remito a Antonio Martí, «Mal y violencia en Don Quijote: crítica social cervantina», Anales Cervantinos, 25, 1987, pp. 285-303; Bénédicte Torres, Cuerpo y gesto en el «Quijote» de Cervantes, Alcalá de Henares, Centro de Estudios Cervantinos, 2002, y Bénédicte Torres y Michèle Estela-Guillemont, «Algunas consideraciones acerca de la violencia en el Quijote», en Alexia Dotras Bravo, José Manuel Lucía Megías, Elisabet Magro García y José Montero Reguera (eds.), Tus obras los rincones de la tierra descubren. Actas del VI Congreso Internacional de la Asociación de Cervantistas (Alcalá de Henares, 13 al 16 de diciembre de 2006), Alcalá de Henares, Asociación de Cervantistas / Centro de Estudios Cervantinos, 2008, pp. 719-745, entre otros muchos trabajos.
[2] Ver para más detalles Carlos Mata Induráin, «Burla, teatralidad y violencia en dos episodios de la Segunda Parte del Quijote (el carro de las Cortes de la Muerte y el retablo de maese Pedro)», eHumanista/Cervantes, 8, 2020, pp. 100-114.