Imaginería barroca en los autos marianos de Calderón

Hablo en el título de «imaginería barroca», concepto que entiendo en un sentido amplio: no solo como el conjunto de las imágenes poéticas, estrictamente tales, o de los símbolos y sistemas metafóricos, sino en general de todos aquellos recursos de que Calderón se sirve para la construcción verbal y dramática de estas piezas.

Todos los autores que han estudiado específicamente los autos marianos han coincidido en destacar su riqueza expresiva y su plasticidad. El padre Aicardo, por ejemplo, señala:

Calderón de la Barca, para ensalzar a la Inmaculada, pide frases, conceptos, imágenes, metáforas, símbolos, flores, adornos y bellezas a la tradición, a la Iglesia oriental y occidental, a los Santos y a los Doctores, y con todo ello forma la peana o […] teje la orla riquísima de su Inmaculada[1].

González ha puesto de manifiesto también el esplendor lírico de estas piezas, en las que Calderón se muestra «más devoto que teólogo, más poeta que escolástico»[2], refiriéndose también a la «galana forma de la poesía dramática». Y Monsegú comenta: «Todas las imágenes, todos los símbolos y figuras le sirven a su propósito»[3]. Calderón derrama con prodigalidad flores a los pies de María, flores en las que puso «tanto color de imágenes y tropos como fragancia de poesía, tanta audacia de expresión como riqueza de conceptos»[4].

Inmaculada Concepción de Francisco Rizzi (Museo de Cádiz)
Inmaculada Concepción, de Francisco Rizzi (Museo de Cádiz).

Pues bien, en las próximas entradas voy a estudiar esos recursos (imágenes, símbolos, tropos, la plasmación escénica de los conceptos abstractos…) utilizados por Calderón[5]. Ofreceré primero un análisis especial de La Hidalga del valle; en segundo lugar, recogeré diversos recursos y ejemplos de los demás autos marianos[6].


[1] José María Aicardo, «Inspiración concepcionista en los autos sacramentales de Calderón», Razón y Fe, 11-12, 1904, p. 128.

[2] Eugenio González, «Los autos marianos de Calderón», Religión y Cultura, XXXII, 99, 1936, p. 324.

[3] Bernardo Monsegú, «La Inmaculada en la dramaturgia clásica española», Estudios Marianos, año XIV, vol. XVI, 1955, p. 340.

[4] Monsegú, «La Inmaculada en la dramaturgia clásica española», p. 341.

[5] Remito para más detalles a Carlos Mata Induráin, «Imaginería barroca en los autos marianos de Calderón», en Ignacio Arellano, Juan Manuel Escudero, Blanca Oteiza y M. Carmen Pinillos (eds.), Divinas y humanas letras. Doctrina y poesía en los autos sacramentales de Calderón, Kassel, Edition Reichenberger, 1997, pp. 253-287.

[6] Todas las citas corresponden a Pedro Calderón de la Barca, Obras completas, tomo III, Autos sacramentales, ed. de Ángel Valbuena Prat, 2.ª reimp. de la 2.ª ed., Madrid, Aguilar, 1991. En lo que sigue emplearé las abreviaturas de las Concordancias de Flasche: HV (=La Hidalga del valle), MC (=A María el corazón), ER (=Las espigas de Ruth), QH (=¿Quién hallará mujer fuerte?), FC (=La primer Flor del Carmelo), PS (=Primero y segundo Isaac), CA (=El cubo de la Almudena) y OM (=Las Órdenes Militares).

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