De la lectura de la obra de Juan David García Bacca[1] se desprenden las que son las ideas esenciales de su acercamiento al Quijote y al personaje de don Quijote, ideas ya anticipadas en su mayor parte en las «Advertencias» preliminares. Veamos:
1) La suya es una obra híbrida, filosófico-literaria, «hija de un filósofo pretenciosamente literato» (p. 11), que se presenta además como «escudero de DON QUIJOTE» (p. 21).
2) No se trata de una obra sistemática: «El componente filosófico de los ejercicios no aspira ni a tratado ni, menos aún, a sistema; sino a indicaciones, incitaciones sugerencias mentales y sentimentales. Y el componente literario de ellos no pretende competir con los valores literarios […] de las obras originales» (p. 24). Se trata, en cualquier caso, de una obra para estudio, no es «de lectura cual si fuere una novela» (p. 24).
3) El autor quiere que el lector sea co-autor de su trabajo: «Aspira esta obra a que el Lector se sienta coautor de ella, completando las indicaciones, sugerencias e invitaciones que ella hace en lugares oportunos» (p. 24).
4) La obra se dirige a un público español e hispanoamericano en el que se presupone el conocimiento y la lectura previa del Quijote. En cualquier caso, dado que a lo largo de sus páginas cita por extenso abundantes pasajes del texto cervantino, su trabajo constituye una antología del mismo. De hecho, su método de trabajo consiste en reproducir largos fragmentos de la novela e irlos glosando a la luz de sus propias categorías.
5) Los cuatro categoriales[2] de Señorío, Salero, Corazonada y Raciocinancia son los conceptos fundamentales con los que se aproxima a la obra cervantina para analizarla.
6) Otros conceptos importantes son los de aventura y alucinación, encantamiento y tentación.
7) Dulcinea es el Ideal, la «gran corazonada» de don Quijote.

8) La «Gran Conversión» de don Quijote ocurre en el capítulo II, 31, cuando los Duques lo reciben en su palacio y lo tratan como caballero andante; la frase «aquel fue el primer día que de todo en todo conoció y creyó ser caballero andante verdadero, y no fantástico» marca para García Bacca una divisoria crucial en dos partes dentro del Quijote[3], división mucho más trascendente que la división en dos partes correspondientes a los textos de 1605 y 1615.
9) Don Quijote es un «Gran Señor», vencedor de sí mismo. Al final resulta derrotado físicamente, queda vencido por el Caballero de la Blanca Luna, pero no pierde su honra de caballero porque se niega a reconocer que exista otra mujer más bella que Dulcinea[4].
[1] Juan David García Bacca, Sobre el «Quijote» y don Quijote de la Mancha: ejercicios literario-filosóficos, Barcelona, Anthropos, 1991 (Colección Pensamiento Crítico-Pensamiento Utópico, 59). Citaré siempre respetando las peculiaridades de García Bacca en lo que se refiere al uso de mayúsculas, cursivas y otros recursos que emplea para destacar tipográficamente determinados conceptos o expresiones.
[2] Para categoría, categorial, además de las explicaciones ofrecidas por el propio García Bacca (pp. 24-25), puede verse José Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía, tomo I, A-D, nueva edición actualizada por la Cátedra Ferrater Mora bajo la dirección de Josep-Maria Terricabras, Barcelona, Ariel, 1998, 1.ª reimp. de la 1.ª ed. revisada de 1994, s. v. categoría, pp. 502a-509b y categórico, pp. 509b-510a.
[3] Cito por Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, edición del Instituto Cervantes dirigida por Francisco Rico, Barcelona, Instituto Cervantes-Crítica, 1998, p. 880; ver también García Bacca, pp. 110-111.
[4] Para más detalles remito a mi trabajo: Carlos Mata Induráin, «El Quijote y don Quijote a la luz de los Ejercicios literario-filosóficos de Juan David García Bacca», en José Ángel Ascunce y Alberto Rodríguez (coords.), Cervantes en la Modernidad (Cervantes y su mundo, V), Kassel, Edition Reichenberger, 2008, pp. 277-296.