El soneto «A un Cristo crucificado» de Manuel José de Oteiza

De la producción literaria del agustino Manuel José de Oteiza y Dongo (Santiago de Chile, 1742-Talca, 1798) se nos han conservado algunos sonetos y décimas, además del poema titulado Liberto penitente, una glosa de los Salmos de David que quedó sin terminar. Ya en una entrada anterior comenté su «Décima a una flor nacida en un cráneo», buen ejemplo del tema del desengaño barroco. Hoy copiaré uno de los sonetos que se le atribuyen, «A un Cristo crucificado»:

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¡Dios de mi alma! ¡Vos crucificado!
Y siendo el sumo gozo y alegría…
Sujeto a las tinieblas y agonía,
y del cabello al pie todo llagado…

De sacrílegas lenguas blasfemado,
de la gente cruel que os perseguía…
¡Todo por mi dolor y causa mía!
¡Y estoyme yo de asiento en un pecado!

Ya no pienso, Señor, más ofenderos.
Antes a Vos, de nuevo convertido,
hacer enmienda de mis tratos vanos;

que yo seguro estoy de no perderos,
pues para remediarme os tengo asido
y clavado en la Cruz de pies y manos[1].


[1] Cito por Ginés Albareda y Francisco Garfias, Antología de la poesía hispanoamericana. Chile, Madrid, Biblioteca Nueva, 1961, pp. 101-102 (en el v. 8 tal vez fuera mejor lectura «mi pecado»). En las pp. 18-19 de su estudio introductorio los editores recogen los escasos datos biográficos del autor de que disponemos.

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