En el Poema heroico de las necedades y locuras de Orlando el enamorado de Francisco de Quevedo[1], de la deformación grotesca y desidealizadora no se escapan los dioses ni los personajes mitológicos: así, el dios enjerto en diablo (v. 4) es el dios Amor; las nueve hermanas de Helicona (v. 25) son las nueve Musas, a las que llama virgos monteses (v. 26) porque son vírgenes del monte Helicona, con connotaciones de ‘silvestres, montaraces, salvajes’, pero jugando sobre todo —como ya se indicó en una entrada anterior— con el sentido ‘mancebía’ que tiene monte en germanía[2]; hermanillo de la Muerte (v. 865) es el sueño, que en efecto era considerado tópicamente en la antigüedad clásica como imagen de la muerte («Somnium, imago mortis»). Sin embargo, también encontramos un empleo serio de la mitología, por ejemplo en dos alusiones a Dafne en los vv. 517-520 («la que trocó ser ninfa por ser rama / y en siempre verde tronco el cuerpo cierra, / los abrazos guardó para tu frente, / que negó descortés al sol ardiente») y en los vv. 745-752:
En tronco de esmeralda ramos bellos
con fruto de oro, con la flor de plata,
al sol el rostro, a Dafne los cabellos,
siempre el verde naranjo los retrata;
nevados y encendidos puedes vellos,
que la fruta y la flor al cielo ingrata
es a su juventud flagrante nieve
en que Favonio sus perfumes bebe[3].
[1] Manejo la edición de Malfatti: Francisco de Quevedo, Poema heroico de las necedades y locuras de Orlando el enamorado, introducción, texto crítico y notas por María E. Malfatti, Barcelona, Sociedad Alianza de Artes Gráficas, 1964, que cito con ligeros retoques. He consultado también, aprovechando sus espléndidas notas, el texto de Arellano y Schwartz, que reproducen solo el Canto I en Francisco de Quevedo, Un Heráclito cristiano, Canta sola a Lisi y otros poemas, Barcelona, Crítica, 1998, pp. 635-676. De entre la bibliografía reciente sobre esta obra, destacaré el trabajo de Marcial Rubio Árquez, «Modelos literarios y parodia quevedesca: algunas notas sobre el Poema heroico de las necedades y locuras de Orlando enamorado», La Perinola. Revista Anual de investigación quevediana, 20, 2016, pp. 203-220.
[2] Las Musas quedan asimiladas así a prostitutas; en el v. 32 la voz lírica indica: «embocadas os quiero, no invocadas»; teniendo en cuenta que embocar «vale entrar por alguna parte estrecha» y que en el juego de trucos o argolla significaba «pasar la bola por las troneras o el aro» (Autoridades), fácil resulta imaginar el tipo de embocadura a que se refiere.
[3] Ver para más detalles Carlos Mata Induráin, «Aspectos satíricos y carnavalescos del Poema heroico de las necedades y locuras de Orlando el enamorado de Quevedo», Rivista di Filologia e Letterature Ispaniche, III, 2000, pp. 225-248. Esta entrada forma parte de los resultados de investigación del Proyecto «Identidades y alteridades. La burla como diversión y arma social en la literatura y cultura del Siglo de Oro» (FFI2017-82532-P) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades del Gobierno de España (Dirección General de Investigación Científica y Técnica, Programa Estatal de Fomento de la Investigación Científica y Técnica de Excelencia).