En el Libro V volvemos a hallar los dos grandes polos líricos de que antes hablaba: el amor humano y el amor divino (mariano en este caso, para ser más exactos). Por un lado, la temática religiosa la encontramos en la composición «Paloma celestial en cuyo nido…» (pp. 600-601), pero sobre todo cabe destacar el soneto de Pánfilo dedicado a la Virgen de Guadalupe; se trata de un texto tan erudito como artificioso, con el alarde formal de las sonoras rimas agudas con nombres bíblicos[1]:
¡Oh, viña de Engadí, no de Nabot,
zarza más defendida que Sidrac,
que Abdenago bellísimo y Misac
del fuego de Nabuc, Luzbel Nembrot![2]
¡Oh, planta sobre el cuello de Behemot[3],
prudente Ruth, castísima Abisac,
divina madre de otro nuevo Isac,
por quien se libra el mundo como Lot!
¡Oh, Jordán a Israel, arca a Jafet,
espada contra el fiero Goliat,
estirpe de David y de Sadoc!
¡Oh, estrella de Jacob en Nazaret,
sol que se puso al mundo en Josafat:
quién fuera de tus pies perpetuo Enoc! (pp. 609-610)[4].
[1] En el soneto núm. 200 de sus Rimas (1602), con el epígrafe «Alfa y Omega Jehová», que comienza «Siempre te canten, santo Sabaoth…», Lope usaba muy parecidas consonantes, dando lugar a una réplica burlesca por parte de Góngora: «Embutiste, Lopillo, a Sabaot…». Ver la nota de Juan Bautista Avalle-Arce en su edición de El peregrino en su patria, Madrid, Castalia, 1973, p. 448; Dominique Reyre, Lo hebreo en los autos sacramentales de Calderón, Kassel, Edition Reichenberger, 1998, p. 142; la nota de Ignacio Arellano y Ángel L. Cilveti a los vv. 873 y ss. de Calderón, El divino Jasón, Kassel, Edition Reichenberger, 1992; y Maria Grazia Profeti, «Rimas bíblico-simbólicas: burla, transgresión y moda», en El Siglo de Oro en escena. Homenaje a Marc Vitse, ed. Odette Gorsse y Frédéric Serralta, Toulouse, Presses Universitaires du Mirail / Consejería de Educación de la Embajada de España en Francia, 2006, pp. 795-796.
[2] Elimino la coma tras Luzbel. Entiendo que no se trata de una serie de tres nombres, sino que Luzbel Nembrot es aposición a Nabuc; a su vez, Luzbel cumple aquí una función adjetiva aplicado a Nembrot ‘Nembrot infernal’ (el sintagma es aposición a Nabuc=Nabucodonosor II).
[3] Pongo este nombre con mayúscula.
[4] Cito por Lope de Vega, El peregrino en su patria, ed. de Julián González-Barrera, Madrid, Cátedra, 2016. Para más detalles remito a Carlos Mata Induráin, «Amor humano y amor divino en los sonetos insertos en El peregrino en su patria de Lope de Vega», en Victoriano Roncero López y Juan Manuel Escudero Baztán (eds.), «Doctos libros juntos». Homenaje al profesor Ignacio Arellano Ayuso, Madrid / Frankfurt am Main, Iberoamericana / Vervuert, 2018, pp. 369-387.