Se trata del segundo poema del paje-poeta Clemente, inserto en La gitanilla[1], la primera de las Novelas ejemplares, que cuenta la historia amorosa que se establece entre Preciosa, supuesta gitana, y el noble caballero don Juan de Cárcamo, quien para probar su constancia vive dos años entre los gitanos bajo la identidad de Andrés Caballero. El soneto del paje, que despertará los celos del noble enamorado, desarrolla el tópico clásico de la descriptio puellae o, más bien, de la descripción de los efectos que causa la belleza de Preciosa entre quienes la contemplan: a todos los deja enamorados, todos quedan prendidos de su hermosura. En cualquier caso, la muchacha incita a un amor honesto, no lascivo (segundo cuarteto). Notemos la estructura paralelística de los versos 3-4, y la alusión de los versos 10-11: «a sus plantas tiene / amor rendidas una y otra flecha» que se refiere a las dos flechas del dios Amor (o de Cupido), una de oro y otra de plomo, que causan respectivamente amor o desdén. Además, el texto lírico inserto en la narración avisa de que la muchacha es más de lo que aparenta («y aún más grandezas de su ser sospecha», v. 14). Para Ynduráin, este soneto de La gitanilla, más que narrado, está puesto en acción[2]; es algo parecido a lo que sucede en otros sonetos de Cervantes (piénsese, por ejemplo, en el dedicado al túmulo de Felipe II con el diálogo entre el soldado y el valentón). En opinión de Valbuena Prat, se trata de un «vibrante soneto de alegre aire de danza meridional»[3].
Cuando Preciosa el panderete toca
y hiere el dulce son los aires vanos,
perlas son que derrama con las manos,
flores son que despide con la boca.Suspensa el alma, y la cordura loca,
queda a los dulces actos sobrehumanos,
que, de limpios, de honestos y de sanos,
su fama al cielo levantado toca.Colgadas del menor de sus cabellos
mil almas lleva, y a sus plantas tiene
amor rendidas una y otra flecha.Ciega y alumbra con sus soles bellos,
su imperio amor por ellas le mantiene,
y aún más grandezas de su ser sospecha.(La gitanilla, en Novelas ejemplares, ed. de Harry Sieber, Madrid, Cátedra, 1980, vol. I, p. 96)
[1] Para los poemas insertos en La gitanilla, véase Monique Joly, «En torno a las antologías poéticas de La gitanilla y La ilustre fregona», Cervantes. Bulletin of the Cervantes Society of America, XIII, 2, 1993, pp. 5-15. El primer poema del paje —también leído, como este soneto— era el romance a Preciosa. Vicente Gaos opina que «las composiciones insertas en las Novelas ejemplares bastarían para acreditarle [a Cervantes] de buen poeta» («Cervantes, poeta», en Cervantes. Novelista, dramaturgo, poeta, Barcelona, Planeta, 1979, p. 187).
[2] «Es una de las poesías de Cervantes que más comentarios elogiosos ha tenido; pero ahora me importa la ocasión y oportunidad con las implicaciones textuales que dispara. La verdad es que el soneto juega un papel importante en la situación, en la escena, pues todo lo que acontece, más que narrado está puesto en acción» (Francisco Ynduráin, «La poesía de Cervantes: aproximaciones», Edad de Oro, IV, 1985, p. 224).
[3] Ángel Valbuena Prat, «Cervantes, poeta», en Historia de la literatura española, tomo II, 7.ª ed., Barcelona, Gustavo Gili, 1964, p. 16. Para Andrés Amorós, este soneto de Preciosa, «una de las obras maestras de la poesía española», destaca por su «gran colorido y ritmo coreográfico» («Los poemas de El Quijote», en Manuel Criado de Val, dir., Cervantes: su obra y su mundo. Actas del I Congreso Internacional sobre Cervantes, Madrid, EDI-6, 1981, p. 710).