Capítulo aparte merece José María Pérez-Salazar, periodista pamplonés nacido en 1912. Está también muy vinculado al núcleo de Pregón, en cuyas páginas, en la Navidad de 1948, publicó un hermoso romance del más puro estilo villancístico, en el que emplea dos rimas distintas:
La buena noche es llegada,
pastores, la Noche Buena.
Ya alumbra largos caminos
lumbre de largas hogueras,
y canta el cielo luceros
y canta limpias estrellas.
Ya cantan ríos y fuentes
rumor de las aguas nuevas;
cantan, alegres de pájaros,
los árboles y las selvas,
y canta flores de Virgen
el prado de nieve fresca.
¡Venid, pastores, al alba,
que el Alba se hizo pureza!
Caminos son de Belén
los que a maravilla llevan.La Virgen lava pañales
en lo más hondo del río
mientras San José los tiende
en un romero florido…
Estaban las aguas limpias
más que estuviera el rocío,
y el Niño estaba llorando,
porque el Niño tiene frío.
Ya tejieron las estrellas
un paño de lienzo fino
en los telares del cielo,
y un ángel se lo ha traído.
—¿Adónde vas, el pastor,
por este largo camino?
—Voy al Portal de Belén.
Voy a adorar a ese Niño.
En Pregón, invierno de 1952, salió este lindo y musical romance de estructura paralelística, recogido más tarde en su libro Caminos de la tarde (1992):
Bien haya, que el Niño duerme.
Bien haya, que está dormido.
Ríen las flores, bien haya,
con el temblor del rocío.
Bien haya, que duermen, duermen
las sendas y los caminos
que a Ti conducen, bien haya,
y en Ti despiertan dormidos.
Bien haya, porque tu sueño
es el alba que ha venido.
Campanas blancas, bien haya,
que las mueve el Niño, Niño,
¡ay, con sus manos, bien haya,
y es el silencio el sonido!
Bien haya quien oye, oye,
este su toque infinito.
¡Campanas de Dios, bien haya!
¡Bien haya quien las ha oído!
Campanas de gloria que pregonan el gozo de la Natividad del Señor. Para Arbeloa, «el poema transcrito es una especie de saludo gozoso a toda la creación que rodea al Nacimiento dentro de la mejor tradición bíblica»[1]. Un año más tarde, en 1953, publica Pérez-Salazar el soneto «Carne de Dios»:
Carne de Dios venida a creatura
concebida en la luz de la pureza,
cuando la voz del ángel llama y reza
«Dios te salve», porque eres la más pura.Ya el rigor de la noche te asegura
un aterido trono en la pobreza,
pues se cerró la puerta con fiereza
a que llamaba el cielo con presura.Senda de ingratitud amarga y fría
en riguroso hielo así cerrada
a quien el sol enciende. Dios veníay el parto de la luz no halló morada
mientras la voz del cielo repetía:
«Llamé, pero no oíste mi llamada.»
Además, gracias a la generosidad de su hija, la Prof.ª Carmela Pérez-Salazar, del Departamento de Filología de la Universidad de Navarra, puedo ofrecer la transcripción de algunos otros poemas navideños suyos, sonetos no recogidos en ninguno de sus libros[2], como el titulado «Palmera»:
Grácil copa del viento. Seno. Cuna
donde duerme la noche y nace el día,
donde se mece el sol. Epifanía
de todas las estrellas hechas una.El aire tiene sal; la brisa, espuma,
y sueñan mil espadas, en porfía,
un combate de luz sin agonía,
herida el alba en éxtasis de bruma.No te vayas, amor. Goza la suave
aventura de verte traspasado
por un dardo velero. Sueño. Navedonde navega un eco sosegado
hecho distancia que disputa al ave
un vuelo quieto, eterno, inacabado.
Otro lleva por título «Cuna de aurora»:
Así, como rocío en una rosa
—cuna de aurora, luz enamorada—,
esta carne de Dios, nueva y rosada,
pura, a la vez, como ninguna cosa.Aquí, María. El alma le rebosa.
Y José, el carpintero. Su mirada,
presa de amor, humilde, sosegada
en la quietud de noche rumorosa.¡Ya se anuncia, Señor, un alba clara
al pastor, a la oveja y al sendero!
¡Ya crepita la luz sobre la jara!¡Qué despertar de espliego y de romero!
¡Qué júbilo de estrellas se dispara!
¡Qué tierna la presencia del lucero!
De gran belleza son los dos tercetos que cierran el soneto, donde también se pregona el alba —el nacimiento— de Dios. Vemos además cómo algunas imágenes y metáforas se reiteran en estos poemas para nombrar a la Virgen y al Niño nacido: Alba, Sol, Lucero, etc. Otro soneto, sin título, dice así:
Ríe José. Está junto a María,
con el gozo saltándole en el pecho.
Y ríe el Sol, ya cuna, fuego, techo,
convidando de luz a la alegría.Ríe el pastor. La noche estalla en día.
La tierra siente fruto en el barbecho.
Los caminos del alba se hacen lecho
de la primera huella en nieve fría.Maravillosamente se abre el cielo.
Una legión de Dios se asoma y canta,
llamando a gloria, júbilo y promesa.¡Oh, celestial asombro en noche santa!
Cuando todo es amor, vida y anhelo
en blanco despertar de aurora ilesa.
Y uno más, también sin título, pero fechado en 1990:
Con el alba mecida entre sus manos
la Virgen hizo blancos los caminos,
alumbrando de pasos peregrinos
la distancia, los montes y los llanos.Se juntaron inviernos y veranos
en unidad de rumbos y destinos.
Y se escucharon ecos, ya divinos,
en la noche de paz de los arcanos.La Virgen, entre tanto, sonreía
en la quietud, la gracia y la dulzura
que acompaña la luz de la llamada.Era tanto su gozo, su ventura,
que todo ante sí misma parecía
una gran soledad acompañada.
Como hemos podido apreciar, el tema navideño ofrece una recurrencia especial y muy lírica en la poesía de José María Pérez-Salazar.
José María Pérez Salazar felicitaba con un villancico , impreso en cartulina crema con dibujo alusivo. Ignoro si los recogió en poemario- estoy hablando de los años ochenta y muchos a noventa.. Villancicos tradicionales , casi siempre de arte menor. He incluido en mi muro dos de ellos. A él debo la idea de feliciitar yo también con un villancico de cordel. Si te interesan , puedes acceder a mi muro, o yo misma con mucho gusto te los enviaría.
Hola!, no se si sea el sitio correcto pero quisiera preguntar algo: estoy buscando información y biografía del autor de un poema titulado «Poema del bien parir» y sólo tengo por autor a «María Pérez», sin embargo lo que quisiera saber es si se trata del mismo autor del que hacen mención en éste blog.
De antemano Mil Gracias por la información que me puedan brindar.
Hola, Susana: No sé si te voy a poder ayudar mucho. Por lo que veo en Internet, María Pérez es la autora de ese “Poema del bien parir”, que se reproduce en distintas páginas, y José María Pérez-Salazar es un escritor navarro de mediados del siglo XX, aproximadamente. Es decir, no son la misma persona. Pero quién sea esa María Pérez autora del poema que te interesa, no te lo puedo decir, no la ubico… Siento no poder serte de más ayuda. Saludos,
Carlos Mata