El 12 de febrero de 1622, su hija Marcela profesa como religiosa, ingresando en el convento de las Trinitarias Descalzas de Madrid (situado en la calle de Cantarranas, hoy Lope de Vega) con el nombre de sor Marcela de San Félix[1].
Lope describe la toma de hábito en unos versos de su epístola A don Francisco de Herrera Maldonado:
Sale Marcela, y perdonad os ruego
si el amor se adelanta; que quien ama,
juzga de los colores como ciego.No vi en mi vida tan hermosa dama,
tal cara, tal cabello y gallardía:
mayor pareció a todos que su fama.Ayuda a la hermosura la alegría,
al talle el brío, al cuerpo, que estrenaba
los primeros chapines aquel día…
Tenía Marcela talento poético, heredado del padre, como ella misma explica en una loa para ser representada en comunidad y en la que hacía el papel de escolar:
Yo soy un pobre estudiante
tentado de ser poeta,
cosa que por mis pecados
me ha venido por herencia,
porque ello es que qualis pater
talis filius, et cetera.
[1] El texto de esta entrada está extractado del libro de Ignacio Arellano y Carlos Mata Induráin Vida y obra de Lope de Vega, Madrid, Homolegens, 2011. Se reproduce aquí con ligeros retoques.
