El personaje cervantino de Preciosa, pleno de gracia, hermosura y discreción, ha inspirado a otros escritores más modernos. Este es un conocido poema de Federico García Lorca, incluido en su Romancero gitano[1]:
PRECIOSA Y EL AIRE
A Dámaso Alonso
Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene,
por un anfibio sendero
de cristales y laureles.
El silencio sin estrellas,
huyendo del sonsonete,
cae donde el mar bate y canta
su noche llena de peces.
En los picos de la sierra
los carabineros duermen
guardando las blancas torres
donde viven los ingleses.
Y los gitanos del agua
levantan, por distraerse,
glorietas de caracolas
y ramas de pino verde.* * *
Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene.
Al verla se ha levantado
el viento, que nunca duerme.
San Cristobalón desnudo,
lleno de lenguas celestes,
mira a la niña tocando
una dulce gaita ausente.Niña, deja que levante
tu vestido para verte.
Abre en mis dedos antiguos
la rosa azul de tu vientre.* * *
Preciosa tira el pandero
y corre sin detenerse.
El viento-hombrón la persigue
con una espada caliente.Frunce su rumor el mar.
Los olivos palidecen.
Cantan las flautas de umbría
y el liso gong de la nieve.¡Preciosa, corre, Preciosa,
que te coge el viento verde!
¡Preciosa, corre, Preciosa!
¡Míralo por dónde viene!
Sátiro de estrellas bajas
con sus lenguas relucientes.* * *
Preciosa, llena de miedo,
entra en la casa que tiene
más arriba de los pinos
el cónsul de los ingleses.Asustados por los gritos
tres carabineros vienen,
sus negras capas ceñidas
y los gorros en las sienes.El inglés da a la gitana
un vaso de tibia leche,
y una copa de ginebra
que Preciosa no se bebe.Y mientras cuenta, llorando,
su aventura a aquella gente,
en las tejas de pizarra
el viento, furioso, muerde.
[1] Cito por Federico García Lorca, Romancero gitano. Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías, Madrid, Visor Libros, 2008, pp. 34-37.