«Obrero andaluz», soneto de Jesús Mauleón

Vaya para hoy este poema de Jesús Mauleón, «Obrero andaluz», perteneciente a La luna del emigrante (Palencia, Artes Gráficas Colón, 1968), número 65 de la colección «Rocamador», al cuidado de José María Fernández Nieto. Este libro nació de los años de estudios de Mauleón en Alemania. Es la última composición de la primera sección del poemario, titulada «La luna del emigrante (Tus desterrados hijos)» y va fechado «(Duisburgo, 2 En. 1962)». En una entrada de Libertad Digital, del 4 de mayo de 2007, el propio poeta escribía este comentario para acompañar al texto del poema:

Toda emigración es desarraigo. No se pueden transplantar las raíces, y el árbol, el emigrante, se desangra en la nueva plantación. Hombres de color atraviesan el mar y se aventuran hacia las islas. El sur hacia el norte, más próspero. España hacia Alemania antes, africanos hacia la península hoy… Con las manos, los pies y la garganta se puede cantar y bailar un cántico antiguo en tierra extraña (salmo 136), sevillanas o blues. «En la orilla del Rin y de los ríos / colgamos las guitarras…».

Obreros españoles en la fábrica de Volkswagen en Kassel (Alemania). Foto del Centro de Interpretación de Emigrantes y Retornados de Andalucía (CIERA).

El soneto —de gran perfección formal, como es usual en el poeta-sacerdote navarro— dice así:

Dejaste las raíces en lo hondo
de un olivar de gracia y señorío
y hoy en suelo alemán sueñas sombrío,
árbol truncado y sin rumor de fondo.

Te dieron nieblas por el sol redondo,
y ahora a tu tronco se le duerme el brío.
Tiembla tu oliva y hace tanto frío
que a lo lejos se hiela el cante jondo.

Ay, faraón, tan lejos de la corte,
rondan tu corazón con su mareo
la cerveza y la bruma gris del Norte;

ya no acude a tus palmas el jaleo,
y se te viene a tierra sin soporte
el rito señorial del taconeo[1].


[1] Jesús Mauleón, La luna del emigrante, Palencia, Artes Gráficas Colón, 1968, p. 25.