«Canción de cuna para los niños de Beirut», de Rafael Alfaro

Del sacerdote salesiano Rafael Alfaro (El Cañavate, Cuenca, 1930-Granada, 2004) ya había traído al blog su soneto «Hoy tengo ya mi lámpara encendida». Este otro poema, su «Canción de cuna para los niños de Beirut», sirve igual, por desgracia, para la guerra del Líbano de los años 80, como para las de nuestros días, tanto en esas castigadas tierras de Oriente Medio como en Ucrania, o en tantos países del continente africano que sufren guerras olvidadas, poco o nada mediáticas. Si el Niño Jesús —que venía en camino en el vientre de María— recibió el cruel «No hay posada» de sus contemporáneos, para todos estos otros niños de nuestro enloquecido mundo actual tampoco hay hogar, ni comida, ni escuela, y en sus vidas única y tristemente «florece la artillería» (v. 3).

Un niño de ocho años de la ciudad palestina de Rafah sentado en las ruinas de su casa bombardeada por Israel
Un niño de ocho años de la ciudad palestina de Rafah sentado en las ruinas de su casa bombardeada por Israel. Foto: UNICEF.

«El que escandalizare a uno de estos pequeñuelos
que creen, mejor le sería que le echasen al cuello
una muela de molino y le arrojasen al mar» (Mc 9, 42).

En Beirut la noche es fría
y en los jardines del viento
florece la artillería.

Los niños duermen despiertos
y hasta los que mueren quedan
con los ojos más abiertos.

Abiertos porque el espanto
no se los deja cerrar
ni con los puños de llanto.

Ea, a dormir, ojos bellos,
que los dedos de la paz
pongan sus rosas en ellos.

Ea, a soñar, ojos claros,
porque los niños del mundo
hoy cantan para velaros[1].


[1] Tomo el texto de la antología Porque esta noche el Amor. Poesía navideña del siglo XX, introducción y selección de poemas por Miguel de Santiago y Juan Polo Laso, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1997, pp. 122-123.