Historia literaria de Navarra en la Edad Media: literatura en lengua occitana

En el mismo periodo cronológico que el «Roncesvalles navarro», tenemos que aludir asimismo a otras composiciones inspiradas en hechos históricos, pero escritas en lengua occitana[1]. Uno de los más famosos trovadores de este momento, Guillem o Guillermo de Tudela, familiar del conde Balduino y cortesano de Pedro II de Aragón (parece ser de familia franca asentada en Tudela, lugar de su nacimiento), es autor de la primera parte de la Cansó de la Crozada contra’ els eretges dʼAlbegés (Canción de la Cruzada contra los albigenses), poema épico escrito en provenzal. Para Zalba, se trata de una «historia verídica y verdadera epopeya, no solo por el ritmo, sino también por la forma narrativo-descriptiva; caracterizándose además por el color y la fidelidad en la exposición de los hechos, por las delicadezas de ingenio, por la originalidad y por las creaciones robustas de caracteres»[2]; González Ollé señala que interesa «como muestra sobresaliente del cultivo de la poesía provenzal en Navarra y por autor navarro»[3].

Por su parte, Guilhem Anelier de Toulouse (su nombre se consigna con distintas variantes: Guillem Anelier de Tolosa, Guillermo de Anelier, Annelier, Aneliers, Anheler…) es autor de La guerra civil de Pamplona (se trata de un título facticio), poema escrito también en lengua occitana (aunque el autor da entrada a varios vocablos navarros) formado por más de cinco mil versos dodecasílabos (divididos en hemistiquios de seis sílabas) repartidos en ciento cuatro tiradas. Anelier llegó a Navarra acompañando al gobernador Eustaquio de Beaumarché y estuvo presente en las graves revueltas que devastaron gran parte de Pamplona a lo largo del año 1277. Se ha comentado que en esta composición el narrador ahoga al poeta, y que, por tanto, su valor es más histórico que literario. El manuscrito de esta obra perteneció al monasterio de Fitero, de donde pasó a manos de don Pablo Ilarregui, quien lo publicó en Pamplona el año 1847, donándolo después a la Academia de la Historia. Va encabezado con una inscripción latina, en letras góticas mayúsculas, de color encarnado y azul alternas, que dice «Guillermus Anelier de Tolosa me fecit». Existe una edición facsímil y modernizada del texto original occitano, con traducciones al castellano y al euskera, publicada por el Gobierno de Navarra en 1995[4].

La guerra civil de Pamplona, de Guillermo Aneliers de Tolosa, edición de Pablo Ilarregui (1947)

González Ollé nos ofrece la siguiente valoración de estos dos títulos en provenzal: «Las dos obras últimamente mencionadas cuentan entre las de mayor envergadura literaria de la Navarra medieval y representan la más notable manifestación —existen otras de menor alcance— del cultivo de la poesía provenzal en dicho reino»[5].

Debemos recordar también en este apartado a don Teobaldo, cuarto conde de Champagne de ese nombre, que reinaría en Navarra en el periodo 1234-1253 como Teobaldo I[6]. Trovero más que trovador, es autor de unas cincuenta canciones (pastorelas, serventesios, chansones, descorts o lamentaciones). Teobaldo habría estado enamorado supuestamente de la hermosa Blanca de Castilla, reina viuda de Francia; y, en opinión de Zalba, ese amor imposible cristalizó

en hermosas y sentidas poesías, que él mismo ponía en música: en ellas hace gala de su ingenio y de las delicadezas que sentía su corazón hacia su amada; cuenta las heridas que lo desgarran, ensalza los ojos de su dama, y quiere morir como el ruiseñor, amando y cantando. En todas resplandecen la galantería, la sutileza, la dulzura, el gracejo, la nobleza, y no faltan tampoco los rasgos de ingenuidad, llegando en algunas a promover la sexta cruzada a la que él asistió[7].

Sin embargo, debemos considerar que la poesía trovadoresca se construye con los tópicos del amor cortés y del servicio amoroso a la dama, a la que se adora de forma casi religiosa (religio amoris), y no es necesario, por tanto, buscar modelos en la vida real para esos amores literarios. Se trata más bien de convenciones genéricas, aunque en algún caso pueden tener correlatos en experiencias amorosas reales de la vida del trovador.

Otro nombre que merece la pena citar es el de Guillem o Guillaume de Machaut, quien el año 1356 dedicó a Carlos II (reinante en Navarra entre 1349 y 1387) Le confor d’ami. Podríamos recordar también a Roberto de Ketton y la Chanson de Sainte Foy[8].


[1] Ver Fernando González Ollé, «La lengua occitana en Navarra», Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, 25, 1969, pp. 299-300; y Hortensia Viñes Rueda, Textos de España. Literatura navarra / Literatura francesa, Pamplona, Diputación Foral de Navarra (Dirección de Educación), 1980, pp. 11-13.

[2] José Zalba, «Páginas de la historia literaria de Navarra», Euskalerriaren Alde, XIV, 1924, p. 348.

[3] González Ollé, «La lengua occitana en Navarra», p. 300. Ver Joaquín Guillén Sangüesa, «Guillermo de Tudela y “La Canción de la Cruzada contra los Albigenses”», Centro de Estudios Merindad de Tudela, 14, 2006, pp. 103-138.

[4] Ver también Ignacio Elizalde, «Navarra en “les romans courtois”», Letras de Deusto, vol. 5, núm. 10, julio-diciembre de 1975, pp. 5-43.

[5] Fernando González Ollé, Introducción a la historia literaria de Navarra, Pamplona, Gobierno de Navarra (Dirección General de Cultura-Institución «Príncipe de Viana»), 1989, p. 72.

[6] Ver Viñes Rueda, Textos de España. Literatura navarra / Literatura francesa, pp. 9-11; Alexandre Micha, introducción a Thibaud de Champagne, Recueil de Chansons, París, Klincksieck, 1991, pp. 7-15; Víctor Manuel Arbeloa, «Teobaldo I de Navarra, rey y poeta», Río Arga, 68, tercer trimestre de 1993, pp. 5-10; y Aurelio Sagaseta, «Teobaldo I: poeta y músico», Río Arga, 68, tercer trimestre de 1993, pp. 31-35.

[7] Zalba, «Páginas de la historia literaria de Navarra», pp. 347-348.

[8] Ver Antonio Ubieto Arteta, «Poesía navarro-aragonesa primitiva», Estudios de Edad Media de la Corona de Aragón, VIII, 1967, pp. 16-27; Juan Antonio Frago Gracia, «Literatura navarro-aragonesa», en José María Díez Borque (coord.), Historia de las literaturas hispánicas no castellanas, Madrid, Taurus, 1980, pp. 254-261; y María Rosa Pan Sánchez, «Navarra y la literatura inglesa: trovadores, juglares y ministriles ingleses en la Corte navarra», Notas y Estudios Filológicos, 11, 1996, pp. 157-177. Para más detalles remito a Carlos Mata Induráin, Navarra. Literatura, Pamplona, Gobierno de Navarra (Departamento de Cultura y Turismo-Institución Príncipe de Viana), 2004.