—¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí; ha resucitado.
(Lucas, 24, 5-6)
En años anteriores ya han quedado recogidos en el blog varios poemas dedicados a la Resurrección del Señor: así, el soneto «A la Resurrección», de Lope de Vega; «A la resurrección del Señor», de Bartolomé Leonardo de Argensola; la «Oda a Cristo resucitado», de Antonio López Baeza, o el «Soneto de la Resurrección», de Francisco Luis Bernárdez. Para este nuevo Domingo de Resurrección copiaré en su versión en español recogida en el Misal Romano la Secuencia de Pascua, «Victimae paschali laudes», que se reza o canta antes del Evangelio.
Es esta una secuencia[1] prescrita en el rito romano para la misa del domingo de Pascua y toda su octava, cuya creación se atribuye a Wipo de Burgundia, monje del siglo XI que fue capellán de Conrado II, aunque también se ha atribuido a otros posibles autores como Notker Balbulus, Roberto II de Francia y Adán de San Víctor[2]. La versión en castellano, si bien no es una traducción literal del texto latino antiguo[3], reproduce fielmente el significado y la tonalidad poética (aquí un romance endecha —versos heptásilabos— con rima á a) del original. Dice así:
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
—¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?
—A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa[4].
[1] Las secuencias son composiciones musicales sin texto que surgieron en el siglo IX como frases melódicas añadidas a la exclamación Alleluia, montadas sobre la última sílaba para prolongar —de allí la palabra sequentia— la exclamación.
[2] Actualmente encontramos cuatro secuencias: dos obligatorias: «Victimae Paschali laudes» para Pascua y «Veni sancte spiritu» para Pentecostés; y dos opcionales: «Lauda Sion» para el Corpus y «Stabat Mater» para el 15 de septiembre, en memoria de la Virgen de los Dolores.
[3] El texto latino antiguo es: «Victimae paschali laudes immolent Christiani. Agnus redemit oves: Christus innocens Patri reconciliavit peccatores. / Mors et vita duello conflixere mirando: dux vitae mortuus, regnat vivus. / Dic nobis Maria, quid vidisti in via? Sepulcrum Christi viventis, et gloriam vidi resurgentis. / Dic nobis Maria, quid vidisti in via? / Angelicos testes, sudarium, et vestes. / Dic nobis, Maria, quid vidisti in via? / Surrexit Christus spes mea: / praecedet vos in Galilaeam. / Credendum est magis soli Mariae veraci quam Judaeorum turbae fallaci. / Scimus Christum surrexisse a mortuis vere: / Tu nobis, victor Rex, miserere. / Amen. Aleluya».
[4] Puede verse un comentario detallado del significado de cada apartado de la sentencia en Francisco Torres Ruiz, «Secuencia de Pascua: Victimae paschali laudes», publicada en Sancta Sanctis el 3 de mayo de 2017.



