«Día de la Epifanía, descubierto el Santísimo Sacramento», romancillo de José de Valdivielso

¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque vimos
su estrella en el oriente y hemos venido a adorarle (
Mateo, 2, 2).

Hoy, 6 de enero, Día de Reyes, celebramos la Epifanía o manifestación de Jesucristo como Hijo de Dios y Salvador del mundo a todas las naciones. José de Valdivielso —otro gran cultivador barroco de la temática navideña, al igual que Lope de Vega— dedicó una de las composiciones de su Romancero espiritual al «Día de la Epifanía, descubierto el Santísimo Sacramento».

Alberto Durero, Adoración de los Magos (1504). Galería Uffizi (Florencia, Italia)
Alberto Durero, Adoración de los Magos (1504). Galería Uffizi (Florencia, Italia).

Desde el punto de vista métrico, se trata de un romancillo (romance de versos hexasílabos, con rima aguda en ó), que repite el hermoso y emotivo estribillo «Atabales tocan / en Belén, pastor; / trompeticas suenan, / alégrame el son». Como es frecuente en estas poesías navideñas de los autores del Siglo de Oro, bajo la aparente sencillez de la forma y la expresión se encierran variados motivos bíblico-teológicos, como explico en las notas al pie. El poema dice así:

Atabales tocan
en Belén, pastor;
trompeticas suenan,
alégrame el son.

De donde el aurora
abre su balcón
y saca risueña
en brazos al sol[1],
vienen Baltasar,
Gaspar y Melchor,
preguntando alegres
por el Dios de amor.
Todos traen presentes
de rico valor,
oro, incienso y mirra
al Rey, Hombre y Dios[2].

Atabales tocan
en Belén, pastor;
trompeticas suenan,
alégrame el son.

La virginal Madre
del Rey Salomón[3],
para la visita,
de fiesta salió.
De estrellas se puso
un apretador[4],
y un manto de lustre
con puntas del sol.
Para los chapines[5],
que bordados son,
virillas[6] de plata
la luna le dio.

Atabales tocan
en Belén, pastor;
trompeticas suenan,
alégrame el son.

De la tierra y cielo[7]
sacó lo mejor,
en el Agnus Dei[8]que al cuello colgó.
Llora el Niño hermoso,
del yelo al rigor,
mas dándole el tres[9]
luego le acalló.
Aunque le ven pobre
y le dan por Dios,
saben que Jüez
volverá mejor[10].

Atabales tocan
en Belén, pastor;
trompeticas suenan,
alégrame el son
[11].


[1] De donde el aurora … en brazos al sol: es decir, del oriente. Ahora bien, más allá de esa referencia meramente geográfica, en este contexto podemos entender también que la Aurora (la Virgen María) saca risueña (da a luz) al Sol (Jesús).

[2] oro, incienso y mirra / al Rey, Hombre y Dios: el oro es símbolo de la realeza; el incienso se ofrecía a la divinidad; la mirra, que se usaba para embalsamar a los muertos, recuerda la condición también humana de Cristo.

[3] Rey Salomón: en una primera lectura, podríamos pensar que casaría mejor aquí «Rey Salvador», pues Salomón fue un antiguo rey de Israel, hijo de David (su historia se narra en el Primer Libro de los Reyes, 1-11, y en el Segundo Libro de las Crónicas, 1-9), y obviamente la Virgen María no fue su madre. Ahora bien, como rey sabio y constructor del Templo de Jerusalén, Salomón es uno de los personajes del Antiguo Testamento que prefiguran a Cristo, que —no lo olvidemos— era también de la estirpe de David. Por eso, creo que puede mantenerse aquí sin problema la lectura «Madre / del Rey Salomón», entendiendo la expresión en el sentido simbólico o figurado que acabo de señalar.

[4] apretador: jubón o almilla sin mangas.

[5] chapines: chapín es «Chanclo de corcho, forrado de cordobán, muy usado en algún tiempo por las mujeres» (DLE).

[6] virillas: adornos en el calzado, especialmente en los zapatos de las mujeres, que les servían también de refuerzo entre el cordobán y la suela.

[7] De la tierra y cielo: el texto original trae «De la tierra, y el cielo», que da siete sílabas. Suprimo el artículo el para regularizar la medida (todos los versos son hexasílabos).

[8] Agnus Dei: «Objeto de devoción consistente en una lámina de cera impresa con alguna imagen» o «Relicario que especialmente las mujeres llevaban al cuello» (ambas definiciones proceden del DLE). Pero, al mismo tiempo, tengamos presente que Jesús es el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo.

[9] tres: «Conjunto de tres voces o de tres instrumentos» (DLE), es decir, los tres Reyes Magos, en este caso. Compárense estos versos del «Romance de los Reyes, descubierto el Santísimo Sacramento», del mismo Valdivielso: «Como el cielo ve que llora / y que tien tanto por qué, / pienso que sin duda quiere / acallarle con un tres». En la edición moderna de 1880 se lee «dándole él tres», lectura que estropea el sentido. Otra posibilidad sería que tres significase algo así como ʻchupeteʼ o ʻsonajeroʼ, pero no encuentro documentada la voz con este significado en los diccionarios.

[10] saben que Jüez / volverá mejor: en su segunda venida a la Tierra (parusía, advenimiento, maranata…), Cristo vendrá con gloria, como dice el Credo, «a juzgar a los vivos y a los muertos» (Símbolo Apostólico: D 7 9).

[11] Cito por Romancero espiritual, en gracia de los esclavos del Santísimo Sacramento, para cantar cuando se muestra descubierto, por el maestro José de Valdivielso su capellán, y de la capilla muzárabe en su santa iglesia de Toledo. Añadido y enmendado en esta última impresión por el mismo autor, en Madrid, por doña Mariana del Valle, a costa de Francisco Martínez, mercader de libros, frontero de la calle de la Paz, 1659 [en el colofón con estos otros datos: en Madrid, en la Imprenta de la viuda de Francisco Nieto, 1675], fols. 156v-157v. Hay edición moderna, con prólogo de Miguel Mir, Madrid, Imprenta de D. A. Pérez Dubrull, 1880, donde ocupa las pp. 283-285.