Cronología de Pedro Calderón de la Barca (1600-1681)

1600 Nace en Madrid, el 17 de enero, en el seno de una familia hidalga procedente de la Montaña. Es el tercero de los hijos de Diego Calderón de la Barca, escribano del Consejo y Contaduría Mayor de Su Majestad, y Ana María de Henao y Riaño. Es bautizado en la parroquia de San Martín.

1605 Primeros estudios en Valladolid, donde se ha instalado su familia en seguimiento de la Corte.

1606 La Corte regresa a Madrid, y con ella la familia de Calderón.

1608 Ingresa en el Colegio Imperial de la Compañía de Jesús de Madrid, donde seguirá hasta 1613.

1610 Muere su madre.

1614 Ingresa en la Universidad de Alcalá, donde estudia Lógica y Retórica. Su padre se casa en segundas nupcias con doña Juana Freyle.

1615 Tras la muerte de su padre, abandona la Universidad de Alcalá y pasa a la de Salamanca para estudiar Cánones (inicio de su carrera eclesiástica, a la que estaba destinado para heredar una capellanía familiar). Sigue sus estudios hasta 1619: se gradúa como bachiller en ambos Derechos, pero no consta que alcanzase el título de licenciado. Adquiere una sólida cultura (gramática, latín, griego, teología…), que constituirá la base para la profundidad de su pensamiento. Participa en las justas poéticas por la beatificación de Santa Teresa.

1616 Los hermanos Calderón están bajo la tutela de su tío, don Andrés Jerónimo González de Henao.

1618 Concluye el pleito con la madrastra sobre la herencia del padre.

1620 Acude a Madrid, donde es premiado en las justas para la beatificación de San Isidro, de las que es mantenedor Lope de Vega.

1621 Decide no ordenarse sacerdote y seguir la vida militar. Implicación de los hermanos Calderón en el homicidio de Nicolás Velasco. Problemas económicos. Se vincula a la nobleza entrando al servicio del Condestable de Castilla, don Bernardino Fernández de Velasco.

1622 Obtiene el tercer premio en las fiestas de la canonización de San Isidro, Santa Teresa, San Ignacio, San Francisco Javier y San Felipe Neri.

1623 Estreno el 29 de junio, por Juan Acacio Bernal, de la que tradicionalmente se había tenido por primera comedia de Calderón, Amor, honor y poder, en el Palacio Real de Madrid (recientemente se ha descubierto que esa primera comedia suya sería La selva confusa). Se dedica desde entonces a escribir comedias. Es dudoso que participase en las campañas militares del Milanesado y Flandes, acompañando al duque de Frías.

1624 Estrena Nadie fíe su secreto.

1625 Estrena La gran Cenobia y también El sitio de Bredá, en el Salón Grande del Alcázar de Madrid, para celebrar la toma de Bredá por Ambrosio de Spínola.

1626 Mejora la situación económica gracias a la venta del empleo paterno.

1627 Estrenos de La cisma de Ingalaterra y La devoción de la cruz.

1628 Estrenos de Luis Pérez, el gallego, El purgatorio de San Patricio y Saber del mal y del bien.

1629 Persiguiendo al cómico Pedro de Villegas, que había herido a su hermano Diego, Calderón quebranta la clausura del convento de las Trinitarias. Tras las quejas de Lope de Vega y fray Hortensio de Paravicino, el propio monarca interviene en el asunto. Su renombre de dramaturgo va aumentando, conforme va creciendo su producción teatral. Se estrenan La dama duende, Casa con dos puertas mala es de guardar, El galán fantasma y El príncipe constante.

1631 Estrenos de El astrólogo fingido y Mejor está que se estaba.

1632 Estreno de La cena del rey Baltasar, auto sacramental.

1633 Escribe, entre 1633 y 1636, Los cabellos de Absalón.

1634 Para celebrar la inauguración del Palacio del Buen Retiro se estrena el auto sacramental El nuevo palacio del Retiro.

1635 Estrena El médico de su honra. Tras la muerte de Lope de Vega, se gana el aprecio del público con sus piezas para los corrales de comedias de la Cruz y del Príncipe. Además, se convierte en el dramaturgo favorito de la Corte y es nombrado director de las representaciones palaciegas. La noche de San Juan, en el estanque del Retiro, estrena El mayor encanto, amor. Polémica con Cosme Lotti (Calderón defiende que los efectos escenográficos han de estar al servicio del texto dramático, y no al revés). Concluye la redacción de La vida es sueño.

1636 Publicación, al cuidado de su hermano José, de la Primera parte de sus comedias, que se abre con La vida es sueño. Quizá estrena este año El alcalde de Zalamea. Estreno de Los tres mayores prodigios, en el que intervienen tres compañías, las de Tomás Fernández, Pedro de la Rosa y Sebastián de Prado.

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1637 Recibe en abril el hábito de Santiago, que había solicitado el año anterior. Aparece la Segunda parte de comedias, en la que figura El médico de su honra. Entra al servicio del duque del Infantado, con el que permanece hasta 1640. Por encargo del Ayuntamiento de Yepes (Toledo) escribe para las fiestas del Corpus El mágico prodigioso. Estrena también El mayor monstruo del mundo, A secreto agravio, secreta venganza y No hay burlas con el amor.

1638 Probable participación —aunque no documentada— en los combates para liberar Fuenterrabía del cerco de las tropas francesas.

1640-1641 Guerra de Cataluña: tras componer para Palacio Certamen de amor y celos, sale a la campaña. Se distingue como soldado, siendo herido en el sitio de Lérida.

1642 De nuevo en Cataluña, pide y obtiene el retiro del ejército.

1644-1649 Se dedica a la composición de autos sacramentales, de los que detentará prácticamente la exclusiva durante décadas: La humildad coronada, El socorro general, El pintor de su deshonra… El Ayuntamiento de Madrid le encargará dos autos cada año, que le paga generosamente. Reside temporalmente en Toledo, pero en 1645 regresa a Madrid. Baja su producción dramática porque los corrales de comedias permanecen cerrados tras la muerte de la reina Isabel de Borbón en 1644 y del príncipe heredero Baltasar Carlos en 1646. Tiene amoríos, de los que nace un hijo natural, Pedro José, que muere prematuramente. Fallece también su hermano José en 1645. Entre 1646 y 1649 sirve a don Fernando Álvarez de Toledo, sexto duque de Alba, y se retira a Alba de Tormes.

1647 Muere su hermano Diego.

1649 Regresa a Madrid para las celebraciones del matrimonio de Felipe IV con Mariana de Austria. Probablemente es de este año El gran teatro del mundo, comedia.

1650 Ingresa en la Orden Tercera de San Francisco. Estreno de El pintor de su deshonra, drama.

1651 Recibe la ordenación sacerdotal. A partir de entonces, Calderón abandona el teatro profano para los corrales y solo compone autos sacramentales y comedias para fiestas de la Corte (teatro para Dios y para el rey).

1652 Se estrena La fiera, el rayo y la piedra. Su nuevo colaborador escenográfico es Luigi Baccio del Bianco. El éxito de la obra (que dura siete horas y cuenta con siete mutaciones de escenario) es total y se suceden cuarenta representaciones seguidas.

1653 Alcanza el cargo de Capellán de los Reyes Nuevos de la catedral de Toledo. Frecuentes viajes a Madrid. Estreno de Andrómeda y Perseo.

1655 Estreno de El gran teatro del mundo, auto.

1657 Estreno de El golfo de las sirenas, en el cazadero de la Zarzuela.

1658 Estreno de Los tres afectos de amor: piedad, desmayo y valor, a cargo de dos compañías, las de Diego Osorio y Bartolomé Romero.

1660 Compone una ópera, La púrpura de la rosa, que se estrena en el Retiro para festejar la boda de la infanta María Teresa con Luis XIV.

1661 Estrenos de Eco y Narciso y El hijo del Sol, Faetón.

1663 Nombrado Capellán de Honor del rey, se traslada definitivamente a la Corte.

1664 Aparece la Tercera parte de comedias, a cargo de Domingo García Morrás. Estreno de La hija del aire.

1665 Muere Felipe IV y, debido al luto, se suspende la actividad teatral en la Corte, cuando el éxito de Calderón es absoluto.

1666 Es nombrado Capellán Mayor de la Congregación de Presbíteros naturales de Madrid.

1669 Estreno en el Buen Retiro de Fieras afemina amor, en el cumpleaños de la reina regente, Mariana de Austria. Nombrado Capellán Mayor de Carlos II.

1670 Estreno de Sueños hay que verdad son. Desde este año se representan sus autos en Lima.

1671 Participa en el certamen poético en honor de la canonización de San Francisco de Borja.

1672 Sale la Cuarta parte de comedias, a cargo de José Fernández de Buendía, con prólogo del propio Calderón. Estreno de La estatua de Prometeo. Se representa en la corte virreinal de Lima Galán, valiente y discreto.

1673 Estreno de La vida es sueño, auto sacramental.

1677 Quinta parte de comedias, sin autorización del autor, a cargo de Antonio la Caballería (Barcelona) y Antonio Francisco de Zafra (Madrid). Se publica también un volumen con doce de sus autos sacramentales.

1679 Se le otorga por real cédula una «ración de Cámara en especie» por la real despensa dada su «crecida edad» y «muy cortos medios».

1680 El 3 de marzo, con motivo del Carnaval, se estrena su última comedia, Hado y divisa de Leonido y Marfisa.

1681 A petición del duque de Veragua, Calderón prepara una lista de sus obras. Escribe El cordero de Isaías. Otorga testamento el 20 de mayo y muere el 25 de ese mismo mes, cuando estaba trabajando en el segundo auto del Corpus del año siguiente, La divina Filotea, que sería completado por Melchor de León. Es enterrado en la iglesia de San Salvador de Madrid. La muerte de Calderón marca el final simbólico del Barroco literario español. Al año siguiente, Vera Tassis comenzará la publicación de sus Comedias, en nueve partes[1].


[1] Existe bibliografía sobre la vida de Calderón de la Barca, desde la decimonónica Biografía documentada de don Pedro Calderón de la Barca, de Felipe Picatoste y Rodríguez, publicada en Madrid en 1881, hasta la reciente de Don W. Cruickshank, Calderón de la Barca. Su carrera secular, trad. de José Luis Gil Aristu, Madrid, Gredos, 2011 [publicada originalmente en inglés: Don Pedro Calderón, Cambridge, Cambridge University Press, 2009], pasando por otros trabajos como el de Cristóbal Pérez Pastor, Documentos para la biografía de don Pedro Calderón de la Barca, Madrid, Establecimiento Tipográfico de Fortanet, 1905, o el de Ángel Valbuena Briones, «Revisión biográfica de Calderón de la Barca», Arbor, 94, 1976, pp. 17-31. Son también de mucha utilidad, entre otras, las síntesis biográficas de Felipe B. Pedraza Jiménez, Calderón. Vida y teatro, Madrid, Alianza Editorial, 2000; y de Ignacio Arellano, Calderón y su escuela dramática, Madrid, Ediciones del Laberinto, 2001. En la Universidad de Navarra, el Grupo de Investigación Siglo de Oro (GRISO), bajo la dirección del Dr. Ignacio Arellano, desarrolla sendos proyectos consistentes en la edición de los «Autos sacramentales completos de Calderón de la Barca» y las «Comedias completas de Calderón de la Barca» y coordina la publicación del Anuario Calderoniano, revista académica dedicada monográficamente al estudio de la vida y la obra del dramaturgo madrileño.

 

Cronología de Francisco Antonio de Bances Candamo (1662-1704)

Bances Candamo, «escritor límite» en acertada expresión de Juan Manuel Rozas, es el autor más destacado de entre quienes escribieron en tiempos de Carlos II, valga decir en las postrimerías del Barroco. Las fechas de su biografía (1662-1704) coinciden casi exactamente con las del reinado del último Austria (1665-1700). Su figura ofrece, además, el interés de aunar la teoría y la práctica teatral. Bances Candamo defenderá en su preceptiva dramática y cultivará en sus comedias un teatro pedagógico (que se propone enseñar al rey y al pueblo), siendo el conjunto de su producción una «literatura comprometida» —podría decirse así— con su tiempo y con la situación de su país, en especial en lo concerniente al problema sucesorio al trono. El Grupo de Investigación Siglo de Oro (GRISO) de la Universidad de Navarra desarrolla desde hace años, bajo la coordinación del Dr. J. Enrique Duarte, un proyecto de investigación que tiene como objetivo el estudio y edición crítica de sus obras.

Aquí ofrezco un resumen cronológico de este interesante escritor, heredero de Calderón en lo teatral como lo es de Góngora en lo poético; en suma, el último dramaturgo y poeta —todavía con una calidad notable— del Barroco español.

Bances_Retrato

1662 Nace, probablemente, el 26 de abril en la parroquia de Sabugo, barrio marinero de Avilés (Asturias), siendo bautizado el 4 de mayo. Sus padres, el sastre Diego de Bances Grado y María López Candamo y Fernández de Bustos, son pobres (cuando muera su padre, antes de que él cumpla un año, será enterrado de limosna), pero de ascendencia hidalga, de la que se enorgullecerá más adelante:

Noble cuna me dio Asturias
en el lugar primitivo
en que a vuestros ascendientes
hicieron reyes los míos[1].

1672 Enviado por su madre a Sevilla, para que se forme con su tío don Antonio López Candamo, canónigo de la catedral, recibe ese año las órdenes menores. Desde niño destaca por su talento, ingenio, buena memoria, elocuencia y erudición.

1677 Tras hacer estudios de Filosofía, en este año inicia los de Leyes y Cánones en la Universidad de Sevilla. Obtendrá el grado y, de dar por buena una afirmación suya, también el título de doctor.

1682 Su primera publicación es un soneto laudatorio en los preliminares del Apólogo membral: discurso jocoserio, moral y político de Francisco Godoy. Participa posiblemente en los círculos literarios de Sevilla. En su madurez reconocerá dos etapas en su producción: «Fui ruiseñor en el Betis / y en el Manzanares cisne».

1683 Escribe una comedia, El ilustre Luis de Badem, sobre el sitio de Viena, ocurrido el 11 y 12 de septiembre de este año, la cual podría haberse representado entre finales de 1683 y principios de 1684 (Gilabert).

Hacia 1684 (en cualquier caso, entre 1682 y 1685), ya licenciado en Cánones, marcha a Madrid, donde triunfará en el teatro. Su actividad se irá haciendo cada vez más intensa y a la altura de 1687 llegará a ser el dramaturgo oficial de Carlos II.

1685 El 3 de febrero participa en una academia literaria en la casa del Regidor de Madrid, Pedro de Arce. Pasa por dificultades económicas, como se desprende de estos versos del vejamen del conde de Clavijo dedicados a Bances:

No tienen hora segura
los hombres, pero tú, sabio,
conoces que los poetas
no tienen seguro un cuarto.

La primera representación teatral de una obra suya de que tenemos noticia corresponde al 15 de noviembre de este año, cuando se estrena en el Coliseo del Buen Retiro —ante los reyes Carlos II y doña María Luisa de Orleáns, y en celebración de los años del emperador de Alemania— su comedia Por su rey y por su dama, a cargo de las compañías de Manuel de Mosquera y Rosendo López. Herido gravemente en el pecho en circunstancias y por causas que se desconocen, el rey se interesa personalmente por su salud.

1686 Estreno el 26 de noviembre, en el Saloncete del Buen Retiro, de La restauración de Buda, comedia de circunstancias (sobre un hecho de actualidad histórica) que se representará también en el Coliseo, donde pueden lucir mejor sus efectos de tramoya.

1687 Estreno de su comedia El mayor monstruo de amor, cuyo protagonista es el cíclope Polifemo, quizá la misma que ¿Cuál es la fiera de mayor entre los monstruos de amor?, que refundirá años después (en 1690) en su zarzuela Fieras de celos y amor. Más importante es otro estreno del mismo año, el de Duelos de Ingenio y Fortuna, comedia mitológica de intriga, y del auto sacramental El primer duelo del mundo, que se representó (con su loa, mojiganga y el entremés de El astrólogo tunante) en Palacio el 29 de mayo, el 30 ante el Consejo de Castilla y en días sucesivos para los demás Consejos y la villa de Madrid, por las compañías de Agustín Manuel de Castilla y Simón Aguado. Probablemente es en este año cuando se convierte en el dramaturgo de cámara del rey (por un Real Decreto expedido por don Manuel de Lira, Secretario del Despacho General). Es algo de lo que se sentirá especialmente orgulloso:

… el ser únicamente nombrado del rey nuestro señor por su real decreto, para escribir sus festejos, cuyo honor por decreto (aunque ha habido otros que le mereciesen mejor que yo) ninguno hasta hoy le ha tenido[2].

1688 Estreno en Valladolid de su comedia El sastre del Campillo, refundición libre de la comedia homónima de Luis Belmonte Bermúdez.

1689 Prohibición de representaciones teatrales por la muerte de la reina María Luisa de Orleáns, fallecida el 12 de febrero. Esponsales de Carlos II con María Ana de Neoburgo y matrimonio por poderes el 24 de agosto de ese año. En el marco de las polémicas sobre la licitud del teatro, el jesuita Ignacio de Camargo publica su Discurso teológico sobre los teatros y comedias de este siglo (Salamanca, por Lucas Pérez, 1689) en el que censura las representaciones teatrales. Colabora con unos poemas para el volumen que se preparó a la muerte de la reina doña María Luisa de Orleáns, Cantos fúnebres de los cisnes de Manzanares a la temprana muerte de su mayor reina, doña María Luisa de Borbón (Madrid, Sebastián de Armendáriz, 1689).

1689-1690 Primera redacción del Teatro de los teatros de los pasados y presentes siglos, la teoría dramática de Bances Candamo, en respuesta al citado Discurso… del teatrófobo Camargo.

1690 Llega la reina a España y es ratificada la boda en Valladolid el 4 de mayo. Se reanuda entonces la actividad teatral. El 26 de julio, con motivo de la onomástica de la reina, se estrena su zarzuela Fieras de celos y amor, cuyos protagonistas son Circe y el cíclope Polifemo, a cargo de la compañía de Agustín Manuel de Castilla.

1691 Estreno de El duelo contra su dama y reposición para los reyes de El sastre del Campillo. Posible fecha de redacción de El español más amante y desgraciado Macías. El 26 de febrero nace un hijo natural, Félix Leandro José (en sus poesías amorosas Bances canta a una tal Amarili y a una Lisi, pero nada sabemos de sus amores en la vida real). Ese año presenta a la Junta del Corpus dos autos nuevos, Las mesas de la Fortuna y El gran químico del mundo (con su loa y entremés de Las visiones), pero son elegidos para su representación dos autos viejos de Calderón (si bien la Junta valora los dos de Bances como los mejores de entre los nuevos). El 10 de junio participa en unas justas con motivo de la canonización de San Juan de Dios y obtiene el primer premio en una de las categorías.

1692 El 27 de enero se estrena su auto Las mesas de la Fortuna. Segunda redacción del Teatro de los teatros. Entre el otoño de 1692 y comienzos de 1693 se representará la trilogía «maldita» (Sanz Ayán) de Bances Candamo: El esclavo en grillos de oro (20 de noviembre, en el Salón dorado de Palacio), Cómo se curan los celos (22 de diciembre, en el Coliseo del Buen Retiro) y, ya en el año siguiente (el 18 de enero, en Palacio), La piedra filosofal.

1693 En efecto, con motivo de los años de la Archiduquesa María Antonia de Baviera, la compañía de Agustín Manuel de Castillo pone en escena La piedra filosofal, que será la última representación palaciega de Bances. El estreno genera muchas protestas: al parecer, el tema de la sucesión al trono, planteado en la obra, incomoda al impotente Carlos II. Bances renuncia a su puesto de dramaturgo oficial en la Corte —o bien le obligan a dejarlo—, y con ello acaba también su ventajosa posición económica. En lo sucesivo se verá obligado a desempeñar oscuros trabajos administrativos. En uno de sus romances escribirá:

Mi nobleza solo basta
a vivir de ella impedido:
ni pobre parezco honrado,
ni honrado puedo ser rico[3].

1694 Tercera redacción del Teatro de los teatros. Es Administrador de las rentas de la villa de Cabra, el primero de sus varios empleos como oficial de Hacienda.

1695 Como Visitador General de alcabalas, tercias, cientos y millones de Córdoba, Sevilla, Málaga, Jerez y otros lugares del sur de la Península, es enviado a abastecer la plaza de Ceuta, sitiada por el rey de Mequinez. Se representan comedias suyas en provincias. A finales de este año o a principios de 1696 regresa a Madrid e intenta reemprender su labor como dramaturgo.

1696 Estreno en el corral del Príncipe, por la compañía de Carlos Vallejo, de su comedia Más vale el hombre que el nombre, sobre diversas aventuras del duque de Osuna en Flandes.

1697 El 17 de febrero se representa la última obra dramática de Bances, ¿Cuál es afecto mayor, lealtad o sangre o amor?, por la compañía de Carlos Vallejo, en el Real Palacio, ante los reyes. El 1 de abril es nombrado Administrador General de Rentas Reales de la villa de Ocaña y su partido. Termina de escribir su Romance I.

1698 Escribe quizá su «Romance al Señor Almirante de Castilla». Sus enemigos intervienen contra él y es despedido de su cargo.

1699-1702 Pese a su delicada salud, seguirá llevando a cabo una ejemplar labor administrativa en el final del reinado de Carlos II y, muerto el rey en 1700, bajo el reinado de Felipe V. Será Superintendente de las Rentas Reales y Conservaduría de Millones de las ciudades de Úbeda y Baeza y sus Tesorerías, puesto en el que permanece hasta noviembre de 1702, cuando se le ordena trasladarse para desempeñar la Superintendencia de Rentas Reales de San Clemente (Cuenca). Dedicado al ejercicio de estos cargos administrativos, permanece de nuevo alejado del mundillo teatral y las tertulias literarias, aunque trabaja por estas fechas en la redacción de su poema épico El César africano (que quedaría inconcluso).

1704 Acude como juez pesquisidor —¿o quizá en calidad de desterrado?— a la villa de Lezuza (Albacete) y estando allí sufre una enfermedad violenta y breve (se habló, en la época, de un posible envenenamiento: «sospecha incierta de tósigo»). Muere el 8 de septiembre, habiendo dejado sus manuscritos a su antiguo amigo y protector don Antonio Martín de Toledo, duque de Alba. Es enterrado de limosna en la capilla del Santo Cristo de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Lezuza.


[1] Francisco Antonio de Bances y Candamo, «Romance II. Al Primer Ministro», en Obras lyricas, edición y prólogo de Fernando Gutiérrez, Barcelona, Selecciones Bibliófilas, 1949, pp. 121-143.

[2] Francisco Antonio de Bances Candamo, Theatro de los teatros de los pasados y presentes siglos, prólogo, edición y notas de Duncan W. Moir, London, Tamesis Books Limited, 1970, p. 93.

[3] Bances Candamo, «Romance II. Al Primer Ministro», en Obras lyricas, ed. Gutiérrez, pp. 121-143.

Cronología de Francisco de Quevedo (1580-1645)

Quevedo

1580 Nace en Madrid, el 17 de septiembre (Lozano Cabezuelo adelanta la fecha a la noche del 13 al 14), en el seno de una familia hidalga oriunda de la Montaña de Santander (es decir, de mediana condición social y económica). Su padre, Pedro Gómez de Quevedo, es escribano real y secretario de la reina Ana de Austria, esposa de Felipe II, y su madre, María de Santibáñez, dama de la reina. Ese mismo año, Portugal se incorpora a España.

1586 Muere su padre, y su madre pasa al servicio de la infanta Isabel Clara Eugenia. Quevedo entra bajo la tutoría de Agustín de Villanueva, miembro del Consejo de Aragón (sigue familiarizándose con el ambiente palaciego en que siempre habría de vivir).

1596 Después de haber estudiado con los jesuitas en el Colegio Imperial de Madrid (1592-1596), ingresa en la Universidad de Alcalá. Se conservan sus inscripciones en Súmulas, Lógica, Física y Matemáticas.

1599 Debió de recibir su título de bachiller el 4 de octubre de ese año, pero no lo recogería hasta el 1 de junio de 1600.

1600 Después de demostrar que había seguido un curso de Filosofía natural y de Metafísica, recibe la licenciatura en Arte. Tiene una gran formación humanística y filosófica; domina las lenguas clásicas y también el francés y el italiano. Se matricula en la Facultad de Teología, pero sus estudios se ven truncados al abandonar la ciudad.

1601 Marcha a Valladolid y reanuda en esa Universidad sus estudios de Teología. Allí inicia su carrera poética y también su larga y feroz enemistad con Góngora. Mantendrá correspondencia con el humanista flamenco Justo Lipsio, hasta la muerte de este en 1606. La estancia de Quevedo en la Corte vallisoletana se prolonga hasta 1605, y en ella obtendrá un empleo por mediación de la duquesa de Lerma. Llegó a recibir las órdenes menores, pero no siguió la carrera sacerdotal.

1603 Figura con dieciocho poemas en la célebre antología de Pedro de Espinosa Flores de poetas ilustres, aprobada ese año, aunque impresa en 1605. Ya ha escrito la Vida de Corte y la Premática que este año de 1600 se ordenó.

1605 Vuelve a Madrid con la Corte. Frecuenta las academias y tertulias literarias. Comienza a redactar los Sueños. Ya ha escrito probablemente El buscón y parte de las obras festivas. Se imprimen algunos romances suyos en la segunda parte del Romancero general de Miguel de Madrigal. Por estas fechas se fragua su enemistad con el famoso maestro de esgrima Luis Pacheco de Narváez, al que ridiculiza en público.

1607 Escribe el Sueño del alguacil endemoniado.

1608 Escribe el Sueño del Infierno.

1609 Envía el 1 de abril una carta a don Pedro Girón, duque de Osuna, junto con el Discurso de la vida y tiempo de Focílides, iniciando así una fiel relación de amistad con el aristócrata. Su situación económica es apurada. Comienza el pleito en torno al censo que había heredado de su madre en la Torre de Juan Abad (Ciudad Real), que no terminaría hasta 1631.

1610 El Padre Antolín Montojo niega el permiso para imprimir el Sueño del Juicio final.

1611 Viaja a Toledo (donde residían Tamayo de Vargas y el Padre Mariana) por el pleito de la Torre de Juan Abad.

1612 En la Torre de Juan Abad dedica a Osuna El Mundo por de dentro.

1613 Son años de intensísima actividad literaria. El 3 de junio envía a su tía Margarita de Espinosa el Heráclito cristiano. El 12 remite al teólogo fray Lucas de Montoya las Lágrimas de Hieremías castellanas. Hacia fines de octubre está en Palermo, al servicio del duque de Osuna, que es virrey de Sicilia. La estancia en Italia supone una clave en su evolución personal (vive las intrigas de la enrevesada política italiana: Italia es uno de los escenarios de la rivalidad entre Francia y España) y, además, mantiene contactos con los poetas e intelectuales del momento.

1615 En verano es elegido embajador por el Parlamento siciliano para traer al rey los donativos ordinarios y extraordinarios, y otro donativo especial para el duque de Uceda.

1616 Recibe el hábito de Santiago y una pensión de cuatrocientos ducados. El duque de Osuna consigue el virreinato de Nápoles y, en septiembre, Quevedo se reúne con él en esa ciudad.

1617 Visita al Papa en Roma, en misión encomendada por Osuna. Viaja a España en mayo.

1618 Defiende al duque de Osuna ante el Consejo de Estado de los cargos de complicidad en la conjuración de Venecia. Regresa a Nápoles, pero no es muy bien recibido por Osuna.

1619 Regreso definitivo a España.

1621 Escribe el Sueño de la Muerte. Proceso contra el duque de Osuna. Destierro de Quevedo a la Torre de Juan Abad. Muere Felipe III: sube al trono Felipe IV y a la privanza Olivares. Quevedo deposita en el nuevo valido sus esperanzas para la regeneración de España y obtiene el favor de la camarilla real.

1622 Se traslada a Villanueva de los Infantes (Ciudad Real). Remite a «doña Mirena Riqueza» el Sueño de la Muerte.

1623 Regresa a la Corte, amistado con el privado, el conde-duque de Olivares, con quien confía que llegarán reformas y proyectos regeneradores.

1624 Muere el duque de Osuna en prisión y le dedica unos famosos sonetos, como el que comienza «Faltar pudo su patria al grande Osuna…». Acompaña al rey en su viaje a Andalucía.

1625 Publica Cartas del caballero de la Tenaza.

1626 Acaba el Cuento de cuentos. Se publican El buscón y la Política de Dios.

1627 Se publican en Barcelona sus Sueños y discursos, y en Zaragoza Desvelos soñolientos.

1629 Dedica al Conde-Duque su edición de las obras de fray Luis de León, que publica como antídoto contra la «pestífera» poesía gongorina.

1630 Escribe El chitón de las tarabillas.

1631 Escribe Marco Bruto y Aguja de navegar cultos. Se publican en Madrid sus Juguetes de la niñez y travesuras del ingenio. Pacheco de Narváez denuncia a la Inquisición El buscón y otras obras de Quevedo.

1634 Se casa con doña Esperanza de Mendoza, pero el matrimonio fracasará al poco tiempo. Publica la Introducción a la vida devota de San Francisco de Sales y La cuna y la sepultura.

1635-1639 Vive retirado esos años en la Torre de Juan Abad.

1636 Se separa de su mujer. Trabaja en Virtud militante y dedica a don Álvaro de Monsalve La hora de todos.

1639 Es detenido en casa del duque de Medinaceli en Madrid y, confinado a León, se le encarcela en el convento de San Marcos.

1643 Al producirse la caída del conde-duque de Olivares, es puesto en libertad y puede trasladarse a Madrid, aunque ya muy enfermo y quebrantado.

1644 Dedica la Vida de San Pablo a don Juan Chumacero.

1645 En enero se traslada a Villanueva de los Infantes, y allí muere el 8 de septiembre, en una celda del convento de Santo Domingo[1].


[1] La bibliografía sobre Quevedo es muy abundante. Una magnífica aproximación a su vida y obra puede verse en Ignacio Arellano, Francisco de Quevedo, Madrid, Síntesis, 2006. El Grupo de Investigación Siglo de Oro (GRISO) de la Universidad de Navarra edita desde 1997 La Perinola. Revista anual de investigación quevediana (ISSN: 1138-6363), donde el lector interesado encontrará la bibliografía más completa y actualizada sobre el escritor.

Don García Hurtado de Mendoza en «El gobernador prudente» de Gaspar de Ávila (4)

La escena que sigue al pasaje de la genealogía de los Mendoza resulta muy significativa porque en ella la actuación de don García como gobernador se imbrica con el elemento religioso[1]. Ocurre que se ve pasar el Santísimo Sacramento que un sacerdote lleva a algún indio, y don García decide que vayan todos acompañándolo, porque el recibimiento preparado para él es mejor que se dedique a Dios; además, considera el encuentro como un buen pronóstico. Acto seguido, don Luis detiene a Villagrán por haberse alzado con el poder (vv. 1314 y ss.)[2], por orden de don García, quien en la escena anterior lo había tratado con mucha cortesía y miramiento. Inmediatamente después vemos a don García postrado en el suelo para que el Santísimo pase por encima de él. Entonces el propio Villagrán, al ver tal rasgo de piedad y humildad, reconoce la justicia de su detención, «que el que tanto en Dios se ajusta / con humilde corazón / no puede hacer cosa injusta» (vv. 1320-1322)[3].

Santísimo Sacramento

En este pasaje se da la autocaracterización de don García: sus hechos y palabras lo retratan en escena. En el siguiente bloque escénico será presentado por otros, concretamente desde el punto de vista araucano. En efecto, Caupolicán reprocha a Lautaro que esté descuidado en amores cuando ya se halla en Chile quien viene a combatirlos; los que le han visto llegar afirman que «es un valiente español» (v. 1396), pero Tucapel se pregunta:

¿Qué valiente puede ser
el que entra en Chile acortando
sus tributos y obligando
con blandura y sin poder? (vv. 1397-1400).

Por su parte, Colocolo menciona su «prudente valor» (v. 1405), con el que gana amigos y rinde enemigos. Hay un elogio indirecto en las palabras del anciano araucano, pues aunque pretenden generalizar, en realidad se inspiran en la actitud mostrada por don García al llegar a territorio chileno. Así le advierte a Caupolicán:

Si hay algo que os pueda dar
en su venida cuidado,
es solo el haber entrado
empezando a granjear,
que ese prudente valor
ha entrado ganando amigos
para hacer los enemigos
menos y rendir mejor.
Y cuidado es menester,
que los capitanes sabios
que entran deshaciendo agravios,
muy cerca están de vencer (vv. 1401-1412).

Entonces Caupolicán manda en embajada a Colocolo, para que diga a don García que se vuelva al mar si no quiere morir como Valdivia:

que solo le advierto yo
que ya el tiempo se acabó
en que estuvo introducida
su tirana potestad
y su ambiciosa intención
por divina imposición
de alguna oculta deidad (vv. 1422-1428).

Colocolo le previene de nuevo sobre la resuelta determinación de don García y le aconseja que no lo incite pasando al ataque:

Ya que siempre me decís
que en este valle araucano
sirvo de oráculo humano,
hoy mal camino elegís
si queréis amedrentar
al que de suyo nació
altivo y se resolvió
a morir o a conquistar (vv. 1437-1444).


[1] Esta entrada forma parte del Proyecto «Autoridad y poder en el teatro del Siglo de Oro. Estrategias, géneros, imágenes en la primera globalización» del Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España (FFI2014-52007-P).

[2] Cito por Gaspar de Ávila, El gobernador prudente / The Prudent Governor, ed. de Patricio Lerzundi, Lewiston / Queenston / Lampeter, The Edwin Mellen Press, 2009, con ligeros retoques en la puntuación. Para más detalles sobre la comedia, ver Carlos Mata Induráin, «Del panegírico a la hagiografía: don García Hurtado de Mendoza en El gobernador prudente de Gaspar de Ávila», Hispanófila, 171, junio de 2014, pp. 113-137.

[3] El episodio del paso del Santísimo está también en el Arauco domado de Oña, y Lope lo incluye asimismo en su comedia homónima, donde el gesto de don García sirve como ejemplo de piedad y humildad, tanto para los indios como para los españoles.

Don García Hurtado de Mendoza en «El gobernador prudente» de Gaspar de Ávila (2)

Frente a Arauco domado de Lope de Vega y Algunas hazañas de las muchas del marqués de Cañete de nueve ingenios, que ya desde el título ponen el énfasis en el aspecto bélico de la materia (don García como capitán capaz de someter la rebelión araucana), la pieza de Gaspar de Ávila focaliza su atención —ya lo observó José Toribio Medina— en la buena gobernación de don García[1]. El título de la comedia resulta, pues, bien significativo. Recordemos que, según las teorías sobre el buen gobierno vigentes en el Siglo de Oro, la prudencia era una de las principales virtudes que debía adornar al gobernante[2]. Copiaré la definición de prudencia que trae Autoridades:

Una de las cuatro virtudes cardinales que enseña al hombre a discernir y distinguir lo que es bueno o malo, para seguirlo o huir de ello. […] Se toma también por cordura, templanza y moderación en las acciones.

En la obra de Ávila, esa caracterización de don García como buen gobernante, sabio y prudente pese a su mocedad (tiene unos veintidós años a su llegada a Chile), la encontramos destacada desde su primera aparición en escena hasta el cierre de la obra. En efecto, en la escena inicial de la segunda jornada, don Luis de Toledo, Villagrán y Bocafría comentan el próximo arribo del nuevo gobernador; Villagrán dice a don Luis que la llegada causará alegría:

porque este reino os concedo
que estaba menesteroso
del gobierno y la prudencia
de un pecho tan valeroso;
si bien, en la resistencia
que hace, estoy temeroso
de que es muy poco el poder
que el nuevo gobernador
trae, si pretende poner
freno al resuelto valor
de Arauco, a mi parecer (vv. 899-909)[3].

Hurtado de Mendoza, Villagra y Quiroga

Villagrán explica que los indios rebelados son «valentísimos soldados» (v. 913), que «saben rendir y matar / y ponen al pelear / el corazón en las manos» (vv. 917-919); y comenta que tratarlos con excesivo miramiento al comienzo de su mandato será contraproducente:

Y si los va acariciando
con blandura, el daño entiendo
que se irá multiplicando,
que han empezado venciendo
y han de proseguir negando (vv. 920-924).

Cuando le pregunta por su edad, don Luis responde que don García tiene veintidós años; y sigue este diálogo entre ambos:

VILLAGRÁN.- Pedía
esta empresa más edad,
que aunque es su capacidad
tanta como su osadía,
la experiencia suele hacer
lo más por sí, cuando ya
falta al valor el poder.

DON LUIS.- Si en eso el remedio está,
menos hay ya que temer.
En el juvenil ardor
del nuevo gobernador
viene la virtud cifrada,
la experiencia anticipada,
y en su ser propio el valor.
Que esta generosa rama
el antiguo fruto aclama
de aquel árbol de Mendoza,
por quien España se goza
con los triunfos de su fama.
Y porque ya la excelencia
de su sangre en dependencia
os permita mayor fe,
mientras él llega os diré
parte de su decendencia (vv. 926b-949).


[1] Esta entrada forma parte del Proyecto «Autoridad y poder en el teatro del Siglo de Oro. Estrategias, géneros, imágenes en la primera globalización» del Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España (FFI2014-52007-P).

[2] Recuérdense algunos tratados como el Oráculo manual y arte de prudencia, de Baltasar Gracián; El gobernador cristiano, de Juan Márquez; Idea de un príncipe político cristiano, de Diego de Saavedra Fajardo, etc. Entre la bibliografía existente sobre la prudencia en Gracián, Cervantes, etc., baste recordar ahora trabajos como los de Aurora Egido, Las caras de la prudencia y Baltasar Gracián, Madrid, Castalia, 2000 y El discreto encanto de Cervantes y el crisol de la prudencia, Vigo, Editorial Academia del Hispanismo, 2011, o el de Ángel Pérez Martínez, El buen juicio en el «Quijote»: un estudio desde la idea de la prudencia en los Siglos de Oro, Valencia, Pre-Textos / Fundación Amado Alonso, 2005.

[3] Cito por Gaspar de Ávila, El gobernador prudente / The Prudent Governor, ed. de Patricio Lerzundi, Lewiston / Queenston / Lampeter, The Edwin Mellen Press, 2009, con ligeros retoques en la puntuación. Para más detalles sobre la comedia, ver Carlos Mata Induráin, «Del panegírico a la hagiografía: don García Hurtado de Mendoza en El gobernador prudente de Gaspar de Ávila», Hispanófila, 171, junio de 2014, pp. 113-137.

Don García Hurtado de Mendoza en «El gobernador prudente» de Gaspar de Ávila (1)

Como ya anticipé en alguna entrada anterior, en esta comedia el elogio de don García Hurtado de Mendoza es total y abarca diversos aspectos: todo serán encomios, salvo alguna acusación aislada por parte de los indios, que en realidad se refiere más bien a la actuación de los gobernadores anteriores (codicia de Valdivia, imposición de tributos excesivos…)[1].

caupolican4En la Jornada I solo encontramos una alusión a don García, en el tramo final. Ocurre que este primer acto dramatiza los hechos históricos anteriores a su llegada a Chile, esto es, la rebelión araucana y la muerte de Valdivia. Se muestra en las escenas iniciales la elección de Caupolicán como capitán de los araucanos; se plantea la rivalidad amorosa de Tucapel y Lautaro por Guacolda; y apunta ya la importancia del binomio religión / superstición (episodios de las consultas al mágico Fitón y a Eponamón, divinidad araucana equiparada por los cristianos al Demonio). Esa primera alusión a don García tiene lugar precisamente cuando, tras su victoria, los araucanos acuden a honrar a su «Eponamón soberano» (v. 838[2]), quien les pide que se aperciban de nuevo para la pelea porque a los españoles les viene socorro desde el Perú:

… el hijo de aquel virrey
que allí gobierna prudente,
a su rey tan obediente
como observante en su ley,
viene ya surcando el mar.
Preveníos a la defensa,
porque es arrogante y piensa
que os ha de poder domar (vv. 862-869).

Como vemos, además del elogio al gobierno prudente del padre como virrey del Perú, obediente a su monarca (don García va a tener ese modelo), esta primera alusión —hecha desde el punto de vista del enemigo— presenta a don García como arrogante, pues «piensa / que os ha de poder domar». Las palabras resultarán proféticas a la larga, y la elección del verbo domar en esta primera alusión a don García no me parece gratuita, pues los espectadores ya sabían que su actuación daría como resultado final un Arauco domado.

En la segunda y la tercera jornadas la figura de don García dominará por completo el panorama, bien por su presencia efectiva en escena, bien por los elogios a su persona puestos en boca de los españoles y también de sus enemigos araucanos. Así, al comienzo del tercer acto se producirá un significativo diálogo entre los indios, que creen que don García ha quedado engañado y descuidado tras la falsa embajada de paz que le han enviado con Colocolo:

CAUPOLICÁN.- ¿Qué talle tiene?

COLOCOLO.- Valiente
parece.

RENGO.- ¿El rostro?

COLOCOLO.- Excelente.

LAUTARO.- ¿Airoso cuerpo?

COLOCOLO.- Bizarro,
aunque sin mucho desgarro,
que es reportado y prudente.
Con particular destreza
parece que en sus acciones
se extremó naturaleza
compasando sus razones,
su ingenio y su gentileza.
Y si puede el enemigo
obligarnos a respeto
y amor, claramente os digo
que le soy en lo secreto
del alma inclinado amigo (vv. 1814-1828).

Colocolo le pide que, si lo atrapa vivo, no lo mate, y Caupolicán así lo promete. A tal punto llega la admiración despertada por el enemigo español.

Tres son los aspectos del personaje de don García Hurtado de Mendoza que iremos examinando en sucesivas entradas: 1) su faceta como buen gobernante, destacada desde el propio título; 2) los elogios que se le dedican como militar; y 3) por último, pero muy importante, los aspectos religiosos unidos a su persona y actuación.


[1] Esta entrada forma parte del Proyecto «Autoridad y poder en el teatro del Siglo de Oro. Estrategias, géneros, imágenes en la primera globalización» del Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España (FFI2014-52007-P).

[2] Cito por Gaspar de Ávila, El gobernador prudente / The Prudent Governor, ed. de Patricio Lerzundi, Lewiston / Queenston / Lampeter, The Edwin Mellen Press, 2009, con ligeros retoques en la puntuación. Para más detalles sobre la comedia, ver Carlos Mata Induráin, «Del panegírico a la hagiografía: don García Hurtado de Mendoza en El gobernador prudente de Gaspar de Ávila», Hispanófila, 171, junio de 2014, pp. 113-137.

El enfrentamiento entre Alonso de Ercilla y don García Hurtado de Mendoza (1)

Para comprender la razón última de la redacción de las diversas obras dramáticas del Siglo de Oro español que versan sobre las guerras de Arauco, varias de las cuales fueron un encargo por parte de la familia Hurtado de Mendoza, debemos remontarnos a algunos sucesos históricos anteriores[1]. Recordemos que La Araucana de Ercilla presenta la peculiaridad de ser un poema épico sin héroe: quien debería, sobre el papel, ser el protagonista principal de la epopeya tras la muerte de Valdivia, el nuevo capitán de las huestes españolas, don García Hurtado de Mendoza, aparece, sí, mencionado elogiosamente en algunas ocasiones, pero en modo alguno alcanza la categoría de héroe épico. Si queremos buscar un héroe en La Araucana, este sería colectivo: el pueblo mapuche en defensa a ultranza de su libertad; y, si hubiera que individualizarlo en la persona de uno de sus protagonistas, entonces tendríamos que pensar, sin duda, en el toqui Caupolicán.

Pues bien, la razón de ese retrato «de bajo perfil» —por así decir— con que aparece caracterizado el marqués de Cañete en La Araucana la tenemos en el enfrentamiento personal que tuvo lugar entre don García y Ercilla en la ciudad de La Imperial en 1558, que recogen los cronistas y que se menciona también en el juicio de residencia al gobernador, y que el propio soldado-escritor evoca en un par de ocasiones en su poema (se refiere a ello como «un caso no pensado»).

Alonso de Ercilla

En efecto, después del regreso de las tropas españolas de su expedición al canal de Chacao y el archipiélago de Chiloé, se celebraron en La Imperial unas fiestas y justas, en las que se produjo cierto incidente como resultado del cual Ercilla fue detenido por orden de don García y condenado a muerte, aunque luego esa pena le fue conmutada por la de destierro. Así lo evoca Góngora Marmolejo en su crónica:

Don García, estando en este tiempo en la Ciudad Imperial regocijándose en juegos de cañas y correr sortija, con otras maneras de regocijo, quiso un día salir de máscara disfrazado a correr ciertas lanzas en una sortija por una puerta falsa que tenía en su posada, acompañado de muchos hombres principales que iban delante, y más cerca de su persona don Alonso de Arcila, el que hizo el Araucana, y Pedro Dolmos de Aguilera, natural de Córdoba. Un otro caballero llamado don Juan de Pineda, natural de Sevilla, se metió en medio de ambos; don Alonso, que le vido venía a entrar entre ellos, revolvió hacia él echando mano a su espada; don Juan hizo lo mismo. Don García, que vido aquella desenvoltura, tomó una maza que llevaba colgando del arzón de la silla y, arremetiendo el caballo hacia don Alonso, como contra hombre que lo había revuelto, le dio un gran golpe de maza en un hombro, y tras de aquel otro. Ellos huyeron a la iglesia de Nuestra Señora y se metieron dentro. Luego mandó que los sacasen y cortasen las cabezas al pie de la horca; y él se fue a su posada y mandó cerrar las puertas, dejando comisión a don Luis de Toledo que los castigase; mas en aquella hora muchas damas que en aquella ciudad había, queriendo estorbar el castigo o que no fuese con tanto rigor, quitándole alguna parte del enojo, con algunos hombres de autoridad entraron por una ventana en su casa y se lo pidieron por merced. Condescendiendo a su ruego, los mandó desterrar de todo el reino[2].


[1] Esta entrada forma parte del Proyecto «Autoridad y poder en el teatro del Siglo de Oro. Estrategias, géneros, imágenes en la primera globalización» del Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España (FFI2014-52007-P).

[2] Alonso de Góngora Marmolejo, Historia de todas las cosas que han acaecido en el Reino de Chile, ed. de Miguel Donoso, Madrid / Frankfurt am Main, Iberoamericana / Vervuert, 2010, pp. 286-287.

Don García Hurtado de Mendoza en las comedias del Siglo de Oro sobre la guerra de Arauco (y 2)

En sus cuatro años de gobernación[1], 1557-1561, don García Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete, había avanzado notablemente en la pacificación de aquel «Flandes indiano»[2] que fue Chile. Las tres obras dramáticas de encargo presentan, como es natural en piezas que nacen con voluntad panegírica, varios puntos en común a la hora de trazar la figura de don García con perfiles positivos, si bien cada una de ellas presenta sus propias peculiaridades o focaliza su atención en determinados aspectos.

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No voy a detenerme ahora en un comentario detallado de lo que sucede en Arauco domado y en Algunas hazañas, pero baste decir que en estas piezas —y lo mismo sucederá en El gobernador prudente— el elogio de don García lo vamos a encontrar puesto en boca de distintos personajes y se va a llevar a cabo desde múltiples perspectivas. Todos, hasta sus enemigos, ponderarán su nobleza, prudencia, valor, generosidad, espíritu de justicia, etc. Y, por supuesto, también sus propios hechos y sus palabras en escena servirán para trazar su idealizado retrato. Las palabras elogiosas, el reconocimiento de sus méritos y virtudes, aparecen continuamente y vienen de todas partes: lo elogiarán amigos y enemigos, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, con frases y expresiones que forman un panegírico completo. En efecto, todas las comedias nos lo presentan como un general valiente y previsor, generoso, nada codicioso (no son posibles las acusaciones de codicia porque, se insiste, la tierra de Chile es pobre), un magnífico gobernador, piadoso y cristiano, fiel a su rey y con un firme proyecto de pacificar el rebelde territorio araucano para lograr la consecución de una monarquía católica y universal. Lo vamos a ver con más detalle en las sucesivas entradas que dedicaremos al análisis de El gobernador prudente.


[1] Esta entrada forma parte del Proyecto «Autoridad y poder en el teatro del Siglo de Oro. Estrategias, géneros, imágenes en la primera globalización» del Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España (FFI2014-52007-P).

[2] Por denominarlo con el sintagma que figura en el título de la crónica de Diego de Rosales. Para más detalles sobre la comedia que nos ocupa ahora, ver Carlos Mata Induráin, «Del panegírico a la hagiografía: don García Hurtado de Mendoza en El gobernador prudente de Gaspar de Ávila», Hispanófila, 171, junio de 2014, pp. 113-137.

Don García Hurtado de Mendoza en las comedias del Siglo de Oro sobre la guerra de Arauco (1)

En el teatro español del Siglo de Oro existen varias piezas que tienen como tema la conquista de Chile y las guerras de Arauco[1]. Dentro de ese corpus, hay algunas comedias encargadas por la familia de don García Hurtado de Mendoza que tienen como objetivo prestigiar la figura del cuarto Marqués de Cañete, quien había sido gobernador de Chile en los años 1557-1561 y había impulsado la pacificación de Arauco. Ocurre que Alonso de Ercilla, en su famoso poema épico de La Araucana, no había destacado suficientemente su actuación; y, para contrarrestar ese voluntario olvido, se preparó todo un programa de propaganda[2] que incluyó no solo obras de teatro, sino también crónicas, biografías, poemas épicos, etc. Las tres piezas teatrales que revisten ese carácter de «obras de encargo» son Arauco domado de Lope de Vega, la más famosa y la que más bibliografía ha generado; Algunas hazañas de las muchas de don García Hurtado de Mendoza, Marqués de Cañete, escrita en colaboración por nueve ingenios capitaneados por Luis de Belmonte; y El gobernador prudente, de Gaspar de Ávila.

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A lo largo de varias entradas iré recordando primero el contexto histórico y las razones que llevaron a la escritura de estas obras. Después, tras referirme brevemente a las otras dos comedias, centraré mi análisis en la caracterización de don García Hurtado de Mendoza que ofrece El gobernador prudente: en esta pieza se destacan las virtudes de don García como vasallo leal a su rey, militar avisado y gobernador prudente y justo al que no solo le importa la conquista territorial, sino sobre todo la conquista espiritual de las almas. El resultado de conjunto, como no podía ser de otra manera, es una visión altamente idealizada del personaje: en efecto, todas esas facetas conforman el retrato modélico de un gobernante cristiano, en el que el aspecto religioso constituye uno de los rasgos más destacados. Ahora bien, cabe añadir que ninguna de las obras derivadas de tal campaña de propaganda logró elevar a don García a la categoría de héroe histórico-literario capaz de pervivir en el imaginario colectivo.

Una cuestión más para cerrar estos comentarios preliminares. ¿Qué fuentes manejan los autores de estas obras y qué uso hacen de la historia? ¿Qué datos históricos escogen y cuáles desechan? ¿Con qué grado de fidelidad nos presentan personajes y acontecimientos? ¿Cómo manipulan la historia para lograr unos fines ideológicos o literarios? ¿Se puede aplicar con propiedad a estas piezas la etiqueta de «teatro histórico»? Son preguntas bastante complejas y las respuestas requerirían matices distintos para cada una de las obras, que habría que examinar por separado: en algunas (por ejemplo en Arauco domado de Lope) el ajuste a los hechos históricos es mayor que en otras, si bien en líneas generales habrá que decir que al dramaturgo del Siglo de Oro le interesará mucho más ceñirse a la verdad dramática que a la histórica… Por otro lado, existe ya abundante bibliografía sobre esta cuestión de las fuentes manejadas por estas piezas dramáticas, así que aquí apenas me detendré en esta cuestión[3].


[1] Esta entrada forma parte del Proyecto «Autoridad y poder en el teatro del Siglo de Oro. Estrategias, géneros, imágenes en la primera globalización» del Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España (FFI2014-52007-P).

[2] Ver especialmente Victor Dixon, «Lope de Vega, Chile and a Propaganda Campaign», Bulletin of Hispanic Studies, 70:1, 1993, pp. 79-95. Sobre la comedia genealógica y el mecenazgo de la nobleza, en general, remito a varios trabajos de Teresa Ferrer Valls: Nobleza y espectáculo teatral (1535-1622). Estudio y documentos, Valencia, UNED / Universidad de Sevilla / Universitat de València, 1993; «Lope de Vega y la dramatización de la materia genealógica (I)», en Teatro cortesano en la España de los Austrias, ed. de José María Díez Borque, Cuadernos de Teatro Clásico, 10, 1998, pp. 215-231; «Lope de Vega y la dramatización de la materia genealógica (II): lecturas de la historia», en La teatralización de la historia en el Siglo de Oro español. Actas del III Coloquio del Aula-Biblioteca Mira de Amescua, ed. de Roberto Castilla Pérez y Miguel González Dengra, Granada, Universidad de Granada, 2001, pp. 13-51; y «Teatro y mecenazgo en el Siglo de Oro: Lope de Vega y el duque de Sessa», en Mecenazgo y Humanidades en tiempos de Lastanosa. Homenaje a la memoria de Domingo Ynduráin, ed. de Aurora Egido y José Enrique Laplana, Zaragoza, Instituto de Estudios Altoaragoneses / Institución «Fernando el Católico», 2008, pp. 113-134.

[3] Para el corpus de teatro sobre las guerras de Arauco remito como trabajos de conjunto a los de Patricio C. Lerzundi, Arauco en el teatro del Siglo de Oro, Valencia, Albatros Hispanófila Ediciones, 1996; y Mónica Escudero, De la crónica a la escena: Arauco en el teatro del Siglo de Oro, New York, Peter Lang, 1999. Para más detalles sobre la comedia que nos ocupa ahora, ver Carlos Mata Induráin, «Del panegírico a la hagiografía: don García Hurtado de Mendoza en El gobernador prudente de Gaspar de Ávila», Hispanófila, 171, junio de 2014, pp. 113-137.

El poema «Al apóstol san Pedro» de sor Jerónima de la Ascensión (1605-1660)

La tudelana sor Jerónima de la Ascensión (1605-1660) tomó el hábito de Santa Clara en el convento de su ciudad natal el 25 de agosto de 1633[1]. Por encargo de su confesor, escribió unos Ejercicios espirituales[2] en los que expone una vía de perfeccionamiento interior carente casi por completo de visiones y revelaciones. En el capítulo XXIX de esta obra, folios 150v-157v, figuran recogidos varios poemas suyos («Pónense algunos versos que fervorosa escribió»): son los que comienzan «Amor, amor, amor, / ¡y qué bien has herido…», «Amor, amor, amor, / ¡y qué bien has cumplido…», «Dueño y amante mío…», «De tu divina clemencia…», «A fertilizar el mundo…», «Cuando en la noche mejor…», «Aunque el amor no creció…», «Grande es nuestra dignidad…», «¡Al blanco, al blanco, almas limpias…», «Un enamorado amante…» y «Al que en la cena legal…».

En una entrada anterior ya transcribí la composición dedicada «A la circuncisión del Niño Jesús». Copiaré hoy otro de sus poemas, el dedicado «Al apóstol san Pedro», formado por veinte versos de romance con rima á e más una seguidilla a modo de remate.

SanPedro

Al que en la cena legal[3]
el enamorado amante
ordenó de sacerdote
hoy la Iglesia fiesta le hace[4].
Liberal con él anduvo,
y tan divino trueque hace,
que de pescador de peces
pescador de almas le hace[5].
Prosigue en este favor,
pues le ha entregado unas llaves
con que abra y cierre con ellas
los tesoros de su Padre[6].
Pero tal vez le permite,
porque favores tan grandes
no le causen altiveces,
que una esclavilla le engañe[7];
mas como había de hacer
audiencia de nuestros males
también pasase por ellos
para que nadie le espante.

¡Feliz fue en vos la culpa[8]
pues alcanzasteis,
con el llanto que hicisteis,
bienes tan grandes![9]


[1] Esta entrada forma parte del proyecto de investigación Modelos de vida y cultura en la Navarra de la modernidad temprana, dirigido por Ignacio Arellano, que cuenta con una ayuda de la Fundación Caja Navarra, «Convocatoria de ayudas para la promoción de la Investigación y el Desarrollo 2015», Área de Ciencias Humanas y Sociales.

[2] La ficha completa del libro es: Ejercicios espirituales que en el discurso de su vida, desde que tuvo uso de razón, hizo y ejercitó con el favor divino la venerable madre sor Jerónima de la Ascensión, religiosa y abadesa que fue del convento de Santa Clara de la ciudad de Tudela, de Navarra. Escribiolos la misma de su mano y letra con viva mortificación suya, por precepto de obediencia de su Provincial el M. R. P. fray Miguel Gutiérrez, letor jubilado y calificador del Santo Oficio de la Inquisición, para consuelo y aliento de las almas pías. Y para mejor inteligencia, hizo el dicho padre la Introdución, que se pondrá al principio. Contiene lo que va en este libro dotrina muy provechosa, no solo para personas que tratan de perfección, sino también para los padres espirituales que las gobiernan y para predicadores. Va dirigido a la soberana Reina de los Ángeles, María Señora nuestra, protectora de los justos, y abogada de los pecadores, Zaragoza, en la imprenta de Miguel de Luna, 1661.

[3] cena legal: la Última Cena, que se hacía entre los judíos para cumplir con el precepto legal de celebrar la Pascua.

[4] hoy la Iglesia fiesta le hace: la festividad de san Pedro se celebra el 29 de junio.

[5] pescador de almas le hace: tras la pesca milagrosa, Jesús le anuncia a Simón Pedro que será pescador de hombres (Lucas, 5, 8-11), y él y sus compañeros, dejándolo todo, deciden seguir al Maestro.

[6] unas llaves … tesoros de su Padre: estas llaves simbolizan las puertas del cielo y del infierno; Jesús le dijo a Pedro: «Te daré las llaves del Reino de los Cielos, y lo que ates en la tierra quedará atado en los Cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los Cielos» (Mateo, 16, 19).

[7] una esclavilla le engañe: se refiere a la criada de la casa del Sumo Sacerdote que identifica a Pedro como uno de los que iban con Jesús, lo que dará lugar a la triple negación del discípulo (Marcos, 14, 66-72).

[8] Feliz fue en vos la culpa: la expresión felix culpa se aplica más frecuentemente a la caída en pecado de Adán y Eva: con su desobediencia a los mandatos divinos, pecaron, pero esa misma circunstancia de la culpa deja abierta la puerta a la redención de todo el género humano. Aquí se refiere al arrepentimiento de Pedro tras las negaciones.

[9] Incluido en Ejercicios espirituales, Zaragoza, en la imprenta de Miguel de Luna, 1661, fol. 157v.