Cronología de Francisco Antonio de Bances Candamo (1662-1704)

Bances Candamo, «escritor límite» en acertada expresión de Juan Manuel Rozas, es el autor más destacado de entre quienes escribieron en tiempos de Carlos II, valga decir en las postrimerías del Barroco. Las fechas de su biografía (1662-1704) coinciden casi exactamente con las del reinado del último Austria (1665-1700). Su figura ofrece, además, el interés de aunar la teoría y la práctica teatral. Bances Candamo defenderá en su preceptiva dramática y cultivará en sus comedias un teatro pedagógico (que se propone enseñar al rey y al pueblo), siendo el conjunto de su producción una «literatura comprometida» —podría decirse así— con su tiempo y con la situación de su país, en especial en lo concerniente al problema sucesorio al trono. El Grupo de Investigación Siglo de Oro (GRISO) de la Universidad de Navarra desarrolla desde hace años, bajo la coordinación del Dr. J. Enrique Duarte, un proyecto de investigación que tiene como objetivo el estudio y edición crítica de sus obras.

Aquí ofrezco un resumen cronológico de este interesante escritor, heredero de Calderón en lo teatral como lo es de Góngora en lo poético; en suma, el último dramaturgo y poeta —todavía con una calidad notable— del Barroco español.

Bances_Retrato

1662 Nace, probablemente, el 26 de abril en la parroquia de Sabugo, barrio marinero de Avilés (Asturias), siendo bautizado el 4 de mayo. Sus padres, el sastre Diego de Bances Grado y María López Candamo y Fernández de Bustos, son pobres (cuando muera su padre, antes de que él cumpla un año, será enterrado de limosna), pero de ascendencia hidalga, de la que se enorgullecerá más adelante:

Noble cuna me dio Asturias
en el lugar primitivo
en que a vuestros ascendientes
hicieron reyes los míos[1].

1672 Enviado por su madre a Sevilla, para que se forme con su tío don Antonio López Candamo, canónigo de la catedral, recibe ese año las órdenes menores. Desde niño destaca por su talento, ingenio, buena memoria, elocuencia y erudición.

1677 Tras hacer estudios de Filosofía, en este año inicia los de Leyes y Cánones en la Universidad de Sevilla. Obtendrá el grado y, de dar por buena una afirmación suya, también el título de doctor.

1682 Su primera publicación es un soneto laudatorio en los preliminares del Apólogo membral: discurso jocoserio, moral y político de Francisco Godoy. Participa posiblemente en los círculos literarios de Sevilla. En su madurez reconocerá dos etapas en su producción: «Fui ruiseñor en el Betis / y en el Manzanares cisne».

1683 Escribe una comedia, El ilustre Luis de Badem, sobre el sitio de Viena, ocurrido el 11 y 12 de septiembre de este año, la cual podría haberse representado entre finales de 1683 y principios de 1684 (Gilabert).

Hacia 1684 (en cualquier caso, entre 1682 y 1685), ya licenciado en Cánones, marcha a Madrid, donde triunfará en el teatro. Su actividad se irá haciendo cada vez más intensa y a la altura de 1687 llegará a ser el dramaturgo oficial de Carlos II.

1685 El 3 de febrero participa en una academia literaria en la casa del Regidor de Madrid, Pedro de Arce. Pasa por dificultades económicas, como se desprende de estos versos del vejamen del conde de Clavijo dedicados a Bances:

No tienen hora segura
los hombres, pero tú, sabio,
conoces que los poetas
no tienen seguro un cuarto.

La primera representación teatral de una obra suya de que tenemos noticia corresponde al 15 de noviembre de este año, cuando se estrena en el Coliseo del Buen Retiro —ante los reyes Carlos II y doña María Luisa de Orleáns, y en celebración de los años del emperador de Alemania— su comedia Por su rey y por su dama, a cargo de las compañías de Manuel de Mosquera y Rosendo López. Herido gravemente en el pecho en circunstancias y por causas que se desconocen, el rey se interesa personalmente por su salud.

1686 Estreno el 26 de noviembre, en el Saloncete del Buen Retiro, de La restauración de Buda, comedia de circunstancias (sobre un hecho de actualidad histórica) que se representará también en el Coliseo, donde pueden lucir mejor sus efectos de tramoya.

1687 Estreno de su comedia El mayor monstruo de amor, cuyo protagonista es el cíclope Polifemo, quizá la misma que ¿Cuál es la fiera de mayor entre los monstruos de amor?, que refundirá años después (en 1690) en su zarzuela Fieras de celos y amor. Más importante es otro estreno del mismo año, el de Duelos de Ingenio y Fortuna, comedia mitológica de intriga, y del auto sacramental El primer duelo del mundo, que se representó (con su loa, mojiganga y el entremés de El astrólogo tunante) en Palacio el 29 de mayo, el 30 ante el Consejo de Castilla y en días sucesivos para los demás Consejos y la villa de Madrid, por las compañías de Agustín Manuel de Castilla y Simón Aguado. Probablemente es en este año cuando se convierte en el dramaturgo de cámara del rey (por un Real Decreto expedido por don Manuel de Lira, Secretario del Despacho General). Es algo de lo que se sentirá especialmente orgulloso:

… el ser únicamente nombrado del rey nuestro señor por su real decreto, para escribir sus festejos, cuyo honor por decreto (aunque ha habido otros que le mereciesen mejor que yo) ninguno hasta hoy le ha tenido[2].

1688 Estreno en Valladolid de su comedia El sastre del Campillo, refundición libre de la comedia homónima de Luis Belmonte Bermúdez.

1689 Prohibición de representaciones teatrales por la muerte de la reina María Luisa de Orleáns, fallecida el 12 de febrero. Esponsales de Carlos II con María Ana de Neoburgo y matrimonio por poderes el 24 de agosto de ese año. En el marco de las polémicas sobre la licitud del teatro, el jesuita Ignacio de Camargo publica su Discurso teológico sobre los teatros y comedias de este siglo (Salamanca, por Lucas Pérez, 1689) en el que censura las representaciones teatrales. Colabora con unos poemas para el volumen que se preparó a la muerte de la reina doña María Luisa de Orleáns, Cantos fúnebres de los cisnes de Manzanares a la temprana muerte de su mayor reina, doña María Luisa de Borbón (Madrid, Sebastián de Armendáriz, 1689).

1689-1690 Primera redacción del Teatro de los teatros de los pasados y presentes siglos, la teoría dramática de Bances Candamo, en respuesta al citado Discurso… del teatrófobo Camargo.

1690 Llega la reina a España y es ratificada la boda en Valladolid el 4 de mayo. Se reanuda entonces la actividad teatral. El 26 de julio, con motivo de la onomástica de la reina, se estrena su zarzuela Fieras de celos y amor, cuyos protagonistas son Circe y el cíclope Polifemo, a cargo de la compañía de Agustín Manuel de Castilla.

1691 Estreno de El duelo contra su dama y reposición para los reyes de El sastre del Campillo. Posible fecha de redacción de El español más amante y desgraciado Macías. El 26 de febrero nace un hijo natural, Félix Leandro José (en sus poesías amorosas Bances canta a una tal Amarili y a una Lisi, pero nada sabemos de sus amores en la vida real). Ese año presenta a la Junta del Corpus dos autos nuevos, Las mesas de la Fortuna y El gran químico del mundo (con su loa y entremés de Las visiones), pero son elegidos para su representación dos autos viejos de Calderón (si bien la Junta valora los dos de Bances como los mejores de entre los nuevos). El 10 de junio participa en unas justas con motivo de la canonización de San Juan de Dios y obtiene el primer premio en una de las categorías.

1692 El 27 de enero se estrena su auto Las mesas de la Fortuna. Segunda redacción del Teatro de los teatros. Entre el otoño de 1692 y comienzos de 1693 se representará la trilogía «maldita» (Sanz Ayán) de Bances Candamo: El esclavo en grillos de oro (20 de noviembre, en el Salón dorado de Palacio), Cómo se curan los celos (22 de diciembre, en el Coliseo del Buen Retiro) y, ya en el año siguiente (el 18 de enero, en Palacio), La piedra filosofal.

1693 En efecto, con motivo de los años de la Archiduquesa María Antonia de Baviera, la compañía de Agustín Manuel de Castillo pone en escena La piedra filosofal, que será la última representación palaciega de Bances. El estreno genera muchas protestas: al parecer, el tema de la sucesión al trono, planteado en la obra, incomoda al impotente Carlos II. Bances renuncia a su puesto de dramaturgo oficial en la Corte —o bien le obligan a dejarlo—, y con ello acaba también su ventajosa posición económica. En lo sucesivo se verá obligado a desempeñar oscuros trabajos administrativos. En uno de sus romances escribirá:

Mi nobleza solo basta
a vivir de ella impedido:
ni pobre parezco honrado,
ni honrado puedo ser rico[3].

1694 Tercera redacción del Teatro de los teatros. Es Administrador de las rentas de la villa de Cabra, el primero de sus varios empleos como oficial de Hacienda.

1695 Como Visitador General de alcabalas, tercias, cientos y millones de Córdoba, Sevilla, Málaga, Jerez y otros lugares del sur de la Península, es enviado a abastecer la plaza de Ceuta, sitiada por el rey de Mequinez. Se representan comedias suyas en provincias. A finales de este año o a principios de 1696 regresa a Madrid e intenta reemprender su labor como dramaturgo.

1696 Estreno en el corral del Príncipe, por la compañía de Carlos Vallejo, de su comedia Más vale el hombre que el nombre, sobre diversas aventuras del duque de Osuna en Flandes.

1697 El 17 de febrero se representa la última obra dramática de Bances, ¿Cuál es afecto mayor, lealtad o sangre o amor?, por la compañía de Carlos Vallejo, en el Real Palacio, ante los reyes. El 1 de abril es nombrado Administrador General de Rentas Reales de la villa de Ocaña y su partido. Termina de escribir su Romance I.

1698 Escribe quizá su «Romance al Señor Almirante de Castilla». Sus enemigos intervienen contra él y es despedido de su cargo.

1699-1702 Pese a su delicada salud, seguirá llevando a cabo una ejemplar labor administrativa en el final del reinado de Carlos II y, muerto el rey en 1700, bajo el reinado de Felipe V. Será Superintendente de las Rentas Reales y Conservaduría de Millones de las ciudades de Úbeda y Baeza y sus Tesorerías, puesto en el que permanece hasta noviembre de 1702, cuando se le ordena trasladarse para desempeñar la Superintendencia de Rentas Reales de San Clemente (Cuenca). Dedicado al ejercicio de estos cargos administrativos, permanece de nuevo alejado del mundillo teatral y las tertulias literarias, aunque trabaja por estas fechas en la redacción de su poema épico El César africano (que quedaría inconcluso).

1704 Acude como juez pesquisidor —¿o quizá en calidad de desterrado?— a la villa de Lezuza (Albacete) y estando allí sufre una enfermedad violenta y breve (se habló, en la época, de un posible envenenamiento: «sospecha incierta de tósigo»). Muere el 8 de septiembre, habiendo dejado sus manuscritos a su antiguo amigo y protector don Antonio Martín de Toledo, duque de Alba. Es enterrado de limosna en la capilla del Santo Cristo de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Lezuza.


[1] Francisco Antonio de Bances y Candamo, «Romance II. Al Primer Ministro», en Obras lyricas, edición y prólogo de Fernando Gutiérrez, Barcelona, Selecciones Bibliófilas, 1949, pp. 121-143.

[2] Francisco Antonio de Bances Candamo, Theatro de los teatros de los pasados y presentes siglos, prólogo, edición y notas de Duncan W. Moir, London, Tamesis Books Limited, 1970, p. 93.

[3] Bances Candamo, «Romance II. Al Primer Ministro», en Obras lyricas, ed. Gutiérrez, pp. 121-143.

La comedia de la decadencia del Barroco en España

Hay que señalar que los primeros cincuenta años del siglo XVIII son postbarrocos en el teatro: hay una clara pervivencia de las formas del XVII[1]. Los epígonos del Barroco mantienen en el siglo XVIII formas caducas, sin la calidad literaria de sus predecesores. No interesa la imitación de Lope o de Tirso, sino la de Calderón, al que todos tienen por modelo. La mayoría de ellos no escriben piezas originales, sino que tienden a la refundición y la rescritura de obras antiguas que se intentan revivir con representaciones de más o menos éxito. No surgen fórmulas nuevas que sustituyan el éxito de las anteriores (tramoya, lances, enredos…). El teatro neoclásico, cuando hace aparición, no despierta el entusiasmo de las masas.

Sin embargo, resulta también evidente que las fórmulas barrocas están ya agotadas: los autores carecen de creatividad, de originalidad y de genio; se da una repetición casi mecánica de esquemas que han perdido vigor y fuerza expresiva; la intriga se complica hasta límites insospechados. Es un teatro sobrecargado de recursos escénicos, música, tramoyas, etc. Hay un gusto exagerado por la aparatosidad (comedias de santos, de bandoleros, heroicas, de magia…).

Loas completas de Bances CandamoEn esta etapa de transición se representan los autores del XVII: Calderón, Moreto, Rojas Zorrilla, Solís, Matos Fragoso, pero curiosamente Lope y Tirso apenas interesan. El último autor barroco destacado es Francisco Antonio de Bances Candamo, dramaturgo oficial de Carlos II, que vive entre 1662 y 1704 y presenta un teatro de transición. Además de varias comedias y autos sacramentales, dejó una obra teórica (de preceptiva dramática) titulada Teatro de los teatros de los pasados y presentes siglos.

En el terreno de los géneros de éxito popular debemos destacar las comedias de santos y de magia; las comedias heroicas y militares; y las comedias sentimentales. Es un corpus de obras de escasa calidad literaria y un gusto exagerado por los excesos. Autores representativos de estas tendencias son Luciano Francisco Comella, Gaspar Zavala y Zamora o Antonio Valladares y Sotomayor. La pata de cabra, comedia de magia debida a Juan de Grimaldi, fue uno de los mayores éxitos de todo el teatro dieciochesco.


[1] Texto extractado, con ligeros retoques, de la introducción a Leandro Fernández de Moratín, El sí de las niñas, ed. de Mariela Insúa y Carlos Mata Induráin, Madrid, Editex, 2012.

Otros entremesistas del Siglo de Oro (y 2)

En fin, todavía podemos ampliar la nómina de cultivadores barrocos del entremés con los siguientes autores:

Francisco Antonio de Monteser (1620-1668): Los locos, La tía, El maulero, La hidalga, El capitán Gorreta, Las perdices.

Francisco de Avellaneda (1622-1675?): El hidalgo de la Membrilla, La visita del mundo, Lo que es Madrid, Noches de invierno; se le ha atribuido también Los rábanos y la fiesta de toros.

Manuel de León Merchante (1626-1680): La estafeta, Los pajes golosos, Los espejos, La sombra y el sacristán, El gato y la montera, Los motes, El abad del Campillo

Vicente Suárez de Deza (h. 1600-h. 1667) reunió buena parte de sus entremeses en la Parte primera de los Donaires de Tersícore (1663): El malcasado, El poeta y los matachines, El alcalde hablando al rey…, piezas que siguen la huella de Benavente y Quevedo.

Máscaras de teatro

—De Francisco Antonio de Bances Candamo (1662-1704) destacan títulos como El astrólogo tunante (tema con precedentes en Cervantes y Calderón), Las visiones (inspirado en El dragoncillo de Calderón) o La audiencia de los tres alcaldes. Cabe añadir que en su Teatro de los teatros de los pasados y presentes siglos establece la teoría poética de los distintos géneros breves.

Antonio de Solís y Rivadeneira (1610-1686) agrupa en su volumen Varias poesías sagradas y profanas (1692) piezas para fiestas palaciegas; podemos destacar varios entremeses para Juan Rana como Juan Rana poeta, Los volatines o El niño caballero.

Pedro Francisco de Lanini y Sagredo (h. 1640-h. 1720) compuso entremeses de ambiente costumbrista madrileño como El día de San Blas en Madrid o La plaza de Madrid.

Alonso de Olmedo (m. 1682): Las locas caseras, El sacristán Chinchilla.

Juan Bautista Diamante (1625-1687) es autor asimismo de algunos entremeses, loas y bailes como el de Los consejos o el Baile en esdrújulos de Marizápalos.

—El portugués Manuel Coelho Rebelho recopiló sus entremeses en Musa entretenida de varios entremeses (1658), algunos escritos en castellano y otros en portugués, El pícaro hablador, El capitán mentecato, El asalto de Villavieja por don Rodrigo de Castro y castigos de un castellano.

Francisco de Castro (1675-1713) es el principal autor de entre los siglos XVII y XVIII con más de cincuenta piezas, que reunió en los tres volúmenes titulados Alegría cómica, explicada en diferentes asuntos jocosos (1702) y en Cómico festejo (1742), con títulos como El vejete enamorado, Lo que son mujeres, Los chirlos mirlos, El estudiante marqués, La burla del sombrero, La burla del figonero, Los gigantones, El cesto y el sacristán.

En fin, el género entremés se prolongará en el XVIII con autores como Antonio de Zamora (h. 1660-h. 1722), José de Cañizares (1676-1750) y Francisco Benegasi y Luján (1656-1742).