Antecedentes de la novela histórica: obras históricas áureas

Volviendo al terreno historiográfico, habría que mencionar las obras de Diego Hurtado de Mendoza (Historia de la guerra de Granada), Luis de Mármol Carvajal (Historia del rebelión y castigo de los moriscos del reino de Granada), Gonzalo Argote de Molina (Nobleza de Andalucía), Hernando de Baeza (Relaciones de algunos sucesos de los últimos tiempos de Granada), Hernando del Pulgar (Crónica de los Reyes Católicos, Compendio de la historia de Granada), el canciller Pedro López de Ayala (sus crónicas), Bernal Díaz del Castillo (Historia verdadera de la conquista de la Nueva España) o el inca Garcilaso de la Vega (Comentarios Reales).

HistoriaVerdaderaDeLaConquistaDeLaNuevaEspaña

La obra de Bernal es una crónica con pretensiones de historia verdadera («esta muy verdadera y clara historia», escribe en el prólogo), pero adornada con ribetes de libro de caballerías: hay en ella una mezcla de realismo (las descripciones de los combates, presenciados por el autor como soldado, que dan sabor de vida vivida a la obra) y de ensueño (los portentos y maravillas del nuevo mundo americano que dejan atónitos a los españoles). Mencionaré además la Historia de España del Padre Mariana, no tanto por la inclusión en ella de elementos novelescos, como por haber servido de inspiración y de fuente documental a varios novelistas españoles, particularmente a los que trataron los temas granadinos[1].


[1] Y no hay que olvidar obras pseudohistoriográficas como son los denominados «plomos» de Granada, falsos cronicones y escritos apócrifos, pues —como señala Juan Ignacio Ferreras— «una falsa historia puede ser una verdadera novela histórica» (La novela en el siglo XVII, Madrid, Taurus, 1987, p. 46). Ver para más detalles Carlos Mata Induráin, «Retrospectiva sobre la evolución de la novela histórica», en Kurt Spang, Ignacio Arellano y Carlos Mata (eds.), La novela histórica. Teoría y comentarios, Pamplona, Eunsa, 1995, pp. 13-63; 2.ª ed., Pamplona, Eunsa, 1998, pp. 11-50.