San Saturnino de Tolosa, patrón de Pamplona

Hoy, 29 de noviembre, es la festividad de San Saturnino, patrón de Pamplona. Frente a lo que muchos piensan, el patrón de la capital navarra no es San Fermín, sino San Saturnino, primer obispo de Toulouse, que predicó en Aquitania durante el consulado de Gracio y Decio, en el siglo II d. C, y que moriría martirizado en Toulouse (c. 257). Su discípulo Honesto vino a predicar a Pompaelo (la actual Pamplona) y poco después se le uniría el propio Saturnino. Ambos convirtieron y bautizaron a varios paganos de la ciudad romana, entre ellos el senador Firmo y su esposa Eugenia, cuyo hijo Firmino (Fermín) sería luego el primer obispo de Amiens (allí sufriría el martirio el 25 de septiembre de 303).

San Saturnino, patrón de Pamplona, en procesión por las calles de la ciudad (foto: Diario de Noticias).

Esta es la historia de San Saturnino, según la recoge la Corónica General de España de Florián de Ocampo-Ambrosio de Morales:

Estando en Roma envió el apóstol san Pedro al obispo Saturnino para que predicase en la ciudad de Tolosa de Francia, que no está lejos de España, por la parte que los montes Pireneos tocan las comarcas de Navarra y Aragón. El santo, no contento con trabajar en la viña del Señor por la parte que se le enviaba, envió a España, y señaladamente a Navarra, un su presbítero llamado Honesto. Este fue recebido en Pamplona con buen acogimiento por tres caballeros, que por ser de la orden patricia los llaman senadores. Sus nombres eran Firmo, Fortunato y Faustino. Comenzándoles Honesto a predicar la fe, se movieron mucho para ser cristianos, y con deseo de ser mejor instruidos le pidieron volviese a Tolosa y les trujese a su obispo Saturnino. Él lo hizo así, y vino a Pamplona. Comenzó a predicar, y en siete días se refiere en sus liciones que convertió cuarenta mil personas, y Firmo, de los senadores, dio a Honesto un hijo suyo pequeño llamado Firmino para que lo doctrinase en la fe. No parece que este santo entrase más adentro en España, porque luego se cuenta como se volvió a su obispado de Tolosa y allá fue martirizado. Y con dejar acá al sacerdote Honesto, como lo era en la vida y costumbres, y a otros fieles, podía pensar que la tierra quedaba proveída de doctrina. En la Corónica del príncipe don Carlos se cuenta que san Saturnino entró por España predicando hasta llegar a Toledo. Yo tengo lo que he dicho por lo más cierto.

Los de Pamplona reverencian por su verdadero apóstol a este santo; y así le tienen de muy antiguo un suntuoso templo que es iglesia parroquial. Usan muy corrompido el vocablo, pues se llama aquella iglesia de San Cerni[1]. Su fiesta celebran a los veinte y nueve de noviembre, y en los Martirologios de Usuardo y Beda en el mismo día le ponen a San Saturnino Mártir, obispo de Tolosa, juntamente con otro San Saturnino, que padeció con Sinisio diácono en Roma. San Isidoro también en su Misal pone a este santo obispo de Tolosa, y refiere su martirio; y así también la Iglesia de Toledo y el obispo Equilino. Mas en ninguno destos autores se hace mención que viniese en España. Esto se halla en las liciones de aquel Obispado, y del de Tolosa y otros; y el príncipe don Carlos lo refiere en su Corónica. Y aunque en las historias de los santos se hallen algunas veces semejantes diversidades, y no se puedan comprobar con todos los autores, es cosa piadosa y devota tener por cierto lo que las iglesias particulares rezan en las fiestas de sus propios santos. Porque la tradición antigua es de harta substancia, y se debe creer que no han conservado aquello tan de veras sin muchos buenos fundamentos y motivos, de que ya agora no se tiene noticia. Y piérdense libros, y consúmense las memorias de algunas cosas con olvido y negligencia, y es mucho que duren otras con buena perpetuidad.

El tiempo en que fue enviado y vino acá este santo se señala en el Breviario de Pamplona haber sido en tiempo del emperador Claudio. Esto puede tener fundamento en haber venido San Pedro a Roma en aquel tiempo, y desde allí pudo proveer así a Francia de doctrina. También se dice allí que este santo fue uno de los setenta y dos Discípulos. Esto pudo bien ser, aunque en el Catálogo que Equilino hace dellos no está nombrado[2].


[1] En realidad, no es que usasen «muy corrompido el vocablo», sino que utilizaban —y así se sigue haciendo en la actualidad— el nombre original en occitano del santo, Cernin.

[2] Corónica general de España [de Florián de Ocampo] que continuaba Ambrosio de Morales, coronista del rey nuestro señor don Felipe II, tomo 4, en Madrid, en la oficina de don Benito Cano, año de 1791, Libro IX, Cap. XIV, «Lo que hay de la venida del apóstol San Pedro a España, y San Saturnino que predicó en este tiempo en Pamplona», pp. 456-458.