La sociedad española en otras comedias de Antonio de Solís

Muchos otros aspectos de la sociedad española aurisecular podrían documentarse fácilmente rastreando pasajes de las demás comedias de enredo de Antonio de Solís[1]: así, en La gitanilla de Madrid, que sigue de cerca la acción de la novela ejemplar cervantina, o en Un bobo hace ciento, y lo mismo en sus entremeses.

Un bobo hace ciento, de Antonio de Solís

Pero basten por ahora los ejemplos señalados, a modo de muestra, para ejemplificar cómo el teatro del Siglo de Oro refleja aspectos concretos de aquella sociedad y cómo, a su vez, esa sociedad podía influir en el teatro. En esta ocasión no me interesaba detenerme en la peripecia dramática, las tramas, los personajes y los enredos de las dos comedias abordadas, sino destacar que este subgénero de la comedia de capa y espada, que da entrada a una rica veta costumbrista, es especialmente productivo para este fin. Por todo ello, podemos concluir que resulta necesario conocer todos los aspectos relacionados con las modas, las costumbres, los usos sociales, las prácticas galantes… para la correcta lectura y comprensión de los textos. Por supuesto, es tarea que corresponde a los estudiosos y editores modernos aclarar con sus notas los pasajes que aludan a todas aquellas costumbres que son diferentes hoy día y que, por tanto, pueden resultar difíciles de identificar para el lector contemporáneo. Es una tarea pendiente en el caso del teatro de Solís[2], y la circunstancia del centenario bien puede ser la ocasión adecuada para abordar ese trabajo por medio de ediciones rigurosamente editadas y anotadas[3].


[1] Ver el portal dedicado a este autor, Antonio de Solís, en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, coordinado por Judith Farré Vidal.

[2] De momento contamos con esta edición: Antonio de Solís, Comedias de Antonio de Solís, ed. crítica de Manuela Sánchez Regueira, Madrid, CSIC, 1984, 2 tomos. Recientemente se ha publicado su teatro breve: Judith Farré Vidal (coord.), Antonio de Solís. Teatro breve, New York, Instituto de Estudios Auriseculares (IDEA), 2016.

[3] Ver para más detalles Carlos Mata Induráin, «La sociedad española aurisecular en el teatro de Antonio de Solís: El amor al uso y El doctor Carlino», en Hala Awaad y Mariela Insúa (eds.), Textos sin fronteras. Literatura y sociedad, 2, Pamplona, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, 2010 (Ediciones Digitales del GRISO), pp. 133-152.

Autores y obras de la comedia moratiniana

Dejando aparte a Leandro Fernández de Moratín, su más egregio representante, otros autores dieciochescos cultivaron la comedia neoclásica. Así, Nicolás Fernández de Moratín publicó en 1762 La petimetra. Se trata de una comedia de capa y espada, híbrido de comedia barroca y comedia a la francesa, que describe un tipo femenino, el de la presumida. El delincuente honrado (escrita en 1773), de Melchor Gaspar de Jovellanos, es obra de tesis sobre los desafíos. Puede ser considerada un melodrama o comedia lacrimosa, un tipo de teatro con abundantes elementos trágicos y sentimentales.

Tomás de IriartePodemos recordar asimismo las comedias de Tomás de Iriarte: Hacer que hacemos (1770), El señorito mimado (1788) y La señorita malcriada (1788, estrenada en 1791). Las dos últimas son las más importantes. En la primera, el protagonista es Mariano; su madre, la viuda doña Dominga, le permite todo, de forma que se convierte en un calavera. Entabla relaciones con Mónica, una chica ligera de costumbres, y firma con ella un compromiso matrimonial. Entra en contacto con una banda de estafadores, que es detenida. Él se salva, pero pierde el verdadero amor de Flora. Se trata, como podemos apreciar, de una obra con intención didáctica, que presenta además algunos rasgos costumbristas. La señorita malcriada viene a ser el reverso de la moneda; aquí la protagonista es Pepita, una joven insolente y de vida desenfada. Su padre, don Gonzalo, un juerguista, la incita incluso a ello, sin preocuparse lo más mínimo de su educación. Pasa por diversas peripecias y al final es recluida en un convento para ver si enmienda su malcrianza. Esta obra denuncia los vicios de la mala educación, con un respeto escrupuloso de las tres unidades.

De Juan Pablo Forner cabe mencionar títulos como La escuela de la amistad o El filósofo enamorado (1795) y La cautiva española. Por su parte, María Rosa Gálvez es autora de Un bobo hace ciento, La familia moderna, Las esclavas amazonas, Los figurones literarios, El egoísta… En fin, Cándido María Trigueros escribió Juan de buen alma y otras obras, que son refundiciones de Lope, Molière, etc.[1]


[1] Texto extractado, con ligeros retoques, de la introducción a Leandro Fernández de Moratín, El sí de las niñas, ed. de Mariela Insúa y Carlos Mata Induráin, Madrid, Editex, 2012.