Por lo que se refiere al contexto histórico-literario y la evolución de Luis Goytisolo, hay que decir que se trata de uno de los novelistas más jóvenes de la llamada «nueva oleada» de la denominada Generación del medio siglo, a la que pertenecen también, entre otros, Martín Santos, Aldecoa, Ferres, López Salinas, Caballero Bonald, Grosso, Sueiro, Fernández Santos y García Hortelano. Sus primeras obras se inscriben dentro del realismo social; para Goytisolo no existía, en ese momento, otra tendencia válida y claramente lo expresaba en una entrevista aparecida en Ínsula[1]. A la pregunta: «¿Se adscribe al arte por el arte o al arte social?», respondía entonces:
Del arte por el arte me parece que ni vale la pena hablar. En cuanto al término «arte social», la verdad es que no lo entiendo, el arte es siempre social. Me adscribo simplemente al realismo. Para el escritor de nuestro tiempo […] lo primero es enfrentarse con la realidad, analizarla, casi como pudiera hacerlo un científico. Si el análisis ha sido inteligente y honesto, el resultado ya entraña una toma de posición. La llamada intención —repito que presupongo la honradez de criterio— me parece un hecho impuesto por la realidad y, en tal sentido, fundamentalmente objetivo. En última instancia, también las intenciones previas tienen que someterse a la realidad, so pena de caer en el idealismo. Conste que para mí la realidad no excluye el mito, lo comprende.
Al realismo social pertenece su primera novela, Las afueras, así como la siguiente, Las mismas palabras, ya que ambas describen, entre otros aspectos, la vida ociosa y absurda de unos jóvenes burgueses. En esa misma entrevista declaraba Goytisolo cuáles eran los novelistas que habían influido en su estilo:
Si sólo se me concediera un nombre, creo que elegiría a Tolstoy. En líneas generales —y si se me permite tal abstracción— me interesan más las novelísticas rusa y norteamericana que la francesa, por ejemplo. De entre los americanos quizá destacaría a Melville, Dos Passos, Hemingway y Faulkner. La influencia de este último, en cambio, me parece funesta: el faulknerianismo sólo se le puede perdonar a Faulkner. Otros novelistas que me interesan son Mann y sobre todo Pavese. Por lo que se refiere a España, Clarín y Baroja. Sobre los jóvenes, sobre mi generación, creo que todavía es pronto para poder opinar. […] Es menos arriesgando limitarse a juzgar las obras, cada obra en concreto. Así puedo adelantar, por ejemplo, que me gustan El Jarama, o Los bravos, o Duelo en el Paraíso.
Y en otro lugar, en el prólogo a Las mismas palabras, reiteraba ideas parecidas:
Por aquel entonces, tanto para mí como para la mayor parte de los escritores españoles de mi generación, el ejemplo a seguir, el modelo por antonomasia, continuaba situado en el campo del realismo crítico norteamericano, singularmente en la obra de escritores como Faulkner, Hemingway, Dos Passos y Scott Fitzgerald, por más que yo, cuando menos, hubiera empezado a tomar distancias, a intentar abrir mi propio camino, hablar con mi propia voz. También me parece interesante señalar la influencia del cine en muchos de nosotros y, más concretamente, del cine influido a su vez por escritores como Pavese, otro autor fiel a los principios del realismo crítico norteamericano[2].
Sin embargo, sabemos que llega un momento de cansancio para el realismo social, tanto para los autores como para los lectores. Se pasa entonces a una novela de mayor experimentalismo: si hasta entonces la denuncia y el compromiso social conllevaban un menosprecio o descuido de la forma, ahora se producirá una renovación que supondrá mayor preocupación formal y una creciente complejidad estructural. En el caso de Luis Goytisolo, eso ocurre con Antagonía, grupo de cuatro novelas-río que incluyen una gran variedad de materiales, reflexiones sobre la novela y el arte de narrar, etc.
Y la evolución narrativa personal ha continuado con las obras posteriores: Estela del fuego que se aleja (1984) y La paradoja del ave migratoria (1987) son dos novelas calificadas por su autor como metafísicas. La aparición en 1992 de Estatua con palomas abrió planteamientos literarios distintos a los de Antagonía, aunque no por ello menos innovadores. Las tres piezas reunidas en 2004 bajo el marbete Tres comedias ejemplares —Mzungo, Placer licuante y Escalera hacia el cielo— son novelas «de género». Los últimos títulos —Diario de 360º, Liberación, Oído atento a los pájaros…— están relacionados con ese nuevo ámbito literario de la narrativa de Luis Goytisolo[3].
[1] Entrevista con el autor, publicada en Ínsula, 146, enero de 1959, p. 4: «Las letras en Barcelona. Entrevista con Luis Goytisolo».
[2] Luis Goytisolo, prólogo a Las mismas palabras.
[3] Ver para más detalles Carlos Mata Induráin, «Sobre el realismo social de Las afueras(1958) de Luis Goytisolo», en Álvaro Baraibar, Tapsir Ba, Ruth Fine y Carlos Mata (eds.),Textos sin fronteras. Literatura y sociedad, Pamplona, Eunsa, 2010, pp. 263-282.